Adam se sorprendió, de todas las personas que imaginó nunca esperó que la nueva procedente de Inglaterra de quien estaba seguro era hija de Madeleine se ofreciera, porque sí, el profesor se había tomado la libertad de leer el expediente de la chica. A pesar de querer saber más, no podía preguntarle a Cameron, sería raro.
— Bien... Arleth ¿Cierto? — La muchacha solo asintió. — ¿Alguien más? — Y silencio fue lo único que logró de sus alumnos. — Visto así, Arleth será la representante de Literatura y Lenguaje. — El timbre sonó y Adam recogía sus materiales—: Reúnete conmigo después de clases, en la sala de profesores. — El catedrático salió.
— ¡¿Estás loca?! — Trevor murmuró al inclinarse hacia ella.
— No... Tal vez. — Arleth suspiró y miró a su amigo, si creían que nadie los veía como dos bichos raros estaban equivocados, Kai mantenía la mirada enfocada en ellos aunque era cierto que apenas podía entender bien que se cuchicheaban. — Era la única forma de acercarme a él sin levantar sospechas.
— Pues ya levantaste muchas siendo la voluntaria.
— Solo quiero... Quiero saber un poco más. — Arleth apretó sus labios. — No es igual preguntarte a ti. Hay cosas que solo Adam sabe...
— Ah, vale, bien, como no soy útil me desechas. — Trevor se reincorporó en la banca, su postura indignada era exagerada.
— Tss, no creí que fueras tan dramático. — Trevor sonrió y causó el mismo gesto en Leth, fue cuando las clases volvían pues la profesora de Economía entraba.
La clase comenzó y Arleth solo pensaba en lo genial que sería poder acercarse a Adam, no quería pedir algo como volver a ser amigos, porque se vería extraño ser camarada de un educador. Sin embargo, deseaba con toda el alma conocer más sobre lo que fue de Adam, con quién se casó, cuando lo hizo, si bien, ella podía preguntarle a Cameron por su familia, no se tentaba a hacerlo ya que sería bastante extraño.
Las chicas se encontraban en el vestuario poniéndose su uniforme deportivo para salir al gimnasio, Arleth seguía dándole vueltas a la manera en la que se presentaría a Adam cuando acabara la jornada escolar. "Hola, soy Arleth, mi madre me contó sobre usted" "Profesor Rosello, llegué" "Hey, Adam, soy Maddie, desaparecí hace treinta años y regresé, no me preguntes bien cómo es posible, solo abrázame, ¡Créeme no estoy loca!" Su cabeza ya no daba para más.
— ¿Sucede algo? — Kae llegó acompañada de Alelí, ambas muchachas se enfocaron es Arleth.
— Creo que comienzo a arrepentirme de ser la ayudante del Profesor Rosello. — No era mentira, quería huir por haber hablado antes de pensar en la consecuencia.
— Estarás bien, el maestro Adam es agradable. — Kae se sentó en el suelo del gimnasio pegando su espalda a la pared, frente a ellas se encontraban los varones quienes colocaban las colchonetas y caballetes de gimnasia. — Además es guapo.
— Pensaba lo mismo. — Alelí se sonrojó con una sonrisa, Kae rio con ella.
— Ay, no... — Leth sonrió, seguía sin imaginar cuántos corazones robaba Adam como educador, porque sí, su amigo seguía siendo guapo. — Pero es un profesor.
— Soñar es gratis, y legal. — El comentario de Kae las hizo estallar en carcajadas.
╭☀╮
— Te esperaré en la entrada. — Trevor avisó mientras seguía avanzando por el corredor, el chico acompañó a su amiga a la sala de profesores. Arleth asintió y respirando profundo, abrió la puerta.
— ¿Permiso?
La sala de profesores era amplia, había ocho escritorios en el centro alineados a lo largo de la sala uno frente al otro, y cinco más pegados a la pared. Más de un profesor que seguía en su escritorio alzó la mirada, Adam levantó la mano para que la chiquilla lo distinguiera; Arleth recorrió el aula con una ligera sonrisa a los profesores que reconocía. Llegó a la otra punta donde el escritorio derecho era ocupado por Adam.
— Hola, Arleth. — Adam saludó cordial con un gesto.
— Hola. — Al encontrarse ansiosa mordisqueó su labio inferior.
— No pensé que te postularas para ser la representante.
— Es el único año que tomaré acá, así que intentaré exprimir la experiencia lo más posible. — No era del todo mentira.
— Maravilloso. — Adam mantenía su sonrisa, cosa que relajó a la muchacha. — Bien, las tareas del representante son sencillas, te contactaré antes de alguna clase para que des aviso a los demás, recojas tareas, entre otras actividades. ¿Complicado?