D E S P E R T A R

「┊ 43 ┊」

 

Todos abrieron los regalos respectivos de Navidad y Año Nuevo, Elián había conseguido una sudadera con el estampado de Simba en grande, como todo un Rey León, dicho regalo por aportación de Jonathan y sugerencia de Arleth, la jovencita le regaló un reloj bastante bonito color negro, era grande y grueso, algo tosco para ser usado por una mujer, sin embargo, en Elián lucía bastante bonito.

 

Jonathan recibió un bolígrafo por parte de Arleth y un libro de temática biográfica sobre un asesino serial, regalo por su hijo. La única joven del lugar recibió una pulsera delgada y con perlitas cortesía de su novio y un set de tocador regalo de Jonathan, el gordito de la casa recibió dos peluches, una pelota, ropa y,muchas cosas más, había sido el más mimado.

 

Siendo las tres de la madrugada la chica llegaba a su casa, había sido un gran año nuevo, alejado de todo lo que conocía, era el primero que pasaba con su novio o bueno, con una pareja y le hacía mucha ilusión.

 

—    Descansa, niñita. — Elián se despidió de ella con un sutil beso.

 

—    Igual tú, Eli. — La chica lo apretujó una vez más y se despidió con un suave gesto de Jonathan en el auto, se alejó de Elián y entró a su casa.

 

Después de haber llegado a su habitación, la jovencita se colocó su pijama y frente a su tocador, se quitó el maquillaje poco después se deshizo de las lentillas, cerrando bien el protector de estas suspiró al mirarse en el relejo. ¿Qué tendría la cajita que su madre le dio para regresar a Jonathan? No se había fijado, no quiso husmear de más, la carta que le dieron Jonathan no la abrió en ese momento, no estaba firmada, no decía nada, solo era un sobre blanco. Se volvió a observar en el espejo, en su momento, estuvo segura de hablar con Jonathan a solas, lo había invitado a tener esa charla.

 

Pero ¿Qué haría después de contarle la verdad? ¿Jonathan la perdonaría tan fácil como Adam? ¿Le prohibiría seguir con Elián? No estaba segura y comenzaba a tener miedo de que algo semejante pasara, se sintió un poco frustrada con solo pensarlo. Se levantó del tocador y arrastró sus pies hasta la cama, mintiéndose bajo las sabanas para no seguir pensando en ello.

 

A la mañana siguiente había ayudado a su padre a preparar el desayuno, ahora lo dos estaban tranquilos en el antecomedor degustando de los wafles que prepararon, solo quedaba una semana para regresar a clases, en dos días más, Trevor regresaría y podría estar con él al menos un día. Le entregaría los regalos que preparó.

 

—    Tu celular suena, bonita. — Su padre la llamó haciendo que la muchacha tomara el celular. Contestó con facilidad la videollamada que mostraba el nombre de Kae, pero, al verse en la pantalla colgó. Su corazón había comenzado a acelerarse de sobremanera.

 

—    ¿Qué pasa? —  Joel la miró extrañado.

 

—    ¡Mis lentillas! —  Exclamó asustada cuando salió corriendo de la cocina para ir a su cuarto, y ponerse como rayo dichos lentes. Cuando estuvo lista fue ella quien llamó de regreso. — ¡Perdón! Es que estaba... Ocupada. — Kae la miró mal.

 

—    No importa. — La expresión de su amiga pronto cambió a una amplia sonrisa. — ¡Feliz año nuevo, Leth! — Celebró.

 

—    ¡Feliz año nuevo, Kae! ¿Kai-kun no está contigo? — La muchacha negó.

 

—    Está dormido, es un poco tarde por acá.

 

—    Entiendo. — Y comenzaron a hablar sobre sus regalos y lo poco que vivieron en Año Nuevo, Kae le contó la aventura con sus amigos de Sapporo, lo que habían hecho, las campanadas, el lugar, había logrado mostrarle fotografías del evento por la noche, los fuegos pirotécnicos y demás.

 

—    Y... — La muchacha hizo una pausa dramática que intrigo a Arleth.

 

—    ¿Y?

 

—    Estaba hablando con Raziel... Dijo que quería contarme o bueno, decirme algo una vez que volviera. — La susodicha se sonrojo completamente. Arleth sonrió amplio con pillería.

 

—    ¡Se te va a declarar!

 

—    ¿Tú crees? ¡No! — El bochorno de Kae era tan lindo.

 

—    Ay, ¡Claro que sí! Es seguro, Raziel me preguntaba mucho por ti la vez que fuimos al cine.

 

—    ¡¿Y qué te dijo?! — Kae soltó un grito más de susto que de emoción. Comenzó a discutir con alguien en japonés y Arleth también se llevo un sustito al ver a Kai.

 

—    Feliz año, Leth.

 

—    Hola, Kai-kun. — El muchacho sonrió.

 



#33710 en Novela romántica
#3275 en Ciencia ficción

En el texto hay: ciencia, romance, drama

Editado: 25.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.