D E S P E R T A R

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— ¿Estás bien? — La voz de Trevor la hizo mirarlo. Arleth asintió, en todo el recorrido a su casa permaneció en su mente, callada sin prestar atención a su alrededor.

 

— Sí... Un poco abrumada nada más. — Aseguró con una sonrisa. — No imaginé que tu madre lo descubriría así de... ¿Fácil?

 

— Bueno, perdón por haber confesado el secreto antes de tiempo. — Arleth rió.

 

— Eras un niño, los secretos son complicados a esa edad. — Argumentó con diversión, Trevor apagó el auto ocasionando que Arleth notara que ya habían llegado a su hogar. Aunque no quisiera, Trevor se preguntó qué imagen tenía su amiga de él, es decir, entendía que era su amigo, sin embargo... ¿Lo vería como un niño o algo similar?

 

— ¿Te veo el lunes? — La jovencita asintió mientras se quitaba el cinturón, se acercó a su amigo dejando un sutil beso en su mejilla entonces abrió la puerta de carro y tomando impulso salió de éste con la caja y los álbumes.

 

Arleth no se giró a despedirse de nueva cuenta de Trevor, su mente seguía pensando en la manera tan simple y casi alucinante en la que Amelia descubrió su verdad, no se sentía agobiada tampoco temerosa era diferente a como lo experimentó con Adam, porque sintió que con su amigo había llegado a ser algo egoísta, un sentimiento similar era lo que percibía con la intención de contarle a Jonathan todo.

 

— Hola, cariño. — Su madre la saludó, curiosa, Estela se acercó a ayudarle con lo que tenía en manos. — ¿Qué son?

 

— Álbumes de Amelia... — Estela miró a Arleth con cautela. — Vino con Trevor. Y lo sabía, es decir, ella ya sabía quién era yo por eso me hablaba con tanta familiaridad y me hacía sentir de nuevo Madeleine y... — Estela le puso una mano en el hombro luego de dejar las cosas que tenía en el sofá.

 

— Respira, corazón.... — Entonces Arleth exhaló con fuerza.

 

— Mamá, Amelia sabe que soy Madeleine, sabe quién soy.

 

— Lo sé, Víctor nos contó. — La sonrisa de su madre volvió a tranquilizarla. — Hace unos meses le contamos a Amelia, le explicamos el procedimiento y todo... Sentimos mucho haberlo hecho sin que supieras, pero...

 

— Gracias. — Arleth se abrazó a su madre. — Gracias, gracias Mamá, Amelia me recibió con tanto amor.

 

— Tratamos de comprender que tan importante es para ti que tus cercanos sepan la verdad, así que, en lugar de mantener la mentira frente a ella elegimos contarle lo sucedido. — La jovencita sonrió, ocultando su rostro en el pecho de su madre, Estela se quedó callada acariciando la cabellera de su hija por el tiempo que ella decidió.

 

— Mamá, le contaré a Jonathan. — Estela no parecía sorprendida ni alarmada como en un inicio.

 

— Muy bien, cielo. — La anciana le dejó un beso en la coronilla abrazando de nuevo a su pequeña niña.

 

╭☀╮

 

De acuerdo a ella, todo estaba bien planeado, pero seguía mirando la libreta donde anotó todo lo que planeaba explicar y contarle a Jonathan, sin embargo, las anotaciones y datos habían ido en aumento tras pasar los días, cuando se sentía abrumada simplemente regresaba a la rutina escolar, olvidándose de todo aquello que la agobiaba, no obstante, cuando se encontraba sola regresaba a preocuparse y rellenar más su lista de datos importantes que compartir con Jonathan, hasta había escrito las frases que encontraba más correctas y precisas.

 

— No quise preguntar antes, pero... ¿Qué haces? — Adam se sentaba frente a ella en la banca de Alelí, era el segundo receso del día lo que significaba soledad en el aula.

 

— Notas para decirle a Jonathan la verdad. — El catedrático creo una mueca.

 

— No creo que necesites un guion o memos para eso. — Adam le había quitado la libreta y estaba repasando las anotaciones de su amiga, suspiró antes de dejarla de nuevo en la mesita.

 

— Con él debo ser cuidadosa. — La chica se alteró exhalando con fuerza al resignarse. — Tengo miedo... ¿Y si me pide que termine con Elián? ¿Qué tal si piensa que soy un fenómeno? ¡¿Y si me entrega o algo así?!

 

— ¿Entregarte a quién, enana? Estás dándole muchas vueltas al asunto, Jonathan lo tomará bien. — El profesor acomodó su mentón en la palma de su diestra recargada en la mesa de Arleth.

 

— ¿De verdad? — La muchacha se apretó los labios, estaba nerviosa y ni siquiera había actuado. Solo tenía el plan de acción.

 

— Sí... Eso creo, es decir, no, sé que será así. — La sonrisa de su amigo la animó.



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En el texto hay: ciencia, romance, drama

Editado: 25.05.2020

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