El único sonido presente era el llanto de Arleth. Era confuso, afuera de esa habitación cantaban los pájaros, el sol estaba radiante, las nubes como algodones totalmente blancos y esponjosos, ¿Quién imaginaria que un día con un clima tan agradable fuera el mismo infierno para una jovencita? No estaban seguros de cuanto tiempo pasó antes de que Arleth se dejara vencer por el cansancio, se desgastó completamente al sollozar, Kai la sostuvo entre sus brazos y con ayuda de Trevor la metieron bajo las sabanas de su cama.
Su rostro en general detallaba la desolación que la jovencita experimentaba, ojos y nariz hinchados, enrojecidos, daba la impresión de seguir batallando en su sueño, porque, a pesar de estar dormida, no parecía nada tranquila.
Trevor la observó una vez más, podía definirse como incompetente, la muchacha que más le importaba luego de sus hermanas y madre se encontraba sufriendo y él no podía hacer nada para ayudarle. Suspiró con frustración y cerró la puerta, encontrándose con Kai a un costado de él. Compartieron una mirada y en silencio, los dos bajaron a la cocina, donde tomaron lugar en la isla, Kai sentado en la periquera estaba atento a los movimientos de Trevor, el chico le servía soda de lima. Le pareció un robot actuando, el silencio comenzaba a ser abrumador hasta para él, pues, llevaban varios minutos donde no hablaban, ya no se miraban, ¿Qué tenían que hacer? ¿Cómo debían manejar la situación?
— ¿Cuándo te enteraste? — Kai rompió el silencio, Trevor se recargó en la barra de la cocina.
— Hace nueve años. — El japonés levantó la mirada con rapidez, ¿Desde incluso antes de que su amiga despertará? ¿Cómo sería eso posible? — Mi abuelo y el padre de Leth son los investigadores principales de la asociación donde ella-
— ¿La usaron como sujeto de prueba? — Trevor negó con insistencia. El jovencito diría que fue alguien más quién lo hizo, alguien sin corazón y con mucha avaricia en su interior.
— Fue obligada a ingresar en una cápsula, tengo entendido que visitó la asociación, se topó con Amadeus Marsden y, él hizo que ella, pues, desapareciera.
— ¿Amadeus Marsden? ¿El político? — Trevor rememoró la situación, sí, Marsden se había postulado como ministro.
— El mismo. — El jovencito suspiró, Marsden había estado tan ausente de la asociación porque tenía asuntos políticos más importantes que atender, como aumentar su reputación de forma favorable. La verdad, al jovencito nunca le agradó, había sido testigo de la manera en que trataba a las personas, de la suficiencia que tenía al caminar y actuar o la poca educación cuando se trataba de personas que consideraba inferiores a él, es decir, la gran mayoría. — La conocí cuando era un niño... La vi dormida dentro de una máquina, y...
— ¿Desde entonces te gusta? — Kai preguntó con mucho tacto.
— No estoy seguro... Quería conocerla, sí. Quería saber de ella, escucharla, verla despierta... Fue después de conocerla que comprendí lo mucho que me gusta. — La respuesta pareció satisfacer la curiosidad de su amigo.
— ¿Se te ocurre alguien que haya inventado toda esa historia? — Kai preguntó, pues, aunque no quisiera, si querían arreglar algo debían empezar por los dramas estudiantiles que se estaban presentando.
— Me pareció ver a Olivia cuando Arleth estuvo con el padre de Elián. Imaginé que estaba delirando, pero...
— Comenzaré a investigar, será fácil rastrear la dirección IP o algo para saber desde donde fueron publicadas.
— Pensaba en pedir a Kryos que las eliminaran pronto. ¿Te gustaría venir conmigo? — A Kai se le iluminó el rostro, trato de contenerse, sin embargo, una amplia sonrisa salió de él, sí, le hacía ilusión visitar el dichoso Kryos, y quizá, conocer todo lo que había dentro.
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¿Quién diría que antes su mayor temor era estar dormida? Ahora Arleth ansiaba cerrar los ojos y huir de la realidad, creía que todas sus pesadillas se materializaban una vez despertará. Suspiró al encontrarse en el resguardo de su habitación, por la ventana se filtraba la luz anaranjada del crepúsculo. Solamente habían transcurrido dos días, dos horribles días. Muchos de sus compañeros seguían susurrando al pasar cerca de ellos, Kae, Cameron y Raziel no le hablaban, la evadían por completo, tampoco intentó acercarse a ellos, volver a enfrentarlos, porque no tenía fuerza y, aunque no quisiera aceptarlo, tenía miedo de ser de nuevo rechazada. Ella seguía huyendo, prefería huir a hacer cara a las cosas. Estaba mal, sin embargo, se tragaría el cuento de que ellos necesitaban tiempo y gradualmente todo se arreglaría, sin hacer nada, sin actuar, Arleth se creería la idea de que mágicamente volvería a obtener felicidad y tranquilidad.
Trevor y Kai se aliaron más con ella, no obstante, eso lejos de alegrar a Arleth le hacía sentirse todavía más lamentable, se hacía a la idea de no merecer el apoyo de los chicos, ellos estaban siendo igual de perjudicados que Arleth, o peor, de una manera que consideraba injusta. Ella fue la causante de que Kai no hablara con su hermana, de que ambos muchachos perdieran a sus amigos.