La lluvia cae
en la tarde invernal.
La ansiedad retumba
es un ruido sordo y leal.
Y en el silencio gris
de este día que se va,
queda el mal sabor
de unos labios que no están.
Unos labios distantes
que me saben a ansiedad,
a recuerdo que apresa
y a fría soledad.
Es el eco de un beso
que se perdió en el ayer
y que ahora me atrapa
con su no-volver.