Daelyn night: serie luminaristas

Magia,despertar,y....¡Amber!

Susurros de Magia

La luz de la luna entra a través de las cortinas entreabiertas, bañando la habitación en una penumbra plateada. Puedo escuchar su respiración tranquila junto a mí, el ritmo acompasado de su pecho subiendo y bajando mientras descansa, ajeno a todo lo que se esconde bajo mi piel.

Ethan.

Un simple humano. Un hombre que no tiene idea de las sombras y la luz que habitan dentro de mí.

Mis dedos trazan patrones invisibles en su piel desnuda, sintiendo su calor, su humanidad. Me muerdo el labio. He intentado decírselo, darle señales. Se las susurré entre besos, las escondí en las caricias, en el fulgor dorado de mis ojos cuando el placer me venció. Pero él solo me miró con esa sonrisa embriagadora, sin sospechar la verdad que se desbordaba en cada uno de mis gestos.

—No sabes lo que soy… —murmuro en la penumbra, más para mí misma que para él.

Ethan se mueve ligeramente, girando su rostro hacia mí. Sus dedos rozan mi mejilla con una ternura que me desarma.

—Sé lo que necesito saber —responde en un murmullo somnoliento, y su sonrisa perezosa me roba el aliento.

Él no lo entiende. No entiende que entre mis venas corre la magia de las hadas y la oscuridad de las brujas. Que mi existencia es una anomalía, un error entre la luz y la sombra. Que si el Consejo descubre esto…

Mis pensamientos se desvanecen cuando Ethan se incorpora, apoyando su peso sobre un codo para mirarme mejor. Sus ojos, iluminados por la luna, tienen ese brillo despreocupado que me hace querer olvidarlo todo y perderme en él otra vez.

—Ven aquí… —susurra, y su mano se desliza por mi cintura, atrayéndome contra su cuerpo.

Su piel es cálida contra la mía. Sus labios encuentran mi cuello en un beso lento, distraído.

Le entregué pistas. Le hablé en susurros. Le mostré mi verdadero yo en la forma en que la magia vibraba en mi piel cuando hacíamos el amor.

Pero él sigue sin verlo.

Y tal vez… tal vez no quiero que lo haga.

Porque aquí, en esta cama, en este momento, no soy la anomalía que todos temen. No soy la criatura que el mundo quiere destruir.

Aquí, soy solo Daelyn.

Y por esta noche, eso es suficiente.

Caída y Despertar

El campus está lleno de vida. Estudiantes conversando en los pasillos, otros corriendo porque llegan tarde a clase, y yo… yo intentando ignorar la mirada de Ethan mientras camino con mi bandeja en la cafetería.

—¿Hasta cuándo vas a evitarlo? —pregunta Amber con una sonrisa burlona.

—No lo estoy evitando.

—Claro, solo te escondes detrás de los estantes de la biblioteca cuando lo ves. Muy normal.

Le lanzo una mirada de advertencia, pero antes de que pueda responderle, la voz de Emily suena detrás de nosotras.

—¿Vamos? No quiero llegar tarde otra vez.

Nos dirigimos al edificio principal, y en las escaleras que llevan al segundo piso, Amber se gira para decir algo sin fijarse en su movimiento. Su codo choca contra mí, y antes de procesarlo, pierdo el equilibrio.

El mundo gira.

Las voces se vuelven ruido de fondo.

Y luego, el impacto.

Mi cuerpo rueda por los escalones, el dolor estallando en cada parte de mí. Alguien grita. O tal vez soy yo.

—¡Daelyn! —La voz de Ethan suena lejana.

Pero antes de que el dolor me domine por completo, siento una energía distinta en el aire. Algo pesado, familiar.

Magia.

Un susurro. Un conjuro.

Y entonces, la oscuridad me envuelve.

Despierto en mi habitación, con un dolor sordo en todo el cuerpo. Parpadeo varias veces antes de notar las figuras a mi alrededor.

Emily. Amber.

Mis padres.

Y Ethan.

Mis latidos se aceleran al verlo allí, de pie junto a mi cama, con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—¿Qué… qué pasó? —Mi voz es ronca.

—Caíste por las escaleras. —Emily me mira con expresión culpable—. Amber te empujó sin querer.

—¡Fue un accidente! —protesta Amber.

—Lo sabemos —interviene mi madre con su tono sereno—. Por eso estamos aquí.

Intento incorporarme, pero el dolor me lo impide. Ethan da un paso adelante, y cuando nuestras miradas se cruzan, noto algo extraño en la suya.

—Dijeron que perdiste el conocimiento —dice él lentamente—. Pero no es cierto, ¿verdad?

El aire se vuelve pesado.

Emily y Amber se tensan.

Mis padres intercambian una mirada de advertencia.

Ethan lo sabe.

No la verdad completa, pero algo sospecha.

Y yo… yo no sé cómo ocultarlo esta vez.




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