Daemon (orgullo Blanco 2)

Confundida

[Capítulo 2]

 

{Inoha}

 

Desde aquel encuentro con el chico Pride me había sentido muy confundida, era demasiado extraño cuando se ponía en su plan frívolo y por un momento me sentí muy mal por aquel miedo que vi en sus ojos en el instante que me tocó. A mí me causó de todo, menos miedo, pero al parecer él opinó otra cosa.

De nuevo estaba experimentando sensaciones diferentes, en la universidad me sentí tranquila y contenta de volver a verlo, en el gimnasio los nervios casi se apoderaron de mí y los escalofríos en mi cuerpo casi me gritaban que estaba frente a alguien muy diferente e intrigante y no se equivocaban, Aiden era muy distinto en su plan gruñón y hasta un patán al ignorarme cuando le quise decir algo y siguió su camino como si le hubiese hablado al culo.

Los días pasaron y con ellos tuve noticias de mi familia, mi abuelo había querido verme y cuando nos encontramos en una ciudad muy lejana de donde me encontraba, me demostró que seguía siendo un hombre serio y con mucha dificultad para mostrar su afecto, aunque fue cordial y con eso me bastaba.

— Demian está emocionado de volver a verte, quiso acompañarme hoy para darte la bienvenida, pero tuvo algunas cosas que hacer y prometió buscarte pronto — avisó mientras nos tomábamos un café. Me sentía extraña al estar rodeada de tantos hombres con caras de asesinos, nerviosa de poder ser su próxima víctima y lo único que lograba tranquilizarme era que por órdenes de David Black, mi abuelo, yo también era protegida por ellos.

Demian era primo de mi fallecido padre y teníamos la misma edad, en el pasado nos criamos juntos y hasta fuimos los salvadores de mi abuelo cuando estuvo a punto de morir en un ataque de sus enemigos. Era por esa razón que nos convertimos en sus favoritos y si no me hubiese ido con mi madre a Rusia, quizá me habría hecho parte de su organización al igual que Demian.

— También me emociona verlo, dile que no tarde — pedí y asintió —. Abuelo, sé que tus ordenes son claras, pero es un poco aburrido dedicarme solo a estudiar y trabajar cuando estoy perdiendo tiempo en lo importante — me quejé y sonrió.   

— No estás perdiendo tiempo, cariño. De hecho desde que llegaste marcaste a tu primer objetivo y estoy tan feliz por eso que decidí verte en el momento que recibí los informes. Solo te pido que sigas haciendo todo como hasta ahora, cuando Demian te busque te llevará más noticias — tuve que conformarme con eso e imaginé algo que no me sentó bien del todo.

Aiden no había sido solo una mala coincidencia después de todo.

Me fui de aquel lugar rato después y uno de los hombres de mi abuelo se encargó de llevarme cerca del apartamento que compartía con Alana, pensé en todo el camino sobre lo jodida que podía ser la vida al ponerme frente a un chico tan extrañamente encantador y que mi objetivo en la vida fuera joderlo por culpa de un pasado que tal vez no fue su culpa, pero que me dejó sin padre.

Me seguí encontrando al chico durante los siguientes días y casi me vuelvo loca cuando tuve que enfrentarme a sus cambios de humor tan drásticos, hasta que un día decidí ser muy clara con él. Era mejor alejarlo y así también me haría las cosas más fáciles.

— ¿Sabes lo cansado que es ser amable contigo cuando estás con ánimos de ser igual y lo mierda que siente que otras veces me trates con la punta del zapato? — dije llegando a su Rubicon, estaba en el estacionamiento de la universidad y jugaba algo en su móvil.

Esa vez de nuevo tenía su cara de culo y usaba una camisa diferente a cuando me saludó horas antes, me escrutó con sus ojos cargados de hielo y tras eso bufó y siguió en su juego.

— ¡Puf!¡Perfecto! Ahora también eres un irrespetuoso — sin pensármelo me acerqué a él y le arrebaté el móvil de las manos, acción que lo sorprendió en demasía — Odio que seas así, Aiden y me fastidia que no me pongan atención cuando hablo.

— No soy Aiden — zanjó y su tono casi me paralizó.

— Ah, qué bien. Eres su doble — ironicé y casi sonrió cuando dije aquello.

De pronto  una idea comenzó a formarse en mi cabeza y mis mejillas ardieron de la vergüenza. ¿Sería posible que él…?

— ¡Ey, pequeña rubia! — el gruñón frente a mí miró a mis espaldas y creo que yo pasé de estar roja a blanca en segundos.

— No. Me. Jodas — susurré, pero era claro que el chico frente a mí me escuchó.

El tipo que me había hablado se colocó justo al lado de quien yo creía que era Aiden y casi me voy de culo, era evidente que no tenía ningún doble, pero sí una copia casi perfecta a diferencia de sus personalidades y la calidez y frialdad que cada uno poseía en sus ojos.

— ¿Recuerdas que te dije que en algún momento te explicaría todo? — hasta ese momento estuve segura de quien era Aiden y de la vergüenza pasé a la ira en un nanosegundo, más al verlo rascando su cabeza como un niño travieso descubierto en su travesura.

— ¿¡Es en serio!? ¿¡Y después de que me has hecho pasar por todo esto!? — pregunté indignada y vi su pena.

— Puedo explicarte todo — aseguró y reí satírica.

A su gemelo no le caía en gracia lo que estaba sucediendo y lo vi ponerse muy tenso cuando vio que su hermano intentaba excusarse conmigo casi como un novio cuando la caga con su chica.




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