Daemon (orgullo Blanco 2)

Enfrentamiento

[Capítulo 9]

 

{Daemon}

 

Mi noche fue perfecta, todo ese tiempo que tenía con Inoha en realidad era lo mejor que estaba viviendo, a pesar de mis episodios. Y que madre llegara a visitarnos al principio me emocionó porque ya había pensado en presentarle a la rubia que estaba a mi lado, pero nunca esperé aquella reacción por parte de la mujer que me dio la vida y estaba poniendo todo de mi parte para no faltarle el respeto, aunque ella me lo faltó a mí al tratar de esa manera a mi novia.

Todavía no le pedías que fuera tu novia.

Era mi novia.

— Daemon, habla a solas con tu madre por favor. Esta situación es muy incómoda para mí — Inoha hizo que dejara de ver a mamá. Odiaba que quisiera irse y lo hacía de verdad, presioné la mano que tenía libre en puño y así mismo mi mandíbula.

Tía Laurel y madre jugaron a las chistosas al conocerla y pude notar la vergüenza en ella, aunque admiré que intentara hacerse la fuerte.

— No quiero que te vayas, tenía planes para nosotros antes de que ellas se presentaran sin avisar — ironicé y noté el desconcierto en la castaña frente a mí.

— Bien, no voy a irme, pero habla con tu madre a solas y yo esperaré. No quiero estar presente en una conversación que obviamente me hará sentir peor — confesó y quise tener el poder de volver el tiempo y evitarle todo eso.

— Increíble que esté de acuerdo contigo en eso — se entrometió mamá.

— Ya basta — exigí.

— Te espero en tu habitación, no me hagas esperar. Y te aconsejo que te calmes antes de llegar porque me estás sacando de mis casillas con esa actitud, Daemon y esta vez sí te mostraré mi lado molesto — advirtió y la vi irse.

Inoha se le quedó viendo y pude ver en sus ojos que no le agradó conocer a mi progenitora, casi podía asegurar que la odiaba y no podía culparla tras el recibimiento que le dio, pero no me gustaba que la mujer que amaba con mi vida y la chica que me importaba mucho, se odiaran entre sí sin siquiera conocerse.

— Perdónala, sabía que era celosa, aunque nunca imaginé cuánto — Inoha me miró fijo cuando dije aquello. Su ceño estaba fruncido y lucía muy molesta. 

— Te confieso que conocer a tu familia es algo que nunca me ha emocionado y ahora entiendo porqué — declaró y maldije —. Ve a hablar con ella antes de que se ponga peor y por favor no tardes, ya que si tu tía es igual… no creo que soporte estar un minuto más en esta casa.  

— No te irás — demandé y me arrepentí en el momento, ya que no me convenía ponerme en ese plan después de lo que vivió —. A tía Laurel le encanta jugarte bromas, pero es inofensiva sino estás con Dasher — traté de bromear y no me funcionó —. Espérame, nena. Prometo que te compensaré esta mala situación — sonrió suave y asintió.

Le di un beso casto en los labios y me la llevé para la sala.

Los chicos estaban ahí junto a tía y antes de irme le pedí a la pelinegra que tuviera cuidado con lo que salía de su boca, ya que no toleraría más bromas de malos gustos hacia Inoha. Me dijo que yo era un exagerado, aunque no me marché hasta que me aseguró que se comportaría.

De nuevo volverás a ser la decepción de mami.

Lo ha sido siempre.

Solo sirve para causarle dolor.

— ¡Grandioso!

Susurré para mí, mientras iba subiendo los escalones y me dirigía a mi habitación; las voces de mis demonios eran algo que a veces podía tolerar e ignorar, sobre todo cuando me sentía molesto y ese era el caso. Respiré profundo e intenté calmarme porque no quería pelear con mamá, tampoco irrespetarla de ninguna manera y rogué para que ella también se hubiese calmado y no me pusiera la situación tan difícil.  

— Perfecto, espero esa información pronto — la escuché decir cuando entré y la encontré hablando por teléfono.

Perdí la poca calma que traté de recuperar, al imaginarme lo que estaba haciendo y solo sonreí satírico antes de decir algo.

— En serio, madre… tengo la esperanza de que no te hayas atrevido a investigar a Inoha — me miró displicente e irguió sus hombros dándome así una respuesta — ¡Joder! ¿¡Qué demonios sucede contigo!? ¡Te desconozco, mamá! — grité.

Ella también trataba de controlarse y ninguno de los dos lo estábamos logrando.

— No me hables así porque te juro que no me quiero pasar, pero me estás obligando, Daemon — pidió y negué —. Estoy cuidando de mi familia, de mis hijos y así te enerves por mi actitud… voy a saber quién es esa chica con la que te estás revolcando porque te juro por mi vida que no permitiré que vuelvan a hacerles daño.  

— ¿¡En serio te escuchas!? Estás celosa porque por primera vez conoces a alguien que está con uno de nosotros y encontrarla aquí te ha sentado mal, pero entiende que esto iba a pasar… ¡Joder! Dejé de creer en tus absurdas mentiras desde que tenía doce años, las chicas no son monstruos. No me hará daño intentar algo con una.

— No se trata de celos, se trata de esto que siento aquí — golpeó con fuerza su pecho y la miré sin entender —. No es porque esté con uno de mis hijos, tengo un mal presentimiento y en mi mundo no me puedo dar el lujo de ignorar esas cosas. Tenemos enemigos que buscarán dañarnos a tu padre y a mí, y saben que ustedes son los únicos medios por los cuales nos podrían destruir.




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