[Capítulo 19]
Parte 1
¿Qué significa en verdad el amor? ¿Eres un loco enamorado o un completo estúpido? ¿Podría considerarse ese sentimiento también una enfermedad? Muchas preguntas al igual que respuestas referente a eso, todo dependía de a quién se las hicieras. A alguien con una relación que recién iniciaba, a parejas con años como tal o a personas con el corazón roto.
Siempre escuchamos sobre que, debías amarte a ti mismo para que alguien más te amara de verdad y Daemon Pride White, en realidad no se amaba como era debido; para quienes sabían de su historia era comprensible, para otros que nunca vivieron con una persona como él o conocían un poco de la bipolaridad, no. Pero era su naturaleza, su condición, las circunstancias con las que la vida lo marcó, las que lo llevaban a no quererse como era lo correcto y sano.
Un chico tan peligroso como vulnerable, a veces tan bueno al punto de llegar a la ingenuidad y otras tan malo hasta casi lograr lo aborrecible. Su felicidad podía ser fastidiante y su tristeza mortal. Su amor propio a veces podía interpretarse como altanería y cuando creía no merecer ni que lo miraran, como la mayor debilidad.
Pensándolo bien, podía ser posible que lo suyo por aquella chica no fuera amor, tal vez era esa pequeña necesidad de sentirse normal, de obtener algo que lo marcara de una buena manera, que le indicara que él también podía tener lo que los demás tenían. No se sabía a ciencia cierta, ya que como bien lo dijo su madre: «él era como el loto azul, que a pesar de abrir sus pétalos…no dejaba ver su interior». Y en esos momentos su necesidad por encajar, se volvió peligrosa.
A muy temprana edad descubrió que había tres cosas extremadamente duras en la vida: el acero, los diamantes y conocerse así mismo. Lo último fue lo más terrible para él, puesto que desde ese día comenzó a tenerse miedo, ya que fue consciente que el mayor peligro de su vida, siempre sería él.
Pero… ¿qué era peor que un chico con desorden esquizoafectivo tipo bipolar y trastorno límite de personalidad? ¡Ah, sí! Era una chica que, teniendo sus niveles cerebrales en la escala de lo normal, tuviese su corazón y alma más envenenada que el mismo Chernóbil en Ucrania, lugar considerado entre los diez más tóxicos del mundo por contaminación nuclear. Y Inoha Nóvikova teniendo todo en sus narices para saber acerca de los secretos que le ocultaba su familia, optaba por seguirles creyendo; era posible que se debiera al miedo que sentía de perder a lo único real en su vida, o la certeza de que dejó pasar la oportunidad de vivir un bonito amor, por vengar a alguien que ni siquiera la quiso.
Descubrir tal cosa la llevó a la locura y fue gracias a Demian que se enteró de todo, él único que la apoyaba, que la protegía y por quien siguió adelante en aquella búsqueda de justicia. Pero lo que Inoha y Demian no sabían es que, David Black, al final de una u otra manera lograba torcer todo para su beneficio.
Demian a pesar de su ingenuidad, logró dar un golpe fuerte con la paciencia como su mayor arma y tener a Daemon Pride White, encadenado como un perro y durmiendo en el sucio y frío suelo, se lo confirmaba. Lograron hacerlo caer gracias al embarazo de Inoha, uno que surgió de manera muy bien planeada, porque cada paso que aquel chico dio después del enfrentamiento entre Vigilantes, Grigori y Sigilosos, fue estudiado con precisión y a la perfección.
Y los resultados lo demostraban.
Daemon creyó que las palabras de su primer amor lo hicieron descender al infierno, que lo rompieron de una manera insuperable, pero el pobre estaba demasiado equivocado, ya que eso solo fue como estar en el recibidor de aquella aberrante casa. Y comenzó a darse cuenta de tal cosa cuando despertó de su larga siesta y se encontró en un lugar que bien podía pasar por una cueva con electricidad.
Su caída todavía no se había dado por completo, lamentablemente le quedaba un poco de lucidez que, en ese caso sería su peor castigo.
— ¿Dónde estamos? — preguntó a Inoha, ella estaba monitoreando algo en su portátil.
— En la nada — soltó elocuente.
Tras recordar todo lo sucedido en aquella clínica, dio por sentado de que ella informó de su enfermedad y por lo mismo lo tuvieron siempre como el blanco más débil, una cosa más por añadir a su lista de razones por las cuales era un patético.
Estaba sentado en el suelo y se tomó la cabeza cuando sintió un dolor punzante. Un enorme chichón se realzaba en su lado derecho y tras eso sintió una incomodidad en su cuello, pronto descubrió que se trataba de un collar del cual dependía una gruesa cadena y rio sin gracia.
— Me tienes que encadenar como un perro para sentirte segura — se burló.
— No, te tengo como se deben mantener a los monstruos — atacó ella.
— Vaya hipócrita que eres. Si yo soy un monstruo, ¿qué eres tú? — cuestionó el chico con ironía.
— La chica que tiene tu maldito corazón en sus manos — en ese instante Daemon sí estaba conociendo la verdadera cara de aquella mujer. Una que disfrutaba de cada palabra hiriente que soltaba contra él.
Demian llegó interrumpiéndolos a ambos y besó la boca de Inoha, haciéndolo solo por darse el simple gusto de que Daemon los viese; por su puesto que al chico le dolió ser testigo directo de tal cosa, sin embargo, calló y se tragó su dolor. Aquella era la misma tipa a la que él quiso besar desde la segunda vez que la vio, la misma a la que le entregó su corazón para que lo hiciera mierda a su antojo.