Daemonium

Capítulo 2: Esto apenas comienza

Espero a Eve en la entrada de la casa para ir a la tal escuela, no puedo creer que me haya obligado a ponerme esto, es humillante. 

—No quiero ni una palabra más—pasando a mi lado como si nada. 

Hizo un buen trabajo con mis alas, se aseguró de cubrirlas bien, aunque la tela me esta lastimando un poco, me remuevo incomodo con el chaleco azabache apretándome las alas con fuerza contra mi espalda. 

—¿En serió no hay otra opción que esto? Parezco un maldito pingüino. 

Con una sola mirada de ella es suficiente para obligarme a callarme y moverme, nos alejamos del refugio en silencio hasta la escuela, nos quedamos parados al otro lado del estacionamiento viendo el panorama en frente de nosotros, todos los alumnos entran a las instalaciones, algunos más animados que otros, eso esta por cambiar. 

—Esto va a ser divertido—digo imaginando todas las cosas que haremos en este lugar. 

Puedo ver una sonrisa en la comisura de su labio, esta pensando lo mismo que yo. Sin perder más tiempo, cruzamos el estacionamiento rodeando de alumnos que siguen ahí hablando entre ellos, siento las miradas de todos en nosotros todo el tiempo, trato de ignorarlos lo mejor que puedo, Evelyn dijo no llamar la atención, pero como no hacerlo, llamo la atención sin siquiera intentarlo, soy uno de los mejores demonios del infierno. 

—Creo que lo de mantener un perfil bajo va a ser más difícil de lo que pensabas—le susurro al oído.

Alguien chaparro, vestido igual que yo, se para enfrente de nosotros, solo que él lleva un saco café viejo, el hombre nos inspecciona de arriba abajo.

—Me imagino que ustedes son los hermanos Harrison, mi nombre es Hudson, soy el director se esta institución. —levanta la mano hacía mí,  la miro antes de tomarla y la apretarla con fuerza.

Evelyn tuvo que enseñarme estos modismos esta mañana, antes de salir del refugio, fue toda una horrible experiencia. 

—¡No tan fuerte!—grito la princesa de Pam alejando su mano de mí.—Casí me rompes la mano. ¡Oh, por todos los demonios! Creo que se me esta hinchando. 

Es una exagerada, ni siquiera la toque. Stephan, como el gran ciego e idiota que es, se acerca a su novia, inspecciona su mano asegurándose que está bien. La espantosa actriz de Pam llora, pero nadie le cree sus lágrimas de cocodrilo. Evelyn ruedo los ojos, me observa negando con la cabeza. 

—Inténtalo otra vez, pero no aprietes su mano con fuerza, solo sostenla.  

Ignora a la ridícula actriz de nuestra pequeña familia, sostiene su mano y me muestra como es que debo hacerlo. 

—Esto es tan incomodo—me quejo. 

Para mi es divertido—el tarado de Travon se burla de mi desgracia. 

Ignoro al demonio, sostengo la mano de Pam como me lo mostro Evelyn. 

—Bien. Ya estás listo. 

—¿En serio tengo que usar esto?—dije viendo la ropa que tenía puesto, una camisa blanca con un chaleco negro, los pantalones me aprietan en lugares que no deberían apretar, y los zapatos hacen demasiado ruido cuando camino.—Parezco un maldito mesero. 

—Uno muy guapo—por lo visto a la reina de la quejas se le olvido el dolor de su mano, me guiña un ojo coqueta, Stephan atrae su cuerpo a él como el novio celoso que siempre es. 

Ruedo los ojos, somos los peores para hacer este trabajo, no entiendo porque nos subió a nosotros, bien pudimos subir solo Evelyn y yo, ¿por qué subir a estos idiotas también?

—En efecto somos nosotros—contesto con una sonrisa forzada al maestro mirándome expectante.—Y ella es mi hermana, Evelyn.

—Por supuesto, su hermana. —mueve la mano hacía Evelyn para que apreté.—Su horario está en la oficina con mi secretaria.

Apunta con su mandíbula a una oficina detrás de nosotros, mi supuesta hermana le agradece con una media sonrisa, es obvio que ella tiene más experiencia en esto que yo.

—Ahora, por favor señor Harrison, acompáñeme a la sala de maestros, tenemos mucho que discutir.

Miro al demonio que tengo a lado  antes de irme junto al humano. Debí saber que encontraría la manera de mantenerme cerca, pero alejado al mismo tiempo. 

No te preocupes querida, yo tampoco soporto estar contigo.

Sigo al director hasta una puerta, pasa adentro dejándome la puerta abierta para poder entrar detrás de él.

—Maestros, les piso su atención unos segundos—se dirige a un grupo de personas sentadas en el sofá, algunos que están comiendo en la mesa en medio de la habitación se giran para vernos, unos últimos que están tomando café parados me inspeccionan de arriba abajo, como si quisieran buscar algo mal conmigo, si tan solo supieran. 

—Él es el señor Harrison es el nuevo maestro sustituto...—Hudson empieza a explicar. 

Paso la mirada por todos los humanos en la habitación, algunas del género opuesto ni se molestan en fingir que les atraigo, me miran en espera de mi siguiente movimiento. Para este punto es más que claro que lo de mantener un perfil bajo es una estupidez, no llevamos ni diez minutos es este lugar y ya llamamos la atención de todos en el edificio.




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