Daemonium

Capítulo 6: Ellos saben

No puedo cerrar los ojos, cada que lo hago su rostro se refleja en mis parpados, respiro pesado, me remuevo en la cama acostándome sobre mi hombro, aferro la almohada a mi pecho, vuelvo a intentarlo pensando en cualquier cosa, las diferentes maneras que puedo torturar a los humanos, en el paraíso que nos espera cuando el infierno llegue, el alivio de regresar a mi verdadero trabajo conteniendo a las almas en pena. 

Me pierdo en mis pensamientos hasta que mi cerebro parece tener suficiente de esa porquería y regresa a torturarme, termino regresando a esos ojos almendrados con un universo de constelaciones doradas dentro de ellos, aquellos labios rosados e incitantes, su cabello corto con pequeños rizos que enmarcan su perfil,  gruño acostándome sobre mi otro brazo. 

Nunca he sentido esta desesperación aflorar en mi tan fuerte que no me deja pegar el ojo, saber que no quiere verme empeora mi estado, cierro los ojos obligándome a dormir, una calle aparece frente a mi cuando los abro, su calle aparece frente a mí. Mis ojos viajan directo al lugar donde la vi la ultima vez, una sombra se mueve en el cuarto del segundo piso a la izquierda. El músculo en mi pecho se agita con fuerza cuando la veo frente a su espejo peinándose su cabello,  creo que esa cosa me va a abrir el pecho y va a salir corriendo. 

Mi inconsciente me traiciona avanzando hasta la casa, gracias a Lucifer, la razón me golpea justo cuando estoy por tocar a la puerta. Niego con la cabeza apareciendo de nuevo en el maldito cuarto de cuatro paredes, me dejo caer en la cama de golpe con la mirada en el techo, más pronto de lo que espero los rayos del sol invaden la habitación, me levanto de mala gana, organizando todo para continuar con este horrible día. Espero a Eve en la puerta de la casa, camino de un lado a otro impaciente, no entiendo porque se está tardando tanto.

—¿Sabes si le falta mucho a Eve?—le pregunto a Pam quién sale de la cocina con un plato lleno de comida.

—No esta.

—¡¿Cómo que no esta?!—debe estar jodiéndome. 

—Fui a su cuarto para preguntarle algo, pero no estaba allí, seguro se adelantó...

No la dejo terminar, salgo de la casa cerrando la puerta de un portazo. Llego a la escuela lo más rápido que puedo, echando humo por la nariz, no entiende que si algo le pasa al que van a joder es a mí, soy yo a quien despellejarán vivo, pero claro, cómo ella es la noviecita del hijo del jefe no le preocupa lo que le hagan.

La busco por los pasillos cómo loco, mi molestia aumenta cuando no la encuentro aquí tampoco, la espero con la paciencia pendiendo de un hilo en su casillero. ¿Dónde diablos se metió? Para mi suerte en ese momento aparece en el pasillo, la intercepto antes de que tenga oportunidad de escapar de mi furia. 

—¿Dónde estuviste esta mañana? Te estuve esperando como siempre, pero como nunca llegaste pensé que ya estarías aquí. Vaya sorpresa me llevé cuando no te encontré aquí tampoco.

Estoy molesto y no me importa ocultarlo. Eve evade mi mirada volteando para todas partes nerviosa, como si tuviera miedo de que alguien nos estuviera viendo o escuchando.

—Escúchame, Archer. No puedo hablar en este momento, no aquí, no es seguro—¿De qué diablos está hablando? ¿Cómo que no es seguro? Sus ojos repasan el lugar como una lunática—Aléjate de mí. Te explicaré todo en el refugio. Solo sonríe como si te digiera algo y vete.

¿Se golpeo el cerebro de camino aquí? ¿Cómo quiere que finja una sonrisa cuando lo único que quiero es ahorcarla?

—No entiendo...—la mirada que me dedica me obliga a callar. 

No sé si creerle, me puede estar diciendo esto solo para deshacerse de mí y evitar que le diga lo que sé que ella sabe. O en verdad necesita que me vaya. Sus ojos me encuentran suplicándome que le haga caso, se remueve mirando algo detrás de ella. 

Muy a mi pesar y contra toda mi voluntad, me obligo a levantar los músculos en mis labios, formando una sonrisa lo suficientemente convincente para ella. Me doy la vuelta caminando lejos de la lunática, seguro que obtendré respuestas de ella después, pero por supuesto que las obtendré, no me importa los gritos o castigos que trate de imponerme, esto no se queda así.

Entro al salón dejando mis cosas en la mesa, me dejo caer en la silla con los ánimos por el suelo. Sin poder evitarlo, mis ojos encuentran el escritorio vació de la humana, algo se remueve dentro de mí impaciente por verla de nuevo. Niego, no sé ni porque estoy pensando en ella o porque estoy preocupado por lo que piense de mí. No me importa, soy Archer, el grandioso demonio de quien muchos temen, no me importa una insignificante humana.

El libro que encontré en el refugio sobresale entre mis cosas, lo abro sin tener más opciones que hacer, necesito distraerme y esto parece ser lo único que funciona en este momentos.  

No sé lo que tiene, pero hay algo en esta cosa que me impulsa a seguir leyéndolo. He escuchado rumores de cómo fue que terminamos en el infierno, pero nunca supe que Satanás y los ángeles caídos vagaron por un tiempo por el universo, buscando mundos que se compadecieran de ellos.

Tras la pérdida de Lucifer y Sus ángeles, el padre, hijo y espíritu santo regresaron a su trabajo que era el de la creación. Decidieron hacer un mundo nuevo, lleno de criaturas de amor. Ruedo los ojos al leer esa frase, a veces pueden ser tan cursis. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.