Le doy a la demonio mayor el resumen de lo que me contaron los demás anoche, omitiendo por supuesto, la mejor tarde que he pasado en mi vida. Espero que me responda, o me diga algo, no hace ni lo uno ni lo otro, se queda absorta en sus pensamientos mirando una figura extraña en la pared a nuestro lado.
—Archer llamando a Evelyn—pronuncio esperando hacerla reaccionar. Nada—Evelyn.
Tiene el ceño fruncido, se ve que no ha descansado nada, balbucea unas cosas que solo ella puede entender.
—¿Eve?
Parece reaccionar enfocando sus ojos en mí.
—¿Ya encontraron algo?—pregunta impaciente, no escuchó nada de lo que le dije.
—Nada aún. Los malditos escondieron muy bien el arma—resumo sin ganas de volver a explicarlo todo.
Sin verlo venir, estira la mano agarrando por la playera a un humano al azar, lo mira directo a los ojos ejerciendo su poder de compulsión.
—Dime dónde está el cementerio del pueblo—demanda firme.
—En el centro del pueblo, cerca del parque.
—No recordaras nada de esta conversación.
Lo deja ir regresando su atención a mí, fingimos que no existe, el humano se mira confundido continuando con su camino.
—Ahí esta nuestra respuesta.
—¿En el cementerio? ¿Estás segura?—no creo que lo encontremos ahí.
—Saben que es el último lugar en dónde buscaríamos—dice leyendo mi mente, por supuesto que sería el último, se me ocurren muchos lugares, pero nunca un cementerio—Vale la pena intentar. Esperaremos hasta que sea de noche para ir, avísale a los demás.
Asiento un poco dudoso de su plan, la dejo sola en el pasillo obedeciendo sus ordenes. Me alejo hasta la entrada, cuando la voz del idiota me detiene.
—Si, Maia va a ser mía el día de la fiesta—alcanzo a escucharlo hablar con otro idiota, apriento mis puños con fuerza. No me gusta que la mencione, no tiene derecho a pronunciar su nombre, muchos menos en pensar en ella.
—Ni siquiera te ha besado—se burla su amigo.
—Eso esta por cambiar. La invite al cine, le dije que los demás vendrían con nosotros.
—¡Qué bueno que invitas, mal amigo!
—Es mentira idiota, cuando llegue le diré que no pudieron asistir y ya, asunto resuelto—alza los hombros mostrando indiferencia.
No me doy cuenta que aprieto los puños con demasiada fuerza hasta sentir mis uñas encajarse en mis palmas. Me acerco al idiota con todo el deseo de estamparle la cara contra la pared.
—A clases. Ahora—demando con la voz grave y firme, no puedo matarlo porque el ángel puede llegar en cualquier momento, me estaría echando de cabeza yo solo, pero ganas no me faltan.
—S... si, profesor—tartamudea recogiendo sus cosas, corre junto al otro idiota hasta su salón.
Respiro tan hondo como puedo, la idea de él tocándola, besándola me produce una acidez en la boca del estomago que me lastima, no pienso permitir que la toque, así tenga que usar mis poderes de nuevo y arriesgarme a ser atrapado, primero me baño con agua bendita antes de permitir que eso suceda.
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Llego temprano al punto de reunión, necesito largarme de aquí lo antes posible, tengo una cita importante a la cual asistir. Espero impaciente a que Evelyn aparezca junto a los demás.
—¿Y si comenzamos sin ella? ¿Llevamos media hora esperándola? —Pam se queja sentada en una de las lápidas.
La propuesta es tentadora, aunque no sabría por dónde empezar, la idea de venir aquí fue de Evelyn. No sé que cruza por su mente para pretender que tienen la daga en este lugar, para mi suerte no tengo que esperar más tiempo, aparece viendo el cementerio frente a nosotros.
—¿Listos?
Todos tenemos dudas de esto, pero sigue siendo nuestra líder, como bien lo imito Travon, todo lo que ella diga se hace sin cuestionar, si no quieres problemas con el hijo del diablo mayor, obedeces sin rechistar.
Nos movemos entre mausoleos con pinta de estar años en este lugar, algunas hojas cubren gran parte de ellos, y un color verdoso los rodea dándole al lugar un aspecto enfermizo, también hay tumbas grises con manchas negras de dudosa procedencia, llenos de restos humanos como huesos, ropa, dientes...
—¿Qué buscamos exactamente?—Travon exclama como si no estuviéramos de incógnito en este lugar. Evelyn lo mira mal. —Perdóna—susurra alzando las manos al aire.
Evelyn se aleja mientras nosotros seguimos buscando algo que nos indique que la daga esta aquí, busco pisadas, energía, huellas, lo que sea que indique que un ángel estuvo aquí, pero no obtengo nada.
—Sigánme—ordena de pronto la demonio mayor.
Parece conocer el camino, avanza sin dudar hasta que llegamos a un mausoleo, no creo que este sea el lugar. Se ve... desolado.
—¿Eve?
Me ignora golpeando la puerta, cae al suelo generando más ruido que el menso de Travon, polvo flota por todos lados, no creo que alguien haya entrado aquí en varias décadas. Un sarcófago descansa en medio del cuarto, arrugo la cara con asco, huele horrible.
—¿Quién carajos se murió? ¿Un zorrillo?—Trevon cubre su nariz alejando el mal olor, finge arcadas que no ayudan a la situación, creo que voy a vomitar.
—¿Qué estamos haciendo aquí?—la reina de las quejas frunce el ceño viendo el aspecto del lugar asqueada, alza las manos para no tocar nada, se mueve con sutileza para no ser tocada por las muchas telarañas que hay.
—Muévanlo—ordena Evelyn ignorándola. Esta desesperada, puedo verlo.
Stephan y Travon se acomodan empujando el pesado material con todas sus fuerzas, una imagen de lo que se supone es el cielo aparece en el suelo, tiene escritas las palabras "Ego sum el salvator" (Yo soy el salvador)
¿Qué carajos significa eso?
—Debe estar aquí—murmura Evelyn.
Los dos demonios apuñalan el suelo con sus manos rompiendo el cemento bajo la frase. Evelyn se inclina junto a ellos quitando con desesperación los pedazos rotos, mi cuerpo se congela cuando escucho un golpe seco, sus manos sostienen una caga con lienzos dorados. Todos observamos con un nudo en la garganta como lo abre, revelando lo que hay dentro.