Daemonium

Capítulo 12: Un monstruo

La lombriz platica con Maia, mientras yo me mantengo a una distancia prudente fingiendo no prestarles atención. Creo que lo mejor es que me retire, la película terminó hace tiempo y creo le arruine lo suficiente la noche como para querer intentar algo con mi humana.

Si no llego pronto al refugio temo preguntas van a caerme encima, aunque puedo mentir diciendo que estaba buscando la daga.

—¡Profesor!—apenas doy un paso escucho su grito. —¡Profesor, espere!

Por supuesto me detengo en mi lugar, mi humana corre hasta mí con una sonrisa que me provoca algo inexplicable. 

—¿Olvidé algo?

—No solo... ¿le gusto la película?

—Fue... entretenida—asiente mirando sus pies.—¿A ti que te pareció?

—Tenebrosa, la muñeca es lo peor de todo.

—Si, tendré pesadillas por su culpa.

Ríe. 

—Lo siento, pero no puede negar que esta buena, lo tuvo en suspenso toda la película, no pudo ni siquiera soltar mi mano.

En realidad no quería soltarte.

—Cierto—respondo en cambio. Una pregunta me acecha desde que salimos de la sala.—¿Usted cree en demonios?—el aire abandona mis pulmones tan pronto suelto la pregunta que no ha dejado de dar vueltas en mi cabeza. No sé porque la hice, pero necesito saberlo. 

—Para ser honesta... si.

—Y les temes—no estoy preguntando sin embargo ella contesta. Algo se rompe dentro de mí, asiento con tristeza, ella me tiene miedo, y no es para menos. Sus siguientes palabras terminan por romper cualquier estúpida ilusión que comenzaba a crearme.

—Nunca he visto uno, pero todos dicen que son seres oscuros, llenos de coraje y ganas de destruir nuestras almas. Si algún día me encuentro en un lugar dónde hay uno espero no estar cerca, no sé lo que haría si lo estuviera, creo que comenzaría a rezar y...

—Entiendo—lo corto más molesto de lo que prentendía sonar.

—¿Dije algo malo?—frunce el ceño extrañada por haberla interrumpido. 

—No—tiene razón, somos seres oscuros que solo buscamos destruir, no hay redención para nosotros, solo destrucción y caos.—Tengo que irme, seguro su cita la esta esperando.

—En realidad, William ya se fue, le dije que tenía que regresar a casa pronto, todavía no termino el ensayo...

—Entiendo, la veo mañana entonces—no espero su respuesta, me alejo del lugar con un malestar incrustado en el pecho.

Ella me ve como un monstruo, si supiera que soy uno de ellos no volvería a verme como lo hace ahora, no me regalaría esas sonrisas que me cautivan cada vez más, no veré ese hermoso brillo en su mirada, su rechazo es algo que no puedo aceptar.

¿Pero? ¿Porqué me interesa tanto perderla? No es nada, ni nadie importante para mí, y mujeres nunca me han faltado, no puedo seguir encaprichado con ella, a partir de ahora no volveré a meterme en su vida. Por su culpa estoy distraído y no he cumplido con mi trabajo, tengo un objetivo y voy a conseguirlo cueste lo que cueste, convertiré la pesadilla de estos humanos realidad, subiré a mis hermanos y reinaremos sobre la tierra, el infierno subirá por fin. Porque eso es lo que quiero, eso es a lo que vine, no puedo retractarme ahora, ¿verdad?

 

 




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