Daemonium

Capítulo 19: Eres algo más que solo un profesor

La miro frente a mí buscando respuestas en mi mirada, respuestas que no estoy seguro como vaya a tomar. Trago grueso. La verdad danzando en la punta de mi lengua. No puedo hacerlo, si abro la boca la perderé para siempre, no sé lo que está humana me hizo, pero la idea de perderla es algo que no me puedo imaginar, mucho menos permitir. 

—Soy el profesor de literatura de esta escuela—me escudo.

—Eres algo más que solo un profesor, ¿no es así?

—Creo que debemos entrar, esta haciendo frío—miento estúpidamente, hace demasiado calor aquí afuera.

Sostiene mi mano con fuerza, negada a dejarme ir, quiero apartarla al sentir esa corriente de energía invadirme, pero no puedo, una calidez invade mi pecho, el músculo dentro de mí se agita a punto de explotar, me siento más vivo que nunca al sentir sus caricias en mi piel. 

—Maia...—sin esperarlo se estira, pegando sus labios a los míos.

Me quedo inmóvil sin saber como reaccionar. ¿Acaso estoy soñando? Se aparta al verme congelado como un puto maniquí, seguro estoy haciendo el ridículo, pareciera que nunca me han besado antes.

—Lo... lo siento, no sé... no sé por que lo hice—balbucea apenada. 

Me importa una mierda porque lo hiso, no quiero que se detenga. Atrapo su cuello pegando de nuevo sus labios a los míos, besándola como tanto he soñando. Ladea el rostro permitiéndome profundizar más el beso, probando más de esta dulce tentación que es su boca. Un jadeo escapa de sus labios volviéndome loco. Contra todos mis instintos me aparto un poco de ella. 

—Si quieres que me detenga solo dilo—murmuro contra sus labios. 

—No te detengas—me besa de nuevo con una pasión que no conocía, pero me fascina.

Estoy en el puto paraíso, he escuchado hablar del cielo, pero dudo pueda asemejarse a algo como esto, besar a esta mujer es mejor que cualquier otra cosa en el universo, estoy seguro. La pego a la pared con cuidado, beso sus mejillas húmedas, limpiando sus lágrimas con cada beso. Beso su mentón bajando hasta su cuello, donde puedo sentir su pulso tan alterado como el mío, su pecho sube y baja agitada como yo.

Acuna mi rostro reclamando mis labios de nuevo, juro puedo quedarme así toda la eternidad, besando a mi humana, solos los dos, ese si sería mi cielo.

—¡Archer!—una voz chillona grita mi nombre, la ignoro, no quiero despertar de mi sueño.—¡Archer!—vuelve a gritar, quizás si me hago el idiota desaparezca.—¿Dónde estás pinguinito?¡Te necesitamos en casa!

¡Vete a la mierda Pamela!

—Creo que te buscan—Maia se aparta ruborizada, con los labios hinchados por mi culpa.

No. 

No. 

No. 

Me niego a irme, quiero seguir besándola, tocandola, sentirla pegada a mi, callo lo que sea que esta por decir apoderándome de sus labios. No puede ser más inoportuna la reina de las quejas, que vaya a joder a alguien más que yo estoy muy ocupado. 

—¡Encontramos la daga!—me tenso de inmediato, Maia se da cuenta de mi cambio de humor.

—Mierda—murmuro. No quiero irme, malditamente no quiero hacerlo, no me gusta la idea de dejarla sola, no después de lo que pasó esta noche. 

—Sal ya que Evelyn nos necesita—ordena. 

—¿Qué pasa?—Maia me mira preocupada con la mención de Eve.

—Nada. Yo... tengo que irme.

—Pero...

—¡Vamos cariñito, si no quieres dormir en la mierda es mejor que salgas!—amenaza la rubia. 

—Maia...

—Vete—se separa poniendo una barrera invisible entre los dos, una que me encargo de derribar acortando el espacio entre ambos.  

—¿Vas a estar bien? Te acompaño adentro—me encamino con ella a mi lado. 

—No es necesario, puedo regresar sola—alza la mano deteniéndome.

—Maia...

—Buenas noches, profesor—frunzo el ceño. 

¿Profesor?

Gira hacía las puertas que dan al salón perdiéndose en ellas.

¿Qué mierda fue eso? ¿Qué carajos pasó? ¿Ahora porqué se enojo conmigo? ¿Dije algo malo? ¿Hice algo que la molestara?

—¡Archer!—vuelve a gritar la cotorra.

Salgo de mi escondite cabreado, no pudo suceder esto en un mejor momento—nótese el sarcasmo. Me acerco a la demonio con los brazos cruzados, marcando el compás del tiempo con su pie.

—Hasta que apareces.

—¿Dónde esta?

—Vaya, alguien no tuvo suerte esta noche—se burla, no estoy para sus estupideces.

—¿Dónde esta?—vuelvo a preguntar impaciente.

—En la playa. Nos están esperando junto con el ángel.

¡Por un demonio!

Lo encontraron. ¿Cómo carajos lo encontraron? 

Salgo disparado de aquí quitándome todo lo que tengo encima para poder desplegar mis alas. Pam hace lo mismo volando junto a mí. 

¿Esta noche no puede ir peor? ¿Saben que Eve esta de su lado? ¿Cómo mierda le hacemos para evitar que abran el portal? 

Vuelo por los aires buscándolos por toda la playa, lejos veo un grupo de personas, un cuerpo tirado y amarrado llama mi atención. Miro a Evelyn con una interrogante muda, asiente discretamente, este es el ángel del que tanto me hablaba. ¿Ahora cómo evitamos que estos demonios actúen sin delatarnos?

—¿Qué hacemos con él?—la reina de las quejas pregunta viendo con repulsión al ángel.

—Tenemos que matarlo—Travon responde por todos.

—No—Eve se apresura a decir, es claro que tiene algo más con el ángel, aunque para los demás pasa desapercibido, yo puedo ver la angustia y preocupación que siente por él en sus ojos. —Puede sernos útil.

—¿Qué tienes en mente?—ella es la líder y la cabeza de esta misión, necesito saber cual es su siguiente movimiento.

—Estoy segura Adam sabrá que hacer con él.

¿Qué?

Debe estar bromeando.

—Esperare a que me contacte de nuevo, hasta entonces yo me encargo del ángel.

Ahí esta la Evelyn que esperaba. 

—Ni loca te dejo sola...—Pamela la enfrenta, su querido novio la detiene regresándola a su lugar.

¿Quién fue el genio al que se le ocurrió que era buena idea traerla? No hace nada más que joder nuestra existencia y ser un grano en el culo. No entiendo porque Eve no la ha regresado al infierno.




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