Daiki No Kakusei

Capitulo 09 :El Ser Más Fuerte Parte 2

Resumen del Capítulo 8

Tras el devastador combate contra Reik, Kiku y Viktor quedaron al borde del colapso. Mientras intentaban recuperarse, encontraron a una niña perdida entre las ruinas... justo antes de que apareciera Kahos, uno de los Siete Reyes Demoniacos.
Daiki, aún sin controlar el cuerpo de Kidai, fue derrotado brutalmente. La niña casi muere intentando protegerlos.
Cuando la muerte era inevitable, un solo corte atravesó el campo de batalla y partió a Kahos en dos.
Entre el polvo apareció Itsurō Kuro. Su llegada lo cambió todo... y también despertó un nuevo peligro.

Capítulo 09: El Ser Más Fuerte – Parte 2

El humo del combate comenzó a disiparse hasta dejar ver el silencio caótico del campo de batalla. Kahos, partido en dos pero regenerándose como si la muerte fuese solo una pausa, miraba con una ira contenida al hombre que acababa de intervenir.

Kiku jadeaba sosteniendo a la niña. Viktor, tirado a pocos pasos, seguía inconsciente.

Itsurō Kuro observó todo como si hubiese entrado a una tienda equivocada, no a un escenario de muerte.

—Bueno... —se rascó la nuca—. ¿Qué pasó aquí? Iba a comprar algo en las tiendas de este sector, pero me encontré con... esto. ¿Quién rayos me arruinó el día?

Kiku tragó saliva.

—S-Señor Kuro, yo... esto...

—Ah, no empieces con "señor". —levantó la mano—. Dime solo Kuro. ¿Qué pasó?

Kiku explicó toda la situación: la aparición de Kahos, la derrota del otro demonio, el intento desesperado de la niña y el caos que siguió. Cuando terminó, Kuro caminó hacia Viktor y se agachó.

Juntó las manos, ejecutando un movimiento tan rápido que ni Kiku pudo seguirlo.

—...desfibrilador... molecular... listo. —Posó la mano sobre el pecho de Viktor.

Un pulso de luz recorrió el cuerpo del peliblanco.

Viktor despertó de golpe, aspirando aire como si regresara del más allá.

—¡S-señor ¿Qué... qué me hizo?

—Nada del otro mundo. —respondió Kuro con desgano—. Chicos, ya no me estorben por ahora. Quiero divertirme un rato con "la cosa de allí", ¿sí? Gracias.

Kiku y Viktor lo miraron como si vieran un milagro caminar.

—Sí, Maestro—

—¡Que no soy su maestro! —retrocedió con una expresión de vergüenza.

Kahos, ya casi regenerado, gruñó. Sus huesos extraños encajaban como una maquinaria viviente.

—Tú... fuiste quien destruyó mi cuerpo. ¿Qué clase de humano eres?

—Itsurō Kuro. —respondió él como si nada—. El ser más fuerte. Mucho gusto.

Kahos rió con desprecio.

—¿El ser más fuerte? ¿Quién te puso ese título tan desagradable y arrogante?

Kuro sonrió con orgullo.

—Mi hija me lo puso.
—Su tono se volvió helado de golpe—. Y la única cosa desagradable aquí eres tú, sucio demonio. Jamás insultes algo relacionado a mi hija querida.

Un escalofrío recorrió la columna de Kahos. El poder que había sentido antes... no fue una ilusión. Ese humano lo superaba. De verdad lo superaba.

Kahos estiró su cuerpo mientras un aura negra lo envolvía.

—Esto será emocionante —dijo con un sadismo creciente.

—Eso espero —respondió Kuro, sonriendo con sinceridad infantil—. Hace tiempo que no me divierto de verdad.

Ambos dieron un paso al frente.

El choque estaba por comenzar.

Kazafuyou – Sede Central

Akari caminaba tranquilamente por los pasillos, regresando de la escuela. Un empleado lo detuvo.

—Señor Akari, Viktor y Kiku no han regresado de su misión contra el demonio nivel dragón.

—No te preocupes. —respondió con calma—. Tenemos a Kiku; es rango Z. Estarán bien.

Un grito retumbó como si el edificio temblara:

—¡¿CÓMO PUEDES ESTAR TAN TRANQUILO?!

Todos voltearon al instante.

Una mujer avanzó con paso firme. Su traje era similar al de Akari, pero su presencia era incomparable. Cabello verde, ojos de un tono verde oscuro, y un aura que aplastaba a cualquiera a su alrededor.

Todos se arrodillaron de inmediato.

—¡Jefa de Kazafuyou... Zafiro Kuro!

Incluso Akari cayó de rodillas.

Zafiro lo miró, frunciendo el ceño.

—¿Dijiste que seguramente están bien? ¿Hace cuánto no se comunican?

—Tres... tres horas, señora...

Sus ojos brillaron con un filo aterrador.

—¿Tres horas? Enfrentando a un demonio nivel dragón... y tú lo ves normal.

Un empleado levantó la mano temblando.

—S-Señora Zafiro... revisé los sensores. Detectaron una distorsión... un temblor temporal.

La sala quedó en silencio.

Zafiro cerró los ojos un instante.

—Solo existe una persona capaz de causar eso...

Todos tragaron saliva al mismo tiempo.

—...mi estúpido padre. Itsurō Kuro.

El fundador.
El número uno.
El ser más fuerte.

Zafiro chasqueó los dedos.

—Akari. Llévame al campo de batalla. Si mi padre está peleando... este día será especial.

Akari la cargó en su espalda y, con velocidad que rompió el sonido y la luz, desaparecieron del edificio creando un túnel de viento.

Un empleado dejó caer un documento de puro miedo.

—Si la señora Zafiro fue... y su padre también está allí...

—Entonces... —tragó saliva—. Ha comenzado. La era de los Siete Reyes Demonio... y quizá el fin de la humanidad.

Regreso al Campo de Batalla

Kahos dio un paso adelante y lanzó el primer golpe. Su presencia era atroz: devoradora, oscura, como una tormenta hecha de odio.

Itsurō Kuro no se inmutó.

—Muere, maldito humano. —gruñó Kahos.
Abrió la palma, acumulando energía oscura.
—¡Ráfaga Maldita!

La onda negra surgió brutalmente, retorciendo el aire.

Pero antes de que tocara a Kuro... se deshizo. Como polvo quemado por una luz invisible.

Kuro lo miró con calma.

—Te detuviste justo antes de golpear.
—Su voz fue fría—. Dime, Kahos: ¿por qué odias tanto a los humanos?



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En el texto hay: shonen, ciencia ficcion y aventura

Editado: 10.11.2025

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