El fuerte frió del invierno azota con fuerza mi cara haciendo que una corriente eléctrica recorra por completo mi cuerpo.
Camino a una cafetería al otro lado de la calle mientras seco mis las lágrimas.
Me siento en una de las mesas disponibles y espero que llegue alguien y tome mi orden.
-buenas noches señorita ¿que desea ordenar?-habla un chico castaño que a simple vista se nota que es Gay.
-un café-digo sin despegar la mirada de las servilletas que se encuentran sobre la mesa.
El chico se retira y las lágrimas regresan a mí.
Un sonido en la entrada de la puerta me avisa que a llegado alguien pero simplemente no volteo a ver.
-Elena-habla una voz masculina que lamentablemente conozco perfectamente.
-lárgate no te quiero ver-hablo con los dientes apretados.
-Elena-dice pero justo cuando va a dar un paso más hacia a mí.
-DIJE QUE TE FUERAS-grito parándome de mi lugar llamando la atención de todos en la cafetería.
Y sin darme cuenta Daimon me toma de la cintura y me monta en su hombro como un costal de papas.
-suéltame-golpeo su espalda con fuerza pero este parece que fueran cosquillas.
Una vez fuera de la cafetería coloca mis pies sobre el suelo.
-eres un imbécil-hablo con rabia.
-tienes que escucharme Elena-dice tomándome de las muñecas para que no me valla.
-¿y qué quieres que escuche?-pregunto a punto de quebrarme.
-ella me beso Elena-me dice viéndome a los ojos.
Y sin poder evitarlo me quiebro en mil pedazos.
-no quiero que me lastimes mas Daimon, as jugado conmigo-digo ya totalmente calmada.
-creo y es lo mejor de que nos tomemos un tiempo-digo mientras suelto un suspiro.
-no Elena no te vo...-no lo dejo terminar de hablar porque me suelto de su agarre.
-es hora de un tiempo Daimon -digo para darme la vuelta y marcharme pero por cada paso que doy siento mil lágrimas resbalándose.
Camino por las oscuras calles de la ciudad cuando un auto deportivo se estaciona a mi lado, tengo la esperanza de que sea el pero...
-¿te llevo Elena?-habla voz masculina de Jacod.
Miro por todos lados de la calle y asiento con la cabeza.
Me monto como copiloto y sin decir ni una sola palabra arranca.
-lamento lo que sucedió yo no debí llevarte yo...-no lo dejo terminar de hablar porque rápido lo interrumpo.
-no es tu culpa Jacod-digo mientras le sonrió lo cual parece más un mueca.
-es mi culpa por ser tan estúpida-digo mientras coloco mi cabeza en la ventanilla.
Jacod no dice ninguna palabra después de unos minutos llegamos a mi casa.
-gracias por todo-digo para abrir la puerta y justo cuando me voy a bajar Jacod toma mi mano.
-lo superaras -dice y mis ojos se llenan de lágrimas.
Asiento con mi cabeza y me bajo del auto camino a la puerta de mi casa, saco mis llaves y abro la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido.
Subo las escaleras y cuando llego a mi cuarto abro la puerta camino al encendedor y justo cuando voy a prender la luz siento como alguien coloca algo en mi nariz impidiendo que mi respiración cada momento sea más complicada y todo se vuelve completamente oscuro.