-No puedes obligarme a quedarme aquí cruzado de brazos – Le digo a Axel, mientras entro a su oficina.
-Está bien, si quieres ir. Ve – Dice mientras se pone de pie y con actitud neutra, aun encontrándonos en uno de los peores momentos. Esto nos está afectando a todos; en especial a él, pero siempre se muestra tan indiferente – debes saber que eso es lo que Binda quiere, que busques a Sahani.
-lo sé, pero no puedo quedarme quieto y ver como todo sucede – voltea y me dirige su típica mirada de autoridad – debo ir con ella.
-Dainan, tus hermanos están con ella – dice seguro – y mi hermano Egmont también, no hay de qué preocuparse
-¿cómo que no hay de qué preocuparse? - lo observo detenidamente - Binda tiene a tu hija – la paciencia poco a poco se pierde de mi ser, no lo comprendo.
-Y Sahani va por ella, junto con tus hermanos, solo quiero protegerte – sorprendido por sus palabras me niego a seguir hablando con él. Suelto un fuerte suspiro y salgo de su oficina.
Decidido me dirijo hacia la habitación en la que me estoy hospedando y tomo un bolso en el cual guardo todas las cosas necesarias para ir en busca de Sahani y la pequeña Kiora. Realmente en éste momento no me importa si estoy en peligro, voy a ayudarlos a encontrar a Kiora. Si Binda la regresa con Sahani a cambio de mí, entonces me entregaré.
Decidido termino de guardar las cosas necesarias y bajo directo hacia la salida de la gran casa. No me quería acercar a la oficina del Señor Axel para despedirme, porque estoy seguro que hará cualquier cosa por no dejarme salir de aquí. Sin pensarlo dos veces abro la puerta de la entrada y al salir escucho su voz deteniéndome.
-¿Estás seguro de lo que vas hacer? – Pregunta el Señor Axel muy serio, mi vista se dirige hacia él y observo detenidamente su rostro. Es inevitable pasar por alto el notorio cansancio que refleja su rostro, las oscuras ojeras que decoran sus ojos son escondidas por sus gafas permanentes. Su rostro que en los últimos tres años ha reflejado solo neutralidad, es irreconocible; es un cuerpo sobreviviente. El hombre que una vez conocí se ha ido con sus hijas que un día fueron realmente felices. Y eso era lo que me dolía, lo que daba coraje, lo que me mataba la cabeza. ¿porqué tenían que arrebatarle la felicidad a una familia tan humilde y buena como lo eran ellos? Se llevaron su amor, su respeto, su cariño, su felicidad. Y dolía, dolía ver como todo aquello se esfumó.
-Sí Señor, sé lo que voy hacer – él suelta un suspiro y resignado se acerca a mí, me sorprende al sentir sus brazos alrededor de mí. Entonces comprendí, él estaba aceptando mi terca decisión. Rápidamente devolví el afecto, él se quita su lentes y dice cabizbajo.
-Por favor cuídate, ella me matará cuando se entere que no estás aquí – Una leve sonrisa sale de mis labios al reconocer sus palabras, Sahani es muy impulsiva y sobreprotectora. Yo asiento y tomo mi maleta – cuida de ellas también. Confío en tí - Dice el Señor Axel, con su vista fija en mí, lo cual me hace comprender la real tortura por la que está pasando - y los quiero a todos aquí; a tus hermanos, a Egmont, a mis hijas y a ti. – asiento ante su orden un poco sorprendido con sus palabras. No esperaba que él aceptara que me fuera en busca de Kiora y Sahani, y mucho menos esperaba que él depositara su confianza en mí. Lo cual es muy conmovedor.
La noche estaba fresca, el Señor Axel puso toda su confianza en mí para recuperar a sus hijas, y aun no tenía un plan claro para cumplir con su pedido. Pero no le fallaré, a como dé lugar no les fallaré a ninguno de ellos.
Camino la pequeña calle en la que se encuentra la enorme casa del Señor Axel y espero en la parada de buses que está ubicada en la esquina, el siguiente autobús que me deja a las afueras de Wahr, llegará en unos minutos. Aquél pueblo ubicado en medio del bosque en el que viví una de las mejores etapas de mi vida, aquél pueblo en el que recibí tanto amor y tanta comprensión, dónde conocí aquellas personas que me aceptaron y me enseñaron a comprender el significado de la verdadera amistad. No podía permitir que todo se perdiera de la nada, ya es sufisciente con todo lo que ha pasado. Ellos no merecen todo ésto, no merecen tanto odio, tanto dolor, tanto rencor, tanto sufrimiento. Ellos deben ser felices, como lo eran antes o mucho más.
Después de unos minutos de espera, el autobús llega y subo a éste. Con el corazón acelerado pienso detenidamente lo que haré, no permitiré que Binda haga de las suyas con la pequeña Kiora, Sahani debe estar como loca, ella debe estar muy mal y quiero estar ahí con ella para que comprenda que no está sola en ésto, ella debe saber y aceptar que todos estamos en ésto para ayudarnos mutuamente. Y que no todo está perdido.