Dakota y Harriet

3. Querías tiempo, te lo doy

Como mi desayuno mientras miro la televisión del comedor, aún tenía tiempo suficiente para ir a la universidad, después de todo no tenía la primera clase hoy. Escucho los fuertes pasos de Nikki bajando las escaleras, alguien de había levantado de mal humor.

Llega y estampa su puño contra la mesa haciendo temblar mi plato, la miro con enojo.

—¿Que carajos de pasa loca?

—Eres un imbécil, ¿Lo sabes? Tomaste mi teléfono mientras dormía y le escribiste a Harriet.

Oh sí, había olvidado borrar la conversación, pero qué más da ahora. Lo hecho, hecho esta.

—Para que le escribes haciéndote pasar por mí, no vas a cambiar el hecho de que ya no quiere estar contigo. Oh como dijo, "Quiero que sea él, pero ya no quiero estar con él"

Ahora soy yo quién golpea la mesa y me paro tirando la silla de espaldas, Nikki da un salto hacia atrás y me acerco a su cara.

—Deja de repetir esas estupideces si no quieres que me olvidé que eres mi hermana y termines peor que ese chico que tanto defendía Harriet cuando lo golpee.

—Estás loco y desquiciado. Lo peor es que "no entiendes" porque ella ya no quiere tenerte cerca cuando es más que obvio que posiblemente hasta te tenga miedo, ¿De verdad te importa ella? Porque tus celos y bestialidades solo demuestran que no confías en tu exnovia.

—Confió en ella, pero no en el puto mundo que la rodea.

—Tu nunca cambiarás por nadie Dakota, ni por el amor que dices tenerle. Es una lástima que ella en verdad no pueda tener tranquilidad ni cerca o lejos de ti. Me voy a la universidad, disfruta tu desayuno.

Toma uno de los panes tostados de mi plato y se dirige a la puerta mientras mira su teléfono, le hablo para que se detenga.

—No le digas a Harriet que la conversación fue conmigo.

—¿Temes que se enfade aún más?

—No, pero parece que ella confía más en ti que en mi para decir lo que en verdad siente, no quiero que la poca confianza que me guarda se acabe.

—Sabes la razón por la que no te cuenta nada —niego con la cabeza— porque gritas, te enojas, lo arruinas. Nunca eres capaz de simplemente escucharla y celebrar junto a ella, si se compró un vestido lindo y te lo ha mostrado. Ella solo espera que le digas que se ve hermosa ¿Pero qué haces tú? Le dices que es muy corto, que no lo usé fuera de su casa o solo contigo, a todo le encuentras lo malo y es evidente que las personas se cansan cuando sienten que nada de lo que hacen es suficiente para su pareja.

Suspiro y me paso las manos por el rostro, Nikki sigue en silencio contra el marco de la puerta.

—Tú ganas, voy a alejarme de ella.

—Eso ni tú te lo crees.

—Lo haré, solo no le digas nada a ella. No digas mi nombre, no preguntes cómo van las cosas conmigo. Solo deja que me olvidé con el paso de los días.

—¿Por qué lo haces ahora?

Porque me había dado cuenta que en cualquier momento ella se terminaría rompiendo por mi culpa y que eso no me lo perdonaría.

—Solo por qué si, ahora vete. Se te hará tarde.

No se mira convencida pero no dice más y cierta la puerta yo vuelvo a poner la silla en su lugar y a terminar mi desayuno.

HARRIET

Tomo mi mochila y mi portátil y salgo del salón de clases, estaba llegando tarde a la segunda clase y aun debía caminar hacia el otro lado del campus, en un momento miro mi reloj y sé que si no corro ahora no llegaría a tiempo y el profesor no me dejaría entrar.

Trato de esquivar a todas las personas que se meten en mi camino, ya casi llegaba, pero cuando giro al pasillo me choco de frente con algo duro y caigo al suelo, mis brazos cubren mi portátil con fuerza para que no se rompa.

—Lo siento.

Mi cuerpo se tensa de pies a cabeza, conocía esa voz, me quedo en mi sitio hasta que su mano entra en mi campo de visión y solo ahí es cuando levanto la mirada y sus ojos negros me comen por dentro, sigue insistiendo con su mano y la tomo para levantarme.

—Gracias, debo irme.

Cuando estoy por irme y paso a su lado, me toma del brazo.

—Harriet. —jalo de mi brazo y él lo suelta.

—No hagas esto por favor.

—Solo quiero decirte que, está bien. Ya no somos novios si eso es lo que quieres.

—¿Que?

—Lo que escuchaste, ya no te sientes bien conmigo. Soy la persona que más te lastima y que se aferra a no perderte, pero ambos estamos heridos ¿No? lo mejor será que cada uno sane sus heridas solos. No puedo obligarte a quedarte si no es lo que deseas.

—Hablas en serio.

—Si, ya no me cruzare en tu camino, no te prohibiré más cosas, tampoco te causare problemas. Simplemente me alejare para que tu sigas tu camino. Si tú vas de un lado de la calle solo cruzare al otro lado para no estorbarte.

—Pero podemos ser amigos ¿No? el ya no estar juntos no significa que nos convirtamos en desconocidos.

—No Harriet, no puedo ser amigo de la persona a la que más amo. Eso sería ser masoquista conmigo mismo. Querias libertad, te la estoy dando. Lejos de mi porque te juro que yo no sé amar de otra forma que no sea desde la posesión.




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