Dakota y Harriet

5. Final

Habíamos pasado toda la tarde haciendo este proyecto para poder presentarlo mañana en la tercera hora de clase, sin duda no éramos el mejor equipo, pero tampoco el peor, tome del jugo que Nikki nos había ofrecido mientras esperábamos que ella terminara de unir el proyecto en su portátil y todo estuviera en orden.

—Bien, creo que el trabajo ya quedó —dijo Nikki.

Los tres pudimos respirar tranquilos porque este trabajo de último minuto nos había estresado lo suficiente y sumándole que los exámenes de final de semestre se aproximaban, cualquier punto extra era bien recibido.

—Entonces creo que ya debo irme es tarde —dije levantándome para tomar mi mochila— Quiero llegar a mi casa y descansar.

—¿Te irás sola? —pregunto Nikki preocupada.

—Yo también me voy ahora, puedo acompañarte si quieres —ofreció Liam.

—Claro, gracias.

ÉL paso primero al pasillo que dirigía a la salida, Nikki nos siguió, pero me detuvo antes de irme.

—Vamos, aprovecha. No esta feo y se nota que le gustas.

—Nikki, ha pasado apenas un mes desde...

—Olvídate de ese innombrable que no te supo querer. Cuando tu misma decidas avanzar créeme que toda ira mejor.

Me despido con un abrazo de ella y camino junto a Liam, la mitad del camino vamos en silencio no tan desastroso. En ocasiones roza su mano con la mia así que decido meterla a mi abrigo, lo primero que sale de su boca no es lo que me esperaba.

—Terminaste con Dakota ¿Cierto? —pienso que hablar de eso con una persona que intentas coquetear no era lo mejor.

—Mmm sí.

—Entonces hay oportunidad —lo vi confusa— digo, tú y yo tal vez podríamos salir.

Tenía una sola cosa clara y era que con el único chico con el que había estado estos últimos años y posiblemente en los años que llevo de vida era con Dakota, mi experiencia con el género opuesto era nula, yo no necesitaba decir ni una sola palabra cuando algo no me gustaba porque Dakota sabia descifrarme de una manera increíble.

—Lo siento, no tengo planeado salir con nadie por ahora.

Intente dar otro paso, pero él me detuvo sujetando mi antebrazo. Con una media sonrisa que denotaba que no está de acuerdo con la respuesta, sin duda esperaba una mejor.

—No tiene porque ser oficial, podríamos pasar un buen momento y ya sabes.

—¿Estas de joda? —me solté de su agarre— creo que ya puedes irte, yo puedo llegar a casa sola.

Intente caminar, pero me atrajo hacia él con fuerza.

—Vamos piénsalo. Pasaste años con un mal tipo, lo menos que necesitas es una relación seria y yo puedo ofrecerte unas buenas noches de desestres.

Con sus brazos me mantenía cerca de su cuerpo y yo trataba de apartarme porque su estúpida voz me daba asco al oído.

—Dije que ¡No! y que me sueltes idiota —lo empuje y le di una cachetada. Yo no sería la puta de nadie.

—Maldita zorra, quien mierda te crees para golpearme —me tomo del cabello listo para golpearme.

—Te atreves a tocar a mí chica.

Los dos nos quedamos paralizados, esa voz era inconfundible y más ahora que no sonaba para nada calmado o con ganas de venir a charlar. En efecto.

Si, era Dakota.

Nunca creí estar tan agradecida de verlo de nuevo. Mi estomago sintió un revuelo de tenerlo cerca después de semanas sin él.

—¿Estás bien nena? —empezó a acercarse lentamente, Liam ya no parecía tan seguro como momentos atrás.

—Se supone que ustedes ya no son nada.

—Eso es algo que no te importa, tienes demasiado valor para ponerle una mano encima a alguien que me pertenece. Yo que tú la soltaba si no quieres que te arranque la mano y te la haga tragar.

Este me soltó lentamente, solo di un paso hacia atrás cuando vi a Dakota pasar a mi lado. Con tanta velocidad que no lo vi llegar hasta Liam y tumbarlo al suelo con un golpe.

Pero la cosa no se acabó allí, lo golpeó repetidamente. De los nervios solo pude quedarme paralizada a un lado de ellos, yo conocía a Dakota y sabía que era mejor no meterme cuando estaba fuera de sí.

—Si la vuelves a tocar date por muerto —le dio un último golpe antes de dejarlo tendido en la calle casi inconsciente.

—Dakota —yo estaba temblando.

—Vamos nena —tomo mi mano con una impresionante suavidad.

Caminamos por las calles, en silencio, él acariciaba el dorso de mi mano para calmarme, a lo lejos ambos vimos mi casa, me solté de él. Y nos detuvimos frente a la entrada.

—Gracias por protegerme Dakota.

—No es nada, siempre lo voy hacer, sé que quieres que me aleje, pero me importas demasiado, no podría dejar que vayas por la vida sabiendo que alguien puede dañarte.

Mis ojos se aguaron y me balance a sus brazos, él me recibió con gusto y anhelo, nos unimos en un abrazo.

—Quiero volver —dije en un hilo de voz.

—Nunca te has ido —me separé y él apartó unos mechones de mi cara para plantar un beso en mi frente.

Me miró a los ojos y luego a los labios yo hice lo mismo, nuestros rostros de acercaron hasta que nuestros labios se tocaron. Este beso no era rudo y posesivo como el otro de la fiesta. Este era sincero y con amor. Como pocas veces a sido él conmigo. Pero suponía que esa era su forma de ser.

—Te extrañe todo este tiempo, Nikki dijo que estabas en casa de tus abuelos, pero supongo que fue mentira —le pregunté.

—Las primeras semanas estuve ahí, pero me di cuenta que no podía alejarme tanto de ti y aquí me tienes —mi cara se llenó de confusión— Perdón, pero como dije no puedo dejarte, así que me asegure que estuvieras bien.

—O sea que me seguiste a todos lados, eso explica por qué llegaste justo a tiempo hoy.

—Nadie te hará daño mientras estés conmigo o tendré que matarlo a golpes —susurro lo último en mi oído.

—Gracias.

Nos quedamos abrazados por más tiempo, ambos nos habíamos extrañado todo este tiempo que no estuvimos juntos. Talvez la protección de él era algo necesario, después de todo si no hubiera llegado a tiempo, las cosas se hubieran salido de control.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.