Damien y Atenea

2. Verdades que no quiero escuchar

Mi puño choca con fuerza contra la madera de la mesa de centro de la sala. No me gustaba ni una mierda lo que veía en las noticias de internet. Me molestaba, mejor dicho.

Que clase de nota amarillista era esta mierda. Malditos periodistas de mierda, el cuerpo ni se enfría y ellos ya hacían un alboroto estúpidamente innecesario. Podía tolerar muchas cosas, pero una de ellas no era el insólito hecho de que se metieran en mi relación. ¡Porque si! Atenea y yo aun teníamos una, complicada. Pero existían y era lo único que me importaba.

Salgo del video donde esos periodistas sin cerebro prácticamente le gritan a la cara que nuestro matrimonio fracaso y que parecía que queríamos esconder lo obvio. Pero la siguiente noticia que veo no me hace mas gracia que la anterior.

“Productora Atenea y Actor Jagger, se les mira muy cómodos juntos en sus últimas actividades promocionales para el actual proyecto que están realizando. ¿Surgirá algo más? Puede que no sea correcto, pero no sería el primer escándalo que se dé de esta índole. A pesar de los dos estar casados, se especula que Atenea ya habría roto su relación hace tiempo atrás y la esposa del actor no es una persona pública. Recordemos que este tipo de situaciones se les da muy bien a los compañeros que están en el ojo mediático.

¿Ustedes que creen? Simple amistad entre colegas o es que este arroz ya se coció.”

¿De qué demonios habla? Por eso odiaba tanto a la prensa, ellos buscan lo que vende, aunque eso significará poner ideas donde no debían. Como mierda se atrevían a hablar tanta estupidez y encima estaba nuestro hijo de por medio, ella ni siquiera se habría quitado nuestro anillo de bodas, es cierto que no estamos “juntos” pero tampoco estábamos separados. Solo era un poco de tiempo fuera.

Tiró el teléfono a un lado en el sillón.

—Hey, llegarás tarde si no te apresuras en prepararte. —papá pone mi bolso de entrenamiento a mi lado.

—¿Sabes si ella irá? —su respuesta tarda en llegar.

—Según Gabrielle, dijo que vendría junto con Iver para verte jugar estos octavos.

—Lo mismo dijo la ultima vez… y no llego.

—Damien debes de entender, ella también tiene sus ocupaciones y encima cuida a Iver. No siempre podrá estar.

—Antes hacia lo imposible por no dejarme solo. Es más fácil que me digas que simplemente ya no soy su maldita prioridad.

—Damien…

—Mejor dicho, ya no le intereso, solo intenta alejarse de mí. Antes la acompañaba a sus eventos y ella venia a los míos. Dejábamos todo para pasar tiempo con Iver.

Asiento y suspiro inclinando la cabeza para ver el techo, siento como papá aprieta mi hombro.

—Se que esto no es fácil, Damien. Después de todo ella sigue siendo tu esposa y tienen un hijo que siempre los mantendrá juntos para muchos momentos.

—No quiero tener solo a un hijo que nos una, quiero tenerla a ella y estar juntos.

—El amor es complicado.

—El amor es una mierda, un maldito problema. Pero que me gusta tenerlo solo si se trata de ella.

—Todo se arreglará, dale tiempo al tiempo. Enfócate en una cosa a la vez. Vamos, llegarás tarde.

Tomo mi teléfono y mi bolso de entrenamiento, papá ni siquiera me espera en el apartamento. Termino de prepararme y bajo al lobby donde me indican que mi padre ya me espera afuera en el auto y les ha encargado apresurarme cuando me vean.

Efectivamente, cuando salgo papá me bocina desde mi auto y corro porque amenaza en irse sin mí, casi salto dentro del auto cuando él no repara en acelerar cuando bien la puerta cierra. Podría ser un adulto, pero podía decir que mis padres aun se encargaban de que llegara a tiempo a mis actividades.

Aunque el recuerdo es amargo, porque Atenea se encargaba de eso, de recordarme los días, atarme la corbata, decirme que me veía lindo, quitarme los nervios, consolarme cuando no ganaba.

Llegamos al estadio y en lo que papá va a aparcar el auto en los estacionamientos yo corro por los pasillos para ir al vestidor y empezar el calentamiento con el equipo. Todos nos encontramos haciendo los calentamientos previos, las butacas del estadio empiezan a colmarse de gente y en los palcos la familia de los jugadores, seguramente la mia vendría.

—Hey Damien. Cuéntanos amigo, ¿Cómo va tu matrimonio?

—¿De qué carajos hablas imbécil?

—Vamos, todos vimos las noticias de tu esposa o deberíamos decir “ex esposa”.

—La verdad no la hemos visto aquí hace mucho y no hablas de ella. Nos haces dudar. Además, ese actor no está nada mal.

—Hijos de puta.

Cuando estoy por acercarme para romperles la boca y cada hueso que tienen esos bastardos uno de mis amigos del equipo acude a tomarme por los hombros e impedir que pierda la razón.

—Creo que no deberían de hablar de cosas que no les importa. —empieza diciendo él— o están celosos de que su esposa si lo vino a ver hoy y a ustedes ni la puta con la que se acuestan. —me guiña un ojo y dirige mi mentón— mira allá.

Lo hago sin pensarlo y ahí esta toda mi familia en el palco y entre ellos mi hijo en brazos de Atenea. Ella trata de no cruzar mirada conmigo pero aun así ayuda a que Iver me salude.




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