Damien y Atenea

4. Miedo de no tenerte

El resultado del marcador me dejó satisfecho, 3-1 contra los Moonbe. Sin duda ese pequeño tiempo a la mitad del partido, con ella y mi hijo me hicieron sentir mejor.

Aunque aún había algo que me tenía ansioso y era esa conversación pendiente, hoy quería resolver todas las dudas que tenía y recuperar lo que se me escapó.

Justin me ayuda a guardar mis cosas en el bolso, solo él y yo quedábamos en el vestuario. Eso nos dejaba libertad para hablar.

—¿Quién los llevo? —pregunto sigilosamente como siempre, la quería de vuelta, pero no que me vieran como desesperado.

—Papá, se fueron todos en el auto. Iban a su casa un momento, idea de mamá.

—¿Tú los trajiste a ellos dos?

—Si, hable con ella ayer por la noche para saber si vendría y me dijo que sí. Supuse que te quedarías más tranquilo si los traía yo a que vinieran solos.

—Por supuesto. ¿Ella tomo la iniciativa de venir al vestidor?

—No, todos vimos que no la estabas pasando bien, mamá la alentó a que hablara contigo para calmarte.

—Tal vez se sintió presionada. Que estúpido, no dejo de hacerla sentir mal.

—No te culpes de nada, tal vez no quería hacerlo al principio pero se ve que a los dos les hizo bien ese tiempo que compartieron.

—¿Tú crees?

—Claro, tu humor en el juego mejoro y ella se miraba mas sonriente en el partido, te animaba junto a Iver.

Eso me saca una sonrisa, cuando recién la traía a mis partidos solía ponerse una camiseta del equipo con mi nombre y número atrás, es una costumbre que se perdió con el tiempo, pero sus ganas de animarme nunca desaparecieron. Hasta antes de la separación, nunca se había perdido uno de mis partidos.

Terminamos de guardar las cosas del vestuario y me monto el bolso al hombro, salimos hacia el estacionamiento por el auto de cada uno. Tiro mis cosas al asiento trasero y subo al auto.

—¿A dónde vamos? —pregunta Justin desde la ventana.

—A su casa.

—¿Y eso?

—Quedamos en hablar, mientras más antes sea... mejor.

—Entonces le escribiré a mamá y papá, así no se hacen la visita tan larga cuando lleguemos.

Marchamos rumbo a su casa, en todo el camino solo pensaba en los miles de posibilidades que habría sobre explicaciones.

ATENEA

El timbre suena del departamento y Gabrielle es la encargada de ir abrir, mientras yo juego en la alfombra de la sala con Iver y sus bloques de juguete, en los sillones estaban sentados el papá de Damien y su esposa animando nuestro juego y risas.

Desde aquí se podía escuchar los pasos firmes de dos personas que todos sabíamos de quienes se trataban, mi corazón empieza a latir más rápido y sentía la cara caliente. ¿Quería hablar con él? Si, pero me daba miedo el final de todo.

—¡Llegamos! —anuncia Justin.

El silencio que se genera después de que Damien entra al departamento es abrumador para todos. Sus padres son los primeros en reaccionar y aunque tratan de disimular no lo hacen para nada bien, todos sienten la tensión palpable.

—Bueno creo que deberíamos ir a preparar la cena a casa —pronuncia la mamá y se pone de pie.

—Es cierto, tenemos que celebrar esta victoria ante los Moonbe —sigue mi suegro.

—Nos llevaremos a Iver con nosotros, seguro ustedes quieren hablar tranquilos.

Gabrielle lo toma en sus manos y se lo pasa a Justin, todos van lo más pronto posible a la puerta como si estuvieran huyendo de un huracán. Me levanto de donde estaba jugando con mi bebé y me acerco a ellos antes de que se vayan.

—Adiós mi bebé, mami irá por ti luego.

Termino de despedirme de mi niño, los papás de Damien salen junto con Gabrielle y Justin que lo lleva en brazos.

Cierro la puerta cuando todos ellos ya están cada vez más lejos y se dirigen al ascensor. Lo admitía, tenía miedo de quedarme sola y tener que enfrentarlo, pero ya habían sido muchos meses en que ninguno fue feliz y nos debíamos una explicación. Aunque seguramente la que le daría sería la más estúpida que escucharía en su vida.

Me doy la vuelta, lo veo sentarse en el sillón, Damien era un hombre jodidamente grande, alto y bello, tenerlo en mi casa hacía que esta se sintiera pequeña. Camino tímidamente hasta sentarme frente a él con solo la mesa de centro dándonos distancia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.