El silencio nos dejaba claro que ninguno de los dos sabíamos que decir, habíamos estados tan enfrascados en querer hablar, pero ahora que estamos cara a cara ninguno sabia por dónde comenzar.
—Felicidades por ganar hoy. —es lo único que puedo decirle.
—Gracias. Solo necesitaba calmarme para dar un buen espectáculo.
—¿Por qué estabas enojado? —aprieta sus manos entre sí, se le tensa la mandíbula.
—Te vi en el periódico, estabas jodidamente hermosa cuando fuiste a ese evento. Pero me volví loco cuando vi a tu lado a ese actor demasiado cerca. Y encima lo que decía la estúpida nota.
—Damien...
—Todos estos meses he estado aguantando todas las noticias y rumores que salen sobre ustedes. Quería pensar que solo necesitabas tiempo para volver a mí, pero después de ver eso solo di por hecho que te estaba perdiendo y eso me enfado demasiado.
—¿Te enfadaste conmigo?
—No. Fue conmigo, talvez no había dado lo mejor de mí en nuestro matrimonio, talvez no te di todo lo que querías. Es que ni siquiera se con exactitud por qué te fuiste.
Asiento con la cabeza, me acomodo en mi asiento y suelto un suspiro.
—Me fui porque no soporte la presión.
—¿La presión? —su cara es genuinamente confusa— ¿Fue mi familia, mis amigos, fui yo?
—Tu familia me ama y yo a ellos, tus amigos me agradan y se siente cómodo con ellos. Y Damien tú eres perfecto ante mis ojos. Pero ante los ojos de los demás yo no era perfecta para ti, tu merecías algo mejor y trate de tragarme todas esas críticas de los fanáticos.
—Debiste decírmelo. Hubiera hecho algo para parar eso.
—No era solo eso, tenía el juicio legal contra la productora; la película que estaba produciendo. No romperme ante nuestro hijo. Eran muchas cosas y yo no encontraba una salida.
—Y entonces solo decidiste irte, dejarme sintiéndome culpable.
—Solo quise irme, lidiar con un problema a la vez. Pero eso no era cuestión de unas semanas, todos estos meses separados estuve resolviendo mis problemas para volver contigo, pero...
—¿Pero?
—Pero pensé que talvez estabas mejor sin mí.
—¿Como lo estaría?, dime.
—Te concentrarías en el fútbol, no tendrías ataduras.
—¿Crees que tú e Iver son ataduras para mí?
Solo alce los hombros no estando segura de mi respuesta, él suspira y se pone de pie, rodea la mesa de centro y se acerca a mí, se pone de rodillas para vernos frente a frente.
—Ustedes son todo lo que yo necesito para estar bien, así que si quieres que este "bien" no vuelvas a irte. No te atrevas hacerlo una vez más.
Se pone de pie y me jala de la mano para que yo también lo haga, me abraza tan fuerte que casi me asfixia. Se sentía bien el poder escuchar su corazón y percibir el calor de su pecho de nuevo. Se sentía bien el volver a sentirme pequeña a su lado.
—¿Alguna vez te dije que tus abrazos siempre me tranquilizan? —levanto la cabeza para verlo y él niega.
—No, pero entonces debería abrazarte más a menudo. Así nunca volverás a pensar que no tienes una salida, créeme que, si no la hay, rompería una pared y haría una puerta para que seas libre.
—Sin duda tienes esencia nórdica.
—Claro que si nena, soy tu vikingo. —porque ni de puntillas le llegaría siquiera al hombro él se encarga de agacharse para quedar a mi altura— aunque aún me debes una respuesta.
—Así... ¿Cuál es tu pregunta entonces?
—¿Volverás conmigo? Creo que nuestra casa se siente muy vacía cuando solo hay uno en ella. Necesito tenerlos a los dos de nuevo.
—Tus papás me dijeron que volviste a vivir en tu antiguo departamento.
—Si, esa casa solo tenía recuerdos de los tres y no quería pensarlos demasiado. Eso me ponía triste.
—Me encantaría volver, pero aún tengo algo que resolver.
Su cara se vuelve en confusión y un poco de malestar, me acerco a su cara y le doy un corto beso.
—¿Que tienes que hacer?
—Calma mi vikingo, solo tengo ir por mi bebé donde sus abuelos.
—De una u otra manera logras detenerme el corazón. Vamos por nuestro bebé, necesito que volvamos a nuestro hogar.