Damnare Vultus

Capitulo 1

Laana.

¡Es un espíritu! -grita una persona entre la multitud.

Mientras yo respiro con fuerza tratando de mantenerme despierta, consciente ante el dolor que imprime cada parte de mi cuerpo. Al final acabo de caer ante la debilidad que se come mis músculos, puedo ver unas alas, enormes y blancas cubrirme, como si trataran de protegerme de la vista de todos y de los malos comentarios.

Mi respiración es débil, peligrosamente corta, acerco una de mis manos a las alas que al parecer son mías y son suaves, como una rosa grande y de pétalos delicados, el tacto es totalmente diferente a el dolor que me estan causando.

Es un demonio -susurra alguien muy cerca de mí.

Tomo la respiración más profunda que me permite la situación y me levanto dispuesta a salir de la preparatoria. Las personas que me rodean se alejan de mi con cada paso que doy por mi camino, estoy tan confundida como adolorida pero no puedo pensar en lo que ha pasado. Unas alas han salido de mi espalda después de que algún tipo de luz aparecía delante de mi hasta formar a un chica, me susurró algo que no logré escuchar y desapareció.

- ¡Mátenla! -gritan y me giro, veo a alguien apuntándome con un arma, el sonido sordo de la bala no llega pero si el impacto de la misma.

Es ahí cuando despierto, de nuevo,  sudada y con lagrimas en el rostro por el dolor que tengo a flor de piel, aún, por las supuestas alas y la bala, últimamente tengo demasiado este sueño, en diferentes sitios, pero siempre es referente a unas alas, mientras me retuerzo de dolor y una bala me atraviesa hasta morir, a veces despierto cuando mi vista gira a mi cuerpo lleno de sangre, otras despierto antes de que la bala me alcance  y otras ni siquiera puedo mantenerme consciente por el dolor en mis omóplatos alados. Lo peor es despertar y sentir esos dolores en cada parte de mi cuerpo como si de verdad hubiese pasando.

Mamá entra a mi habitación cargando unas sabanas de mi cama que he lavado ayer, me mira desconcertada por mi rostro rojo y lleno de lagrimas que empiezo a limpiar al verla.

- Lo siento, creí que estabas durmiendo aún -mamá se acerca a mi, tras dejar las sabanas en mi armario-. ¿Qué esta pasando? -acaricia mi mejilla secándola y aunque me gustaría echarme a sus brazos y decirle lo que pasa, no lo hago.

Porque sé que no es solo un sueño, sé que significan algo, tal vez algo referente a mi maldición, algo que esta comiendo mi alma sin que me de cuenta, sé que mi familia tiene las respuestas, sé que saben por que todos tenemos una maldición, ellos saben porque al nacer se nos entrega una cadena que nos ata para toda la vida, pero esas respuestas no me las entregan a mi, no me las darán a mi por más que las necesite, me rendí hace ya cinco años.

- No es nada -niego con la cabeza y la abrazo, con mis manos temblando y mi mente nublada como un día de tormenta-. No es nada -repito más para mí que para ella, mientras acaricia mi espalda.

Su caricia es reconfortante pero a la vez lejana, porque los recuerdos de niña la apegan a mi alma cuando me apoya, pero el saber que me miente, que me oculta lo que yo siento que necesito saber mientras todos lo saben menos yo, es como ver a una amiga que te apuñala por la espalda, sé que suena mal, es obvio, pero que se puede pensar de la persona que te dio la vida y te oculta lo que necesitas de la misma.

La amo, realmente la amo, pero si me estuviese muriendo no sería a ella, ni a nadie de mi familia a quien llamaría por ayuda, es como si estuviera rodeada pero sola, es tan irónico.

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   Tras lo sucedido, mamá se retiró y yo me fui a bañar, alistarme para ir  la universidad y desayunar, hoy estoy cumpliendo años, pero nadie se ha acordado, cuando llego a la universidad camino despacio mientras hago mi cabello de un lado a otro, nerviosa, el sueño de hoy ha sido en este lugar y de verdad temo que se haga realidad, pero es demasiado tonto que piense eso cuando, lo que sueño es tener alas, definitivamente tengo que dejar de leer tantos libros de fantasía.

En la universidad finjo tener una discapacidad visual, debido  que es el único modo en él que me permiten usar lentes oscuros o cubrir mis ojos con vendas, mi maldición e que cuando miro a alguien a los ojos le causo enfermedades pequeñas hasta unas que causan muerte, al menos eso es lo que ha teorizado mi padre desde que yo... 

Realmente es solo una suposición, puede que lo que yo haga es matar y papá quiere aligerar la situación, pero de algún modo no le afecta a todos, nunca dañe a mis padre ni a mi hermanos, tampoco a Samuel. Pero temo lastimar a las personas y cubro mis ojos, antes, de que por error mate a otra persona, de nuevo.

- Miren que guapa, cumpleañera -me dice un chico de cabello rizado, negro y con ojos azules muy oscuros, él es Samuel-. ¿No quieres ser mi novia?

- Ya lo soy, tonto -pongo una mano en mi pecho y lo miro con asombro-. A menos de que todo este tiempo haya estado soltera, puedo ir a pedirle a Theodore James que se case conmigo y yo aquí perdiendo mi tiempo.

- Laana... -me rió y lo beso-. Me rompes el corazón cuando dices eso.

- Si Anne Hathaway estuviese aquí tu ya me habrías terminado -le recrimino mientras me abraza de la cintura y besa mi mejilla para no interrumpirme mientras hablo.



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En el texto hay: angeles, demonios, cadena

Editado: 06.03.2019

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