Damons

CAPÍTULO 8

―Concéntrate ―me ordenó Seth, gruñón.

Había estado de ese modo durante los últimos días y se había negado a darme entrenamiento por alguna estúpida razón de su ego herido.

Desde que me salteé sus dos primeros entrenamientos por pensar que podía tomarme las cosas con calma, su predisposición para estar enfadado saltaba con facilidad, como si se tratara de un niño mimado al que no le llevaban el apunte en algo.

Volví a cerrar los ojos en medio del silencio y me obligué a concentrarme en lo que me pedía.

Landon había influido un poco bastante en mi decisión de entrenar con Seth, después de la tarde que pasé con él en el bosque. Tenía razón con que las cosas debían tomarse con calma y que realmente no eran difíciles si yo ponía un poco de mi parte. Pero rodearme de las personas equivocadas influía mucho en mis estados de ánimos y sobretodo en mis deberes.

Al regresar esa tarde del bosque, en el departamento hallé a Seth y a Logan en él; Ariadna estaba buscándome con Axel, intentando rastrearme de alguna forma. Regresar en ese momento de todas formas, no fue lo más sensato; Logan estaba hecho una furia mientras Seth permanecía irritado internamente. En sus ojos destilaba el fuego contenido de mucho tiempo.

Ariadna y Axel regresaron un poco después de que Logan diera el aviso de mi regreso e intentaron hablar conmigo acerca de los riesgos que estaba tomando. Ariadna no dijo nada, lo que me sorprendió.

Después de aquel incidente de caos y argumentos en mi contra, le siguieron unos días gélidos y solitarios. Mi actitud obviamente no era la mejor, y es que mis sentimientos de pérdida con respecto a la confianza una vez depositada en todos ellos aún latían en mis pensamientos.

No podía actuar y volver a confiar, necesitaba tiempo y necesitaba acostumbrarme a la idea de que las cosas continuaban su curso y yo debía estar lista para afrontarlas.

―No estás concentrándote ―volvió a gruñir entre la vegetación del bosque―, tienes que pensar sólo en hallar el objeto, visualízalo en tu mente, Selene.

Pensé en mi móvil, en sus colores y en el fondo de pantalla; Ariadna y yo estábamos en él, después de escapar de mi casa tras la muerte de Jenks.

―Estaremos bien, es lo que siempre has querido para vivir realmente tu vida como una chica normal ―me había dicho mientras conducía―, y yo voy a estar ahí para ti, cariño. Siempre.

La había abrazado y ella con su móvil había capturado el momento.

― ¡Maldita sea, concéntrate! ―Seth despertaba mis pensamientos.

―Tal vez sería más sencillo si no estuviésemos en el bosque cuando está a punto de anochecer aquí.

―No me digas, es lo único que has estado haciendo desde que te traje aquí la primera vez, ¿y ahora te incomoda? ―Rugió―. Concéntrate.

Me volví hacia él hecha una furia.

― ¿Estás culpándome de esto? ―Seth sacaba lo peor de mí―. ¿¡Para qué demonios quisiste que te acompañara ese día entonces, Seth!?

―Concéntrate ―deletreó él.

Lo enfrenté, cortando la poca distancia entre nosotros porque en realidad en esos momentos no estaba pensando, y porque sabía que cuando yo lo hacía él retrocedía. ¿Creía que sólo él podía intimidar con sus acercamientos?

― ¿No quieres hablar? ―Espeté―. Siempre tienes algo de qué burlarte y ahora no hablarás, vaya tú... Si no fuera por ti no estaríamos ahora en este bosque, esforzándonos por llevarnos bien.

Sus ojos se entornaron sobre los míos, furiosos, la oscuridad abarcaba la misma soledad de su ser en ellos y apreté los puños a cada lado de mi cuerpo esperando el ataque. Pero Seth sólo esbozó una mueca divertida en la tensión de su rostro.

» ¿Qué es gracioso? ¿Por qué no puedes responder bien una maldita pregunta?

―Iba a asesinarte.

― ¿Qué? ―Retrocedí unos cuantos pasos, de hecho no sé cuántos sólo supe que lo hice. La presión se instaló en mi cabeza con la amenaza de explotar, mientras los ojos de Seth evaluaban mi reacción―. Estás bromeando.

― ¿Tú crees? ―Enarcó las cejas―. Presumes siempre mis pasos, podrías deducir si digo la verdad o no...

―Dijiste que no mentías.

―Entonces debe ser verdad ―alardeó y sentí una opresión en mi pecho, dura e insostenible. Retrocedí aún más―. ¿Crees que puedas concentrarte ahora? Realmente no tengo todo el día para perderlo contigo.

Pasé saliva aturdida. Había tantas cosas que pensar, qué decir o hacer. Quería pensar que Seth estaba bromeando porque realmente necesitaba eso, pero mi juicio y sus ojos me decían que era cierto.

¡El maldito quería asesinarme! ¿Era él el demonio que me producía las pesadillas, quien me llevaba a perder el hilo de la realidad durante las noches? En el momento que descubrí a Lisa como lo que realmente era, pensé que ella era la responsable de todo. No podía ser, yo quería matarlo, quería hacerle daño, herirlo... ¿Por él había caído en esa cadena de suicidios y desesperación?

―Tú producías mis pesadillas ―balbuceé. Seth no respondió, ni siquiera un músculo movió―. ¿Cuándo dejaste de intentarlo?

― ¿Quién dice que dejé de hacerlo?

Maldita sea, yo no podía hablar cuando él se ponía en esa posición.

»Basta de charla ―resopló―, concéntrate en...

― ¡No voy a concentrarme! Maldita sea, ¿quién demonios puede concentrarse cuando le dicen que quieren matarlo?

―Un demonio ―repuso con obstinación―, eso eres ahora y debes empezar a comportarte como tal. Tú quisiste esto, tú lo buscaste.

―Yo no busqué...




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