Damons

CAPÍTULO 11

Podía sentir el aliento caliente darme de lleno en la nuca, el sabor dulce que degustaba en mis labios era adictivo pero la oscuridad que me rodeaba sin embargo se volvía alarmante a medida que recorría la estancia en donde me hallaba. Su voz sonaba como en eco, latente, ronca y seductora y en mi mente me recordaba a la de Seth.

Un par de sillones sobre una alfombra estaban colocados frente a un televisor. No reconocía nada de mi alrededor, pero algo me decía que lo sabría si continuaba en movimiento. Entonces, sentí miedo, una sensación apoderándose de la boca de mi estómago como una bola aplastante. Sentía miedo por algo que se avecinaba pero no estaba segura de qué. La voz parecida a la de Seth volvió a hacer eco en la estancia y mi corazón se aceleró consecuente de ella.

Repentinamente todo mi cuerpo se sentía desvanecido, desganado y entonces lo noté mirando mis pies descalzos. Estaba goteando, goteaba sangre. Revisé mi cuerpo con desesperación y en mi abdomen hallé una profunda herida de puñal. Mis ojos se abrieron asustados mientras veía el líquido oscuro verterse entre la moqueta del suelo, hilillos de sangre surcando mis piernas temblorosas.

Jadeé lento, apresurando mi respiración lentamente ahogada por el pánico hasta que finalmente, el grito esperado y desgarrador emergió de lo profundo de mí.

Entonces volví al bosque; el frío de esa tarde me agitó el cabello y me causó escalofríos después de haberme acostumbrado a la cálida estancia anterior.

―Intentemos de nuevo ―dijo Seth serio.

―No, espera ―lo detuve con una mano, jadeando―, espera un momento.

Me incliné sobre mis piernas, realmente mareada con las emociones distorsionadas.

Luego de una semana de entrenar con Seth sin descanso, el tema de las hipnosis y los trances conmigo no daba resultados. Su empeño por reprocharme cada momento en que hacía algo mal comenzaba a frustrarme progresivamente. No es como si realmente intentase sabotearme a mí misma, simplemente no podía salir de esos trances.

―No llegaremos a ningún lado si no te concentras. Todo en esto es concentración y autocontrol ―continuó.

―Ya veo por qué lo llevas demasiado bien, casi no puedes diferenciar lo que quieres de lo que puedes hacer ―contraataqué.

―Al menos mantengo un control sobre lo que sucede, tú eres impulsiva y nunca piensas en consecuencias en lo absoluto ―Seth repuso―. Es difícil seguirte el mando cuando te comportas tan... impulsiva.

― ¿Se te hace difícil manipularme? ―Reí, irritada.

Las cosas entre nosotros no podrían empeorar más. Luego de verlo con Lisa mis anhelos acabaron por el piso y la sensación de traición se había instalado una vez más en mis pensamientos.

Primero Axel, descubriendo que acostumbraba a manipular los momentos en que estábamos juntos para atraerme a su raza; y Seth con su estúpida vocación por la energía de la que se alimentaba, intentando matarme para obtenerla.

Los había tratado lo justo y necesario durante esos últimos días, intentando recomponer las vueltas que todo daba a mi alrededor. Pero la soledad se tornaba tan devastadora en esos momentos; la sentía aguijonar mi pecho cada vez que veía una expresión de preocupación en el rostro de Axel, o cada vez que recordaba a Lisa apoderarse de los labios de Seth que tanto me gustaban.

Los sentimientos que tenía por ellos eran fuertes, pero se desgastaba ante el mínimo sentimiento de defraudación; lo que me obligaba a reconocer que sólo podía tratarse de un trance... y aquello dolía en mi interior, ser usada.

Por suerte Landon siempre estaba rodeándome con su calidez y explayando todos esos pensamientos que lastimaban en mi interior. Era jovial y divertido y podía distraerme lo suficiente como para desconectar de todo durante un tiempo. Bruce y Lori también lo hacían en el instituto o en casa del primero, pero simplemente no se sentía igual.

―Yo nunca busqué manipularte, Selene ―confesó él.

―Ay por favor, ¿sabes qué? Mejor continuemos con esta estupidez y acabemos cuanto antes ―resoplé con frustración.

―No me crees.

― ¿Y por qué lo haría? Siempre estás mintiéndome, fingiendo sentir cosas pero al instante siguiente olvidándolo todo...

―Estás hablando de Lisa.

―Además de todo, quieres asesinarme, ¿no? Así que no debería de confiar en ti por al menos... nunca.

Seth asintió bufando y acto seguido encendió un cigarrillo entre sus labios. Me preguntaba por qué un íncubo tendría tal afición por algo tan mortal y común.

―Tienes un problema con eso ―relajó sus hombros pitando del cilindro―, en verdad te ha dejado mal pensar que quiero lastimarte de alguna forma.

En realidad ya lo había hecho, pero por supuesto no se lo confesaría nunca.

― ¿No te suena lógico que alguien se inquiete cuando lo amenacen de muerte?

―Dime según tu lógica, ¿por qué te entrenaría y enseñaría cómo destruirme si en verdad quiero asesinarte? ―Inquirió él.

―La verdad es que nunca puedo deducir cómo piensas, Seth.

Él volvió a resoplar.

―Siempre escuchas a medias, entiendes lo que quieres y luego acusas. Tus emociones son tan latentes en cada cosa que piensas o haces que se me hace completamente irritante estar a tu lado ―explayó. Retrocedí sorprendida de sus palabras―. ¿Y soy yo el egocéntrico que no soportas? Ten un poco de consideración por ti misma, Selene.

― ¡Yo no soy egocéntrica! ―Me mofé. Increíble que él estuviese recalcándomelo a mí―. Y no trates de desviar esto en mí porque yo no soy la que enreda las cosas, Seth. Aquí el único manipulador egocentrista sin consideración eres tú.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.