En el instituto las cosas no habían mejorado luego de descubrir quién estaba detrás de los suicidios. Los estudiantes del Ventura continuaban pasando por aquella esquela depresiva por la desaparición de sus compañeros. Y no es como si saberlo hubiese hecho la diferencia en algo, sólo sabía ahora que debía mantenerlos a todos lejos del bosque de las sombras y asegurarme de tener un ojo en todos para descubrir quien estaba bajo hipnotismo o no.
Pero no podía salvarlos a todos, se trataba de demonios, de monstruos de Infratierra y yo sólo era una... Un individuo sin clasificación aún.
―Lori está rara ―comentó Bruce cuando su novia se separó de nuestra mesa para buscar un postre de la cafetería.
Las cosas habían cambiado mucho durante esas semanas; Ariadna y yo no nos buscábamos para almorzar, ella y Logan lo hacían en la mesa de los deportistas junto al resto del equipo y Axel. Seth casi no asistía al instituto y cuando lo hacía nos ignorábamos. Ni hablar de Lisa y su estúpida actitud de diva en el insti, al parecer ―según ella― había ganado puntos en el estatus imaginario de su cabeza, sólo por besar a Seth y robármelo.
Me quedé mirándola por algún tiempo indefinido hasta que Bruce llamó mi atención con un chasquido de sus dedos.
»Tú también lo estás. Y tienes que contarme toda la historia de esa perra con tu novio. ¿Sabes? Desde el principio nunca me gustó Lisa, pero Ross siempre estaba con ella y a Benji también le caía bien.
Por supuesto, Bruce no sabía qué había hecho exactamente Lisa, y no había tenido opción que guardar ese pequeño secreto de su alter vida como asesina.
―Seth no...
―No era tu novio, ya vale lo has dicho unas cientos de veces, Sel, pero entonces el hecho de que ella lo haya besado no debería influirte como lo ha hecho, ¿no?
― ¿Qué? No me ha influido en lo absoluto, ¿no ves?
―Ahá... Mira, Seth sí vino hoy ―extrañada me giré en su dirección y oí la risa de Bruce detrás―. Bueno, bueno, ¿toca turno de admitir algo?
―Eres un idiota ―le espeté.
―No eran novios, lo capto, pero salían, ¿no? Vamos, Sel que no es tan difícil admitir que te gustaba Seth ―arremetió Bruce de nuevo. Hablar con él de estos temas se volvía tan agobiante a veces―. Oh, bien, me doy por vencido contigo. Pero volviendo al tema de Lori, ¿tú la has visto rara hoy? Siento que está muy distraída, casi ni ha tocado su almuerzo y fue a por un postre.
―Épocas de exámenes, tal vez ―evadí. Ella me había pedido guardar el secreto de su visita al bosque―. O sólo está agobiada por la desaparición de su amiga, Kathleen. ¿No eran unidas ellas dos?
―Sí, iban a clase de teatro juntas ―reconoció Bruce. Se volvió a Lori que venía de regreso―. Ella no te ha dicho nada a ti, ¿no?
― ¿Crees que no te lo diría? ―Alcé una ceja mientras metía un bocado de mi almuerzo en el instante que Lori se sentaba junto a Bruce.
Ver la escena súper dulce y empalagosa de sus labios chocando con los del otro me recordó a Ari cuando lo hacía frente a mí con Logan. Un estremecimiento me llenó el pecho y tuve que reemplazarlo con una inhalación de aire frío.
― ¿Sel? ―Llamó una voz y realmente me asusté de oírla tan cerca después de haberla pensado. Hacía demasiado tiempo que no nos dirigíamos la palabra―. ¿Crees que podríamos hablar un minuto?
Los ojos de Bruce y Lori estaban encima de mí, y yo sabía que los de Ari igual; en su voz podía sentir la desesperación que sentía y aquello me hería, no era de piedra. Ari era una parte importante de mi vida y yo aún no podía superarla.
Asentí, separándome de la mesa de mis compañeros mientras ella asentía y nos dirigíamos hacia el campus. Mis dientes castañearon de inmediato al sentir el frío del exterior; metí mis manos en el interior de mis bolsillos y exhalé una bocanada de aire caliente.
Tener a Landon cerca en estos momentos sería realmente gratificante.
Ariadna me llevó a caminar por el campus como si nunca nada entre nosotras hubiese sucedido; aunque el silencio, más que reconfortante era desalentador.
―Lo siento, ni siquiera pensé que hacía tanto frío fuera ―se disculpó.
―Tú no puedes sentirlo, así que no te preocupes.
―Pero tú sí y me preocupa.
― ¿En serio? ―Me volví hacia ella; Ari resopló.
―No vine a buscarte para pelear, Sel, sólo vine a hablarte de algo que me preocupa ―admitió y me abstuve de volver a hablar. Quería acabar con eso cuanto antes, estar a su lado me tenía tensa, no podía evitarlo―, a todos nos preocupa, de hecho.
―El grupo de vengadores inmortales está preocupado por mí, vaya... qué halago.
―No tienes que comportarte tan imbécil ―repuso con enfado. Yo sabía cómo provocarla, pero después de todo lo que había hecho, esperaba que no lo hiciera― Ya te dije que lo siento, Selene, ¿qué más quieres que haga? Tuve que hacerlo, no tenía opciones.
―Claro que tenías opciones, Ariadna, las tenías en todo momento, pudiste decirme al menos la verdad con las cosas y no dejar que me levantara cada maldito día llorando por mis pesadillas ―chillé, y me sorprendí a mí misma de que mi voz no se quebrara en el intento.
Un brillo de emoción atravesó sus ojos y si conocía a la Ariadna que estaba frente a mí ―a la que había sido mi mejor amiga desde niña y no a la criatura ángel perfecto que sabía que era ahora―, sabía que aquello la había afectado. Me miró con aflicción, con lágrimas cristalizando sus ojos humanos y luego los cerró bajando la cabeza hacia el césped.