Damons

CAPÍTULO 16

La entrada al bosque de las sombras siempre me causaría escalofríos; no porque continuara temiéndoles a las sombras ―cosa que me tensaba un poco aún―, sino porque había descubierto que realmente habitaban monstruos de rostros perfectos ahí, pero cuya alma era tan oscura y despiadada como hacía alusión su lugar predilecto.

Seth condujo su coche hasta la entrada donde su lugar favorito estaba a unos metros de distancia. Allí me había llevado algunas veces, durante los entrenamientos, y donde también había hallado a Lori investigando la desaparición de su amiga.

Se bajó del coche e intentó abrirme la puerta pero salí mucho antes de que lo hiciera. Quería terminar con todo cuanto antes para regresar a mi departamento; y Seth como si pudiese leer todos mis pensamientos dijo:

―No olvides que después tenemos entrenamiento.

―Sí, gracias por recordármelo ―repuse―, pero tengo algo mucho mejor que hacer.

― ¿Mejor que evitar que te maten?

― ¿No corro el mismo riesgo estando a tu lado?

― ¿Ahora me tienes miedo? ―Dio un paso hacia mí en respuesta―. ¿No crees que es demasiado tarde para eso?

Retrocedí.

― ¿Qué hay en este lugar?

―Espera y verás ―Seth pasó caminando junto a mí para dirigirse hacia el bosque.

Había estado tantas veces en peligro en ese lugar, más de las que posiblemente podía contar. El bosque sería mi lugar en el mundo después de cumplir mayoría de edad, y aún continuaba sintiéndose peligroso e imponente.

Bajamos al claro de agua cristalina y el silencio se transformó en delicados trinos de pájaros sobre las copas de los árboles y viento colándose entre las hojas. Había paz, tranquilidad y la sospecha de que algo no estaba bien del todo ahí.

Mi cuerpo se tensó pero Seth no notó la diferencia de ello; en contraposición a mi preocupación, continuó acercándose a los matorrales y pisando firme como siempre.

― ¿Seth? ―Llamé, pero me ignoró.

El nudo en mi estómago me inquietó lo suficiente como para mantenerme en el margen de sus pasos; la sensación de inquietud se explayó bajo mi piel y sentí el vello erizándose. La energía que había experimentado antes pareció desencadenarse como en secuencia entre los nudos de mi estómago, calor y adrenalina embadurnando mis pensamientos.

― ¿Seth...?

Me quedé inmóvil cuando sentí adormecimiento en mis músculos, estaba clavándome al suelo literalmente, incapaz de moverme. La sensación de la energía despertando era como sentirse hambriento, inquieto y furioso; no podía explicarlo. Pero también existía en mi interior una parte que me detenía, que cada vez que la energía se despertaba algo en mí me anclaba al suelo, contradiciéndolo todo.

Quédate donde estás.

Seth habló a mis pensamientos.

Ni siquiera podía moverme, no necesitaba que él me lo dijera. El ambiente estaba tenso y sombrío a nuestro alrededor.

Seth se acercó a los arbustos y se inclinó levemente para extraer algo del fondo. En el momento en que volvió a erguirse, retrocedí ante el impacto de ver a una persona arrastrándose detrás de él. Todos sus músculos se tensaron y arrastró con él una fría brisa a correr a través de mi cuerpo.

Soltó el cuerpo débil frente a mí y los ojos fulgurantes y asustados de la joven a su merced, me observaron de inmediato.

―Karla... ―retrocedí impactada.

― ¿La reconoces?

― ¿Qué estás...? ¿Por qué la trajiste aquí? ¿Qué le has hecho, Seth?

― ¿Yo? ―Su voz sonó demasiado ronca y demandante―. Podríamos preguntarle a ella quién le ha hecho daño a quién.

― ¿De qué estás hablando?

―Es la encargada del supermercado al que tú y tus amigos fueron a hacer compras ―explicó él con voz neutra―. ¿Recuerdas lo que le sucedió?

―Ellos...

― ¿Sólo ellos? ―Seth alzó las cejas―. ¿Tú no te acercaste a ella, Selene?

―No ―retrocedí, ofendida. Mi corazón sonaba exaltado bajo mi pecho.

Seth asintió, resopló relamiéndose los labios y se inclinó a la joven que se interponía entre nosotros. Sus labios entreabiertos sin decir nada en lo absoluto; supe al instante que estaba comunicándose con ella a través de sus pensamientos.

Sus ojos se alzaron para observarme, a la espera de una respuesta y entonces la joven sollozó y se exaltó gateando un par de pasos de mí. Sus ojos destilaban pánico por ser lastimada... pero me observaba a mí.

―Tú... por favor... no. Por favor no me lastimes...

Alcé las cejas estupefacta mientras sentía mi corazón acelerarse aún más con la situación. La joven sollozaba y lloriqueaba frente a mí, lágrimas bajaban por sus mejillas rojizas mientras todo su cuerpo cedía a los temblores. Ella estaba realmente asustada, aterrada por mi presencia en ese lugar, y ni siquiera se había sentido intimidada con Seth ―quien siempre acababa por imponer su magnetismo en las personas.

― ¿Qué sucedió esa noche? ―Insistió Seth.

―Es que yo... ―no podía responder. Confusión se filtraba en mis palabras.

― ¿No recuerdas qué le sucedió a ella? ¿Qué es lo que hicieron, Selene? Dijeron que drenaron a una mortal, ¿lo hiciste tú también?

―No...

― ¿Me obligaras a hacerla confesar? ―Presionó él. Dio un paso al frente y estiró un costado de sus labios en una irritante sonrisa―. Ella no estará muy feliz de revivir ese trauma, lucecita.

― ¿Obligarla? ―Observé a la joven revolcarse lejos de nosotros, de mí. Temor y desesperación dominándola y me sentí completamente desconcertada. Ella no podía temerme, ni siquiera era consciente de lo que había sucedido esa noche―. ¿Cómo?




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