Damons

CAPÍTULO 22

― ¿Trajiste a uno de ellos al bosque? ―Landon continuó. Sus ojos plata eran un oscuro material metalizado. Removió su cabello rubio hacia un lado y resopló―. ¿Sabes siquiera que el bosque está prohibido para ellos? Si otro lo hubiese encontrado no estaría vivo en este momento.

Relajé mis hombros, porque Landon realmente comprendía la situación. Pero yo no comprendía por qué actuaba tan indulgente después de lo que había hecho antes con Peter.

― ¿Vas a defenderlos ahora? ―Ni siquiera sabía por qué estaba preguntándole, pero necesitaba saber su opinión para encuentros futuros con Axel.

Landon se encogió de hombros.

―Ella es tu amiga, ¿no? No voy a terminar con la vida de tu amiga... por ti ―anunció.

Entonces entendí de inmediato; Landon había sentido el aura divina, no sabía de quién se trataba realmente. Alivio recorrió mi espina.

―Gracias.

― ¿Vienes por Seth? ―Asentí―. No es buen momento, la líder Kenia está reunida con el ministro y el líder Hendrick auditándolo.

― ¿Tú sabes por qué? ―Inquirí. Landon alzó una ceja escéptica―. ¿Qué?

―Yo creo que tú sabes el porqué de su situación ―mi expresión de desconcierto lo obligó a continuar―. De todas formas, ha estado limitando tus entrenamientos y eso es algo que debe arreglarse cuanto antes.

―Pero entonces... ¿tú lo acusaste con el Consejo?

―Es algo que tenía que hacer...

― ¡No! Claro que no, tú no debías hacerlo, Landon. Se suponía que...

― ¿Qué? ―Su opulencia se inclinó sobre mi cuerpo con una velocidad impresionante y ni siquiera su cabello se movió en la acción. Sus ojos cenizas me observaron con enfado―. ¿Qué se suponía que debía hacer? Soy un nephilim, Selene, y parte del Consejo de Infratierra donde se rigen las leyes de todos los malditos demonios de la tierra. No lo olvides.

―Creí que...

― ¿Creíste que porque éramos amigos defendería a Seth también? ―Landon fue agresivo y demandante con su voz.

Aparté la mirada cuando la sentí demasiado pesada sobre mí. Landon tenía razón, me había dejado llevar por la confianza que había entre nosotros, la que creía que existía. Él llevaba la razón en todo y me había arriesgado con él lo suficiente como para ponerlos en el radar del Consejo todo este tiempo.

Apreté mis labios y los puños y enfrenté su mirada una última vez. Landon no había cambiado su expresión enfadada. Bien, no me preocuparía por él en esos momentos; no necesitaba más cosas en mi cabeza.

―Tienes razón ―admití y pasé junto a él en dirección a la cueva; y demonios, yo sabía que era una mala idea ir sola... ¿pero qué más podía hacer? Landon no era la persona que yo había pensado que era.

― ¿A dónde vas? ―Se oyó bufando detrás de mí. No me preocupaba si me seguía o no―. No estarás pensando irrumpir en esa auditoría, ¿o sí?

― ¿Te importa?

―Sel... ―tomó mi brazo para detenerme y me liberé de inmediato, enfrentándome con él. Al demonio todos ellos, al demonio Landon y sus estúpidas leyes del Consejo―, oye, cálmate. ¿Qué esperabas que hiciera? Todas sus actitudes son sospechosas, el Consejo está dudando de sus actos desde hace tiempo y no llevo parte en eso.

―Dijiste que tú lo acusaste, Landon ―contraataqué y me volví hacia mi camino. Él me siguió detrás.

―Y lo hice pero...

―Pero ya no importa, tienes razón, no debería haber esperado nada de ti, yo... me equivoqué.

― ¿Qué se supone que significa eso? ―No me volví a él, ya no quería hablar, tenía que encontrar a Seth de inmediato―. ¿Sel? Oye, no les di el aviso, alguien más ya lo estaba siguiendo, ya conocen sus pasos y Seth no es ningún santo, ¿sabes? No tienes idea de las cosas que hizo antes, está en la mira del Consejo desde hace siglos.

―Pero si tú no les avisaste de él... ¿quién lo hizo?

Landon resopló a mi lado y meneó la cabeza.

―Esa es una buena pregunta ―objetó él colocando sus manos en los bolsillos―. Pero de todas formas no puedes hacer nada al respecto, no puedes irrumpir con el Consejo, ni siquiera yo podría.

―Pero eres parte de él, tienes un puesto ahí, ¿cómo no podrías interferir a su favor?

―Soy un mestizo, Selene, y por más que me haya ganado un lugar en el Consejo mi opinión no cuenta cuando se trata de los puros ―se mofó él.

―No voy a quedarme aquí ―resolví.

Landon me observó largamente meditando sobre mis palabras, quizás, hasta que concilió un suspiro de resignación que me dio esperanzas.

―Puedo llevarte donde está él, si antes respondes a una pregunta ―enarqué las cejas y esperé a su indagación―. Estamos ayudándolo porque él te salvó del sacrificio, ¿verdad?

Me tomé un momento para responder a su pregunta, porque intentar salvar a Seth en realidad no tenía ningún tipo de fundamento. Es cierto que me sentía culpable de alguna forma que no determinaba, y el hecho de que tuviera sentimientos por él realmente jodía las cosas. Pero nada de eso podía ser explicado en voz alta.

―Seth es mi amigo, y aunque es extraño y casi siempre tengo deseos de matarlo, no está en mis planes que muera aún.

Landon esbozó una mueca divertida y tiró de mí para estrecharme a su cuerpo; la sensación de relajación se explayó por cada terminación nerviosa entre nosotros dos.

Volver a sentirlo de esta forma era reconfortante luego de la reacción que había visto antes. Se sentía muy bien.

―Te llevaré allí, pero trata de seguir mis pasos y no te involucres en la situación ―replicó Landon, y fue gentil el resto del camino hacia la cueva.




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