Damons

CAPÍTULO 27

―No estoy intentando amenazarte, la verdad es que no quiero que te sientas intimidada conmigo aquí ―se apresuró a decir Eva mientras movía las manos―. Creé este jardín específicamente para ti, para que te sintieses a gusto aquí conmigo.

―Es algo difícil, si... ya que sabes todo, lo que sucedió aquí no es un bonito recuerdo para mí.

―Sé lo de tu novio, estuve ahí contigo también, aunque no presencialmente, mis amigos... ellos me ocultaron de ti como lo han hecho siempre. Era para nuestra protección.

― ¿Nuestra protección?

―Muchos están buscando nuestra energía, nos están cazando como a todos los nephilims descendientes. Y la cacería es sanguinaria para nosotras que somos mellizas.

― ¿Dices que hay más de... nosotras?

―Por todo el mundo, muchos más aquí en California de los que te imaginas, Selene. Y estábamos esperando por ti, por este momento en que nos enfrentáramos cara a cara.

Retrocedí un paso, repentinamente perturbada. Eva sonrió negando con la cabeza.

»Te pedí que te relajes, no te traje aquí para herirte. No, tú eres mucho más importante de lo que crees, de lo que ellos te permitieron saber. Selene, tú eres nuestra esperanza para recuperar nuestras vidas con normalidad... Sólo queremos vivir en paz.

― ¿De qué estás hablando? Eva, ¿has visto más mestizos vivos? ¿Aquí?

―Ellos están a salvo, no te preocupes.

Resoplé, histérica.

―Ni siquiera sabía que podía haber más, el Consejo de Infratierra sólo me dijo... es que pensé...

―Ellos nos quieren decapitar ―gruñó ella―, sus ansias por devorar nuestra energía es lo único que no ha cambiado desde la formación del pacto. Pero eso está a punto de cambiar contigo aquí.

― ¿A qué te refieres?

―Te necesitamos ―ella adelantó un paso―. Yo te necesito. ¿No te das cuenta? Ese pacto sólo los beneficia a ellos, seguirán cazando nuestras cabezas por muchos milenios más sino los obligamos a cambiar.

La rebelión de la que temían los puros, de la que habían hablado durante la noche de la velada los miembros del Consejo... era cierta. Ellos se esperaban esto desde hacía tiempo, estaban anticipándose a una guerra contra sus descendientes.

Negué con la cabeza, completamente aturdida con la situación. Mi mundo no dejaba de dar fuertes sacudidas e impactos sobre mí. Todo era un caos tanto afuera como adentro.

Respiré hondamente cuando sentí la falta de aire, por primera vez el miedo se combinaba con mi instinto y retrocedía ante el inminente peligro. Eso estaba mal, Eva estaba mal, yo realmente no podía ayudarla.

―Si lo descubren, van a matarme ―retrocedí―. Lo siento, no puedo...

―Esto asusta ―Eva habló bajo―, créeme que lo sé, así como sé exactamente qué estás pensando en este momento. Y no, no tengo ese poder aún, pero te conozco tanto como tú misma lo haces, he vivido a tu lado desde siempre.

»Apenas descubriste lo que eras y de una manera que traumatizó tu esencia hasta el punto de inhibirte, Selene. Pero aún estás a tiempo de hacerlo pagar por lo que te hicieron.

Eva no lo comprendía. Tampoco lo estaba haciendo yo en esos momentos, mi único deseo era desaparecer de ese lugar de una vez y para siempre.

»Selene, no quiero tu respuesta ahora. Desde que llegamos sólo te he abrumado con cosas nuevas que aún no estás lista para procesar. Tranquila ―sonrió―, lo entiendo perfectamente.

»Puedes darme una respuesta luego. ¿Sabes? Aún no hemos hablado de nosotras... ¿Te explicaron si realmente somos hermanas?

Mi interés vagamente renació de las cenizas de mis pensamientos y tomé atención a su expresión aniñada. Comenzaba a verla destacar de mí de una forma naturalmente particular.

― ¿Lo somos?

Eva asintió lentamente y posó delicadamente sus dedos sobre su muñeca derecha. Sus venas se ensancharon y el azul marino de la sangre bajo la piel se tornó un esmaltado celeste brillante que comenzó a adormecer el mismo sitio que ella tocaba.

Tomé atención de mi sangre tornasolada revolviéndose en mi interior.

―Lo practiqué durante muchos años ―ella explicó―, a veces quería hacerte pensar que no estabas sola, que yo estaba ahí para ti. Pero... no obtenía una buena respuesta de tu parte.

Las marcas rosadas de mi piel se vieron expuestas con mayor clamor y bajé mi manga velozmente para ocultarlas.

―Sí, bueno... las cosas eran complicadas cuando era niña.

―Lo sé. Para mí tampoco ha sido fácil, ¿sabes? Nuestra madre consideró salvar sólo a una de nosotras y a la otra la dio a su suerte ―esbozó una mueca―. Pero no dejemos que el pasado afecte este momento, Selene. Al fin estamos juntas.

El entusiasmo que tenía Eva por conocerme personalmente, por alguna razón, me inhibía. A cada instante espera un cambio de giro en su actuación o tal vez en la forma en que se movía precisa y silenciosa a mi alrededor como si estuviese acechándome constantemente, me hacía sentirme su presa.

Pero ella nunca tuvo deseos de lastimarme, incluso evitaba acercarse demasiado ―conteniendo la emoción por abrazarme―, para evitar un estallido de energía prematura.

Eva era diferente a como me la había imaginado, diferente de como Axel y Ariadna me habían advertido. Se sentía extraño estar con ella, pero no podía culparla por todo lo que había sobrevivido sola por tantos años.

― ¿Tú sabes quién es... ella?

Eva esbozó una mueca y negó con la cabeza.

―He intentado rastrearla durante muchos años pero... ni siquiera me acerqué a saber su nombre. Lo siento.




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