Damons

CAPÍTULO 31

―Cuando huiste su cuerpo estaba débil y agonizaba en su propio dolor ―continuó explicando Eva. No podía suponer si no comprendía el dolor que aquellas palabras me causaban, porque continuó de todas formas―. Debía hacerlo por él, o alguien más podría descubrirnos. Además, toda esa energía drenada había hecho añicos mi resistencia, también necesitaba de ella.

El dolor se plantó en mi interior y rasgó todo desde el interior, sólo podía sentirme débil y vulnerable en esos momentos porque los recuerdos evocados en la historia estaban destrozando mis nervios.

Pero Eva no parecía notarlo, o no quería realmente ver lo que eso ocasionaba en mí, estaba matándome lenta y dolorosamente.

»Selene, ¿aún no lo entiendes? Eso era necesario, aun cuando te dolió verlo agonizar en tus brazos él necesitaba morir para salvarte. Recuérdalo de esa forma, él mismo se ofreció en sacrificio para que tomaras tu lugar con los inmortales del inframundo.

― ¿Cómo pudiste hacerlo? ―Mi voz gloriosamente estable de nuevo―. ¿Cómo pudiste sacrificarlo de esa forma y dejarme creer que fue mi culpa? Él era inocente.

― ¡Él quería hacértelo a ti! ―Gruñó ella―. ¿No lo entiendes? Eras tú o él y definitivamente no estaba en discusión. Eres importante para nosotros, eres para mí...

―No ―corté tajante―. No voy a ayudarte en esto, no quiero involucrarme contigo ni con ellos. No voy a ir en contra de ellos porque ustedes están resentidos.

Eva respiró hondamente, dando un paso hacia mí.

―Estás sorprendida y enojada, tienes sentimientos encontrados puedo leerlo en ti ―su voz fue peligrosamente calmada―. Puedo entenderlo, Selene y no me preocuparé por lo que dijiste ahora... Pero por favor, ya hemos perdido demasiado tiempo aquí en esta discusión. Están esperándonos.

―Querías mi respuesta: No te ayudaré.

― ¿Disculpa?

―No les haré daño ―zanjé. El rostro de Eva se frunció pero de inmediato adoptó una expresión más relajada.

Sus cambios de humor me exaltaban, comenzaba a tomarme la oportunidad de conocerla y asustaba como el infierno. Bueno, tal vez no tanto a como me imaginaba ese lugar.

―Habla más específico, ¿quieres? Yo no sé leer mentes como lo hace tu guardián. ―Pasé saliva, inquieta―. Y tampoco sé interpretar como lo hace Seth... ¿Es por ellos que te preocupas? No quieres lastimarlos por toda la ayuda que te han brindado hasta ahora, ¿no? Selene, ya te hablé de Jenks, ellos no son diferentes. Sólo quieren desplegar tu esencia. ¿Sabías que se ganan puestos beneficios si transforman energías o la drenan de nephilims como nosotros?

»Tus amigos no son diferentes de lo que Jenks quiso hacer contigo. Deberías haber estado en mi lugar, ver realmente lo que él deseaba hacer contigo...

»No, tú nunca lo sabrás por tu bien. Vámonos, ellos están realmente interesados en conocerte. Oh, no hagas que ellas se molesten contigo.

Echó una mirada de picardía a las sombras que nos rodeaban y sentí escalofríos que de inmediato quise quitar.

―Ellas son mis protectoras.

Eva soltó una risita divertida antes de volverse por última vez hacia mí.

―Puedes probar tu punto, si quieres... o sobrevivir obedeciéndome, Selene. Pero realmente sería una lástima, tú sabes cómo se siente el roce de las sombras.

Me tomó un minuto aproximadamente pensar en lo que iba a hacer luego de saber la verdadera historia de lo que pasó esa noche con Jenks. Tenía una infinidad de sentimientos encontrados que no sabía exactamente cómo manejar.

Eva parecía conocerme demasiado bien, por lo que continuó caminando hacia nuestro destino, completamente segura de que la seguiría sin más.

Aquello me obligó a sentirme miserable, porque aquella acción indicaba una vez más que estaba colocándome en una posición de riesgo, y que la maldita carga que representaba para Axel, Ari y Seth continuaba extendiéndose en una interminable lista.

Allí estaba nuevamente, tomando malas decisiones tras otras, intentando liberarles algo de carga pero sin querer, aumentándola de maneras inesperadas. Simplemente no podía lidiar con su mundo, no podía fingir ser fuerte todo el tiempo cuando realmente estaba aterrada en el interior.

Mi confianza depositaba en Eva, mi gemela malvada era tan sólo otra prueba de que Ariadna tenía razón. No podía cuidarme sola.

Tragué mi orgullo dolorosamente y la seguí a donde fuera que quería dirigirnos, aunque sospechaba exactamente dónde acabaríamos quedándonos.

Coloqué mis manos en los bolsillo de mi rompe vientos y entonces el metal brillante y frío volvió a tocar mis dedos esperanzados. Tal vez Ari pensara que no podía confiar en Landon, y en cierto sentido sus palabras y acciones a veces me intrigaban demasiado...

Pero había una cosa que él siempre había sido conmigo, y era la sinceridad lo que me mantenía a su lado.

Disimuladamente cometí el acto más descarado y desesperado de todos probablemente y volví a colgarme el collar sobre el cuello sin ser vista.

Mejor asegurarse por si acaso.

El picor en mi nariz de almizcle del bosque llegó mucho antes de que conciliáramos acercarnos, develando el sitio de destino.

Eva no volvió a llamar mi atención en una conversación; parecía mayormente preocupada porque nadie de mis "protectores" nos siguiera de camino, y miraba constantemente en busca de una falla a su plan.

También yo lo hacía, con la extraña costumbre de saber que alguno de ellos estaría detrás para cuidarme la espalda. Así como Seth había surgido de entre las sombras cada vez que el peligro llamó a mi puerta... ¿o yo a la de él? La brecha entre ambas posibilidades se hallaba muy cerca de todas formas.




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