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Novelas Por Capitulos

En el corazón palpitante de Shanghái, una metrópolis donde el acero y el cristal se elevan hacia un futuro incierto, y las luces de neón pintan un lienzo de ambición y soledad, reside el apuesto y millonario Xi Ling.

Un hombre cuya fortuna es tan vasta como los rascacielos que dominan el horizonte de la ciudad, forjada con una astucia casi sobrenatural en el volátil mundo de la bolsa.
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Xi Ling no es un inversor común; su genio reside en la anticipación, en la lectura de los patrones ocultos del mercado, invirtiendo con maestría en ProShares, ETFs, índices y commodities. Cada transacción es un testimonio de su intelecto, cada ganancia un ladrillo más en el imperio de su riqueza.
Sin embargo, detrás de la fachada de éxito y opulencia, Xi Ling es un alma prisionera de una soledad abrumadora, un eco constante de una herida sentimental tan profunda que ha dejado una cicatriz indeleble en su espíritu. Es un hombre que lo tiene todo, excepto aquello que el dinero no puede comprar: la conexión humana genuina, el calor de un afecto desinteresado,un conversación sincera,un paseo nocturno en una playa,sentir estar vivo.
A sus 32 años ya había experimentado todo, una colección de relaciones temporales,frías,vacías,de sexo en cualquier lujosa habitación, de deslumbrantes noches que solo dejaban una sensación de soledad y hastio. Vivir Una noche de fin de año en medio de una multitud gritando sin conocerse, comprar un carro lujoso para mantenerse en el tope de los más ricos de Shanghai. Viajes a Hong Kong,Noches en Singapur.Sólo consigo mismo, ganar millones para comerse un sándwich a las diez de la noche y otro día igual,conversación técnica,zancadillas entre inversores, comprar,vender,arriesgar y otro sábado en la noche con una mujer vacía, desesperada por ser la amante oficial, la concubina con apartamento, lo que fuera..
Su última relación fue tóxica,dañina, enfermiza.Zhou Song

era extremadamente bella, con un cerebro totalmente vacío y un pesado lleno de fracasos amorosos, y desesperada por atraparlo como fuera.
Casi que llegó un momento en que el por fastidio le planteó tener un hijo, llenarla de millones y listo. Por un momento le pareció que era una solución.La otra mudarse a Hong Kong y ver qué tal. Total. Tenía un apartamento ahí.. Quería huir, de todo, principalmente de el mismo.
Era evidente que Zhou estaba entre las 5 mujeres más bellas de Shanghai.Sabia perfectamente que habia una división completa de hijos de su madre detrás de Zhou con el único propósito de llamarlo a las Tres de la mañana y decirle.
-"Mira Xi con quien me acoste"-- y enseñarle un video de Zhou desnuda en una cama.
II
La opulencia de su ático en el distrito de Pudong, con sus ventanales que ofrecían una vista panorámica de la incesante danza de luces de Shanghái, se había convertido en una jaula dorada. Cada objeto de diseño, cada obra de arte contemporáneo, cada mueble minimalista, gritaba éxito, pero sus ecos solo resonaban en el vacío de su propia existencia. Xi Ling se movía entre ellos como un fantasma, un espectador de su propia vida, incapaz de sentir la calidez que el lujo prometía. Sus días eran una sucesión de reuniones en salas de juntas asépticas, donde las palabras eran números y las emociones, variables a controlar. Las noches, un desfile de cenas de negocios y eventos sociales, donde las sonrisas eran máscaras y las conversaciones, meros intercambios de información para mantener las apariencias. Se había acostumbrado a la frialdad de las relaciones transaccionales, a la ausencia de cualquier conexión genuina que no estuviera mediada por el interés o el beneficio.
La idea de un afecto desinteresado, de una conversación que no persiguiera un objetivo oculto, le parecía una quimera, un lujo que ni siquiera su vasta fortuna podía comprar. La soledad era su compañera constante, un eco ensordecedor en los vastos espacios de su apartamento, donde el silencio solo era roto por el suave zumbido de los sistemas de climatización o el ocasional repique de su teléfono, siempre anunciando más negocios, más obligaciones, nunca una voz que buscara su alma, solo su influencia. En ocasiones, se encontraba de pie junto a los ventanales, observando la ciudad que se extendía a sus pies, una maraña de luces y sombras, de vidas entrelazadas y destinos inciertos. Se preguntaba si, entre esa multitud, habría alguien más que compartiera su misma soledad, alguien que, como él, anhelara una conexión que trascendiera el brillo superficial del éxito. Pero la respuesta siempre era la misma: un silencio ensordecedor, un vacío que ninguna cantidad de dinero o poder podía llenar.
La cena con Tiang, en un restaurante de alta cocina donde el silencio era tan denso como el aire, había comenzado como cualquier otra. Un ritual de cortesía entre dos depredadores del mercado, cada uno midiendo al otro, buscando la debilidad, la oportunidad. Xi, con su habitual desinterés, apenas escuchaba las quejas de Tiang sobre las fluctuaciones del mercado. Su mente divagaba, calculando los movimientos de la bolsa de Tokio, anticipando la próxima caída del yuan. Estaba más preocupado por la hora, por la siguiente reunión, por la interminable lista de tareas que lo esperaban. Pero entonces, la voz de Tiang, inusualmente grave, rompió la monotonía, una grieta en la fachada de acero que ambos presentaban al mundo, revelando una vulnerabilidad que Xi no esperaba encontrar en su rival.