Quedaban prácticamente dos meses para terminar el curso. Naiara, una mujer de 26 años de edad estaba ansiosa por la excursión que iban a ver, de hecho no estaba tan emocionada desde que supo que la habían admitido en la universidad.
Esa excursión se hacía exclusivamente para aquellos alumnos cuyo objetivo era realmente ser padres.
—Que emoción, ¿no te emociona? A mi sí, me encantaría ser madre ya, ¿sabes? ya tengo 32 años y he cursado este curso dos veces. Hola soy Clara—Dijo una mujer rubia con un traje estrecho de trabajo.
—Yo soy Naiara—Dijo con una sonrisa forzada. —¿Dos veces?
—Si veras, si no trabajas te pueden bajar puntos para ya sabes, para cuidar a tu bebé.
—Atención todos— Un hombre de cabello oscuro y lleno de gomina y de laca se dirigió a toda la gente que se iba a subir a las cabinas. —Todos los que estáis aquí sois alumnos notables, todos los de la universidad lo hemos visto, pero los del laboratorio no tienen ni idea de cómo sois, por favor, no hagáis que nos arrepintamos.
—Ese tío tiene que dejar de ser tan guapo o me voy a morir del calor que tengo—Dijo mientras miraba como el señor de antes se alejaba de la puerta de la cabina.
—Literalmente no sé qué decir—Dijo Naiara entrando a la cabina junto con otras cinco personas, incluida Clara. Es cabina era una gran bola de metal que se desplazaba por encima de toda la ciudad, con unos campos magnéticos, la bola pasaba de una torre a otra. Aunque no les pasaba nada porque tenían los cinturones dobles.
Llegaron a la torre donde pararon, el laboratorio de bebes 032, bajaron por las escaleras hasta llegar al ascensor.
—¿Y tú que escogerás? ¿Niño o niña?
—Pues me gustaría una niña—Respondió Naiara.
—¿Ah sí? Eres como mi hermana, yo escogeré un niño, un niño fuerte y sano como su madre.
—¿Sano? ¿Físicamente o mentalmente? Ese niño va a sufrir si sigue así—Pensó.
—Veras, es muy curioso ¿no? le dan el litro de sangre que te quitan para ponérselo a tu futuro hijo y ya está, excepto por unas preguntas y pruebas que te hacen pero, su corazón late como si fuera un niño de verdad, y crece de verdad.
—Siempre ha sido así ¿no? Los padres que tienen hijos son porque quieren, puedes hacer cosas con tu pareja sin protección y no pasar nada.
—Sí, eh oye, hablando de parejas, ¿tienes a alguien en particular?
—No me fijo en eso todavía, quiero acabar el curso con buena nota y es lo que trato.
—Que aburrida eres tía, disfruta la vida que solo son pocos días, en verdad los generales son quien tienen el control—Mientras Clara explicaba, todos llegaron a la gran sala blanca donde les estaba esperando dos hombres y una mujer con batas blancas.
—Bienvenidos futuros padres—Dijo la mujer. Tenía el cabello corto y ondulado, con la piel morena. —Esta es la sala blanca.
—¿Por qué se llama así?
—Pues… porque nos gusto el nombre, además como veras todas las paredes son blancos. Antes de empezar nos vamos a presentar. Yo soy Daniela Molina, la presidenta de este magnífico laboratorio de bebes, y ellos son Theo y Leo ¿Alguna pregunta?—Todos negaron. —Pues seguimos.
—Ya me habían dicho que esa era fría pero no me imagine que fuera tan fría.
—¿Pero tú no lo habías hecho ya esto?
—Sí pero el que estaba era un hombre, muy bueno por cierto, pero se ve que la eligieron el año pasado. Lleva dos años en este puesto.
—Espero que pasen rápido las pruebas.
—No son tan difíciles, contestas unas preguntas, te quitan un litro de sangre, te examinan de arriba abajo, tu saliva y te vas—Dijo mientras todos entraban a otra sala, esa sala tenía cinco puertas, seguían blancas.
—Empezaremos por los test, mis compañeros están en cada una de las cinco puertas, iréis de cinco en cinco ¿de acuerdo? Los primeros en la lista ¿quiénes son?—Les preguntó a los hombres que estaban detrás suyo.
—Ilena Costa, Mateo Cortés, Bastian Silva, Clara Ferreira y Naiara Costa.
—Vosotros cinco os toca los primeros.
—Suerte Naiara—Dijo Clara. Naiara le respondió con la cabeza y los cinco entraron a la vez. La sala seguía siendo blanca pero la mesa tenía bordes azules al igual que las dos sillas que había en frente de ella.
—Buenos días, mi nombre es Raymond, usted debe de ser Naiara Costa ¿verdad?—Preguntó mirando el ordenador.
—Sí, soy yo. Esto… no se tiene que pagar ¿verdad? Es que no me entere muy bien cuando lo dijeron.
—No, es totalmente gratis, ya ha pagado el curso así que estas pruebas son gratis, siéntase por favor. Bien, si le parece empezaremos primero con las preguntas usuales que se hacen y luego le haremos las pruebas ¿le parece bien?
—Pues sí, cuando usted quiera, estoy preparada—Mientras lo decía fregaba sus manos en los pantalones tejanos que llevaba.
—Bien, empezamos.