Danger.

Capítulo VIII: La Ira.

—Hora de la muerte 3 am del 31 de octubre, nombre Cora Barrow, edad dieciséis años. Causa del fallecimiento, paciente infectada con la ''Ira'' desde hace cuatro años —relata el doctor con su habitual frialdad, tras haber sujetado a la joven durante largos minutos mientras convulsionaba por la que sería la ultima vez—. Bueno, ha aguantado más que cualquier otro paciente —menciona con evidente sorpresa, mientras toma la tablilla debajo de la cama de la paciente y comienza a rellenarla con evidente desinterés.

—Es una joven muy fuerte —asegura el joven auxiliar, que aun se haya en shock tras contemplar la desgarradora muerte de la joven. Él llego hace tan solo unos meses al hospital, pero en más de una ocasión había tenido que sujetar a Cora para ser inyectada o evitar que se hiciera daño a si misma. La Ira es una enfermedad cruel y letal que evidentemente ha dejado estragos en la muchacha, aun así su belleza debajo de las ojeras, la piel blancuzca y las cicatrices continua siendo evidente, incluso minutos después de su muerte.

Su primer instinto fue pensar en su familia, en como se tomarían tan terrible noticia, sin embargo hace solo unas semanas la técnico de rayos de la tercera planta le había contado entre susurros la historia de Cora, como si se tratase de una macabra historia de terror. Al parecer con tan solo doce años mientras dormía tranquilamente en su habitación unos vándalos entraron a la casa en la que vivía con sus padres, siendo obligada a contemplar como eran asesinados a sangre fría tras expoliar la valiosa caja fuerte de los Barrow.

Desde entonces fue diagnosticada con la recién descubierta enfermedad que poco a poco parece estar haciéndose con el mundo, como la pólvora a través de un campo de batalla. Tras casi dos años en completo aislamiento, finalmente pareció mostrar señales de consciencia. Solo eso había convencido al director del hospital de postergar su ''inactivación'' indefinidamente. Sin embargo este horrendo mal ha terminado por ser más fuerte que su voluntad, tras dos años más de lucha.

Poco se sabe de la Ira, solo se conoce que aquellos que terminan padeciéndola han sido sometidos a situaciones de estrés extremo, miedo o al experimentar un hecho traumático. Los pacientes sufren un constante estado delirante en el cual crean una maraña de sucesos en sus mentes que se repite una y otra vez a lo largo de los años, si es que logran sobrevivir tanto.

Aun no se dispone de una cura, pero generalmente presentan una mejora cuando rompen ese circulo de fantasías, no obstante existe una medicina experimental que parece estar dando sus frutos. ''Luxor'' ayuda a calmar su estado de histeria, aunque según las ultimas leyes establecidas si un paciente no logra curarse en un plazo lógico de tiempo, ha de ser inactivado, recibirá una muerte asistida.

La mayoría fallecen por agotamiento o inanición, no obstante es la única manera que ha encontrado el gobierno para detener esta oleada inmensa de casos relacionados con la Ira.

—Prepara el acta de defunción y llévala al crematorio, tengo que revisar al siguiente —ordena el medico una vez que cumplimenta los formularios, disponiéndose a abandonar la habitación.

—¡Doctor! ¿Cree que descansará en paz? —pregunta el joven, quien a pesar de considerarse un hombre de ciencia, ante los recientes acontecimientos, no puede evitar cuestionarse si Cora habrá podido encontrar algo de paz dentro de sus pesadillas.

—Claro, ya veras como esta enfermedad desaparecerá en unos meses y solo sera una simple incomodidad, nada importante —asegura mientras ajusta su traje de protección y abandona la sala. Pues poco se sabe de como es transmitida, quizás ni siquiera debas estar loco para padecerla, puede que ya la tengas y estés dentro de tu propio infierno.




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