"TODO EL MUNDO DEBERÍA CONOCER SU ARBOL GENEALOGICO. LA FAMILIA ES NUESTRO COFRE DEL TESORO O NUESTRA TRAMPA MORTAL"
—ALEJANDRO JODOROWSKY
Abrí los ojos debilmente, los parpados me dolían horrible, me sentía como la mierda. Miré hacia el techo y entonces recordé que no estaba en casa, que esta no era mi cama y que seguramente parecía un monstruo. Me levanté y me puse los pantalones ya que tenía ganas de ir al baño y no sería buena idea salir solo con la camisa que me prestó Hunter. Abrí la puerta de la habitación y un rico olor a tocino frito inundó mi sentido del olfato, me guié por el aroma y me encontré a Duncan con un delantal en la cocina junto a la estufa y a Hunter sentado en un sillón, viendo televisión con una rebanda de la pizza de anoche en las manos.
Su aspecto desaliñado y relajado lo hacían lucir mucho más atractivo de lo que era el desgraciado, ni siquiera tenía la necesidad de arreglarse para verse sexy, por naturaleza ya lo era.
—Jules, despertaste.—Los dos me miraron fijamente con los ojos bien abiertos.—¿Como...te sientes?
Ninguno de los dos me quitaba la mirada de encima, es como si fuera algo extraño.
—Bien.—Contesté.—Iré al baño.
Seguí en dirección al baño y me encerré allí mientras hacía mis necesidades, era raro estar en la casa de Duncan, no me sentía incomoda ya que había sido muy bueno conmigo pero la presencia de Harrison hacía que todo se pusiera patas arriba. Me miré en el espejo del baño esperando encontrarme con mi cara vuelta papilla.
—Pero...¡Que demonios!—Grité asustada, retrocedí lejos del espejo mientras me tocaba la cara. No podía ser posible.
—Jules.—Hunter llamó a la puerta.
—No es posible...no lo es.—Me miré una y otra vez en el espejo sin poder creerlo, debí golpearme muy fuerte la cabeza.
En mi cara no había una sola marca, no habían moretones ni hinchazón. Es como si nada me hubiera pasado.
Abrí la puerta del baño y me llevé por delante a Hunter que me agarró de los brazos ya que era muy notorio que estaba en shock.
—¿Qué...que pasó?—La voz me fallaba.—No estoy loca, ¿o si?
—Calmate, Anderson.—Ordenó mientras me sacudía.—Sientate.
Me toqué por todas partes intentanto volver a la realidad, Duncan dejó lo que estaba haciendo y se dirgió a mí lado, ninguno sabía que decir, estabamos en un silencio muy perturbador. Estaba sudando excesivamente y sentí que se me saldría el corazón del susto que estaba sintiendo.
—¿Quieres agua?—Ofreció Duncan en un intentó por sacarme de mi trance.
—Si...por favor.—Me aclaré la garganta y miré a Harrison que solo observaba el suelo en busca de algo.
Dos golpes en la puerta me hicieron saltar, estaba demasiado nerviosa. Duncan me dio el vaso con agua y luego fue a mirar quien era el que tocaba. Me levanté del mueble pero entonces fui interrumpida por el brazo de Hunter que me volvió a sentar.
—No.—Sentenció.—Es hora de hablar, Anderson.
Dejé el vaso a un lado del mueble y escuché voces en el pasillo de la entrada.
Se me revolvió el estomago
—Matt.—Dije para mi misma cuando lo vi entrando a la sala.
Su cara no tenía precio, se quedó inmovil a unos metros de distancia mientras me reparaba. Y no era para menos, estaba en una casa sola con dos hombres y peor aún, tenía puesta la camisa de Hunter. Tragué saliva y miré a Hunter.
—¿Podemos hablar en privado?—Pedí rogando internamente para que aceptara.
El se paró de ahí y esperó a que yo hiciera lo mismo. Lo seguí en silencio pasando por un lado de Matt que solo respiraba agitado, vi como su mandíbula estaba tensa.
Entramos al cuarto de Duncan, Harrison le puso seguro a la puerta.
—Será mejor que te sientes.—Aconsejó de manera seca, así como era siempre. Lo noté inusualmente más tirante.
Sus musculos se relajaron, él se sentó al frente mío.
—Se supone que esto que está ocurriendo no debía pasar.—El cuarto estaba medio oscuro, solo entraba luz por la ventana, todavía era temprano y hacía mucho frío.—No hasta que tuvieras la edad suficiente para saber todo.
No entendía a que se refería.
—¿Y que es "todo"?—Indagué, se veía reacio a querer hablar.
—Klaus me ha prohibido decirte eso.—Sentí que se me bajó la presión cuando escuché el nombre de mi padre saliendo de su boca.—¿Sorprendida?—Dijo esperando algo de mi parte.
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Editado: 28.11.2019