No quería pensar en quién podría enviarme un mensaje así, creo que prefería hacer de cuenta que no había pasado nada antes que considerar la posibilidad de que Marcos estuviera cerca otra vez. Por lo tanto determiné que no iba a contarle a nadie sobre esto, al menos por ahora.
Pasó el resto de la semana y no volví a recibir ningún mensaje extraño, lo cual me tranquilizó.
Llegó el lunes y volvía a tener cita con el psicólogo. No veía la hora de terminar con eso; además mis pesadillas seguían haciéndome compañía como todas las noches. Por otro lado, no pude evitar sentir un poco de nervios ante la posibilidad de volver a cruzarme con el misterioso chico de ojos verdes, aunque la voz en mi cabeza me suplicaba que dejara de ser tan idiota.
Esta vez mi padre no me llevaría así que tuve que ir en taxi. Tendría que aprender a manejar de una vez para no depender de nadie, pero me daba un poco de miedo.
Al llegar Mateo me dio la bienvenida, amable como siempre.
- Ponte cómoda Lucy, ¿cómo has estado?
- Bien... Normal supongo –me ponía nerviosa tener que hablar de mí, nunca sabía exactamente qué decir.
- Tengo entendido que mañana empiezas nuevamente las clases ¿verdad? –asentí y luego me tensé ante su nueva pregunta: - ¿Estas emocionada por reencontrarte con tus amigos? ¿O tal vez tienes algún novio?
- Yo no... Bueno... Tuve un novio pero ahora estoy sola –haciendo un movimiento con la mano para restarle importancia y disimular lo tensa que estaba y seguí hablando rápidamente. – Pero sí estoy feliz de volver a ver a mis amigos todos los días, aunque nos juntamos varias veces en las vacaciones. Al que más veo es a Nick, mi mejor amigo, somos muy unidos y nos parecemos mucho; luego tengo otras dos amigas que las conocí en la universidad y nos hicimos amigas al instante, son hermanas y se llaman Bianca y Clara.
- Entiendo... Pero dime, ¿Qué ocurrió con tu ex novio? ¿Quieres contarme? Vi cómo te cambió la cara al nombrarlo.
No podía levantar la mirada de mis manos mientras las retorcía con nerviosismo.
- Preferiría no hablar de eso.
- Vamos Lucy, estoy aquí para escucharte y ayudarte. No puedo hacer mi trabajo si no me cuentas lo que te molesta o afecta. –me veía con ojos preocupados y sonreía para tranquilizarme. – Puedes confiar en mí, sabes que todo lo que hablemos aquí está bajo secreto profesional ¿verdad?
Suspiré y asentí, rindiéndome. Ya había pasado un mes, tal vez era hora de dejarlo salir.
- Bueno... Mi ex se llamaba Marcos. Mi padre me lo había presentado hace poco más de un año en una fiesta de fin de año de la empresa. En ese momento yo tenía dieciocho y él veintiuno. Era muy apuesto y amable, alto, de tez morena; nos caímos bien de inmediato y mi padre parecía muy contento con la idea de que estemos juntos. Salimos por unos meses, él era verdaderamente dulce conmigo –hice una pausa, intentando bajar el nudo que se formaba en mi garganta.
- ¿Entonces?
– Hasta que unos meses atrás empecé a notarlo distinto, nervioso, toda la dulzura se había ido y en cambio chocábamos bastante seguido. Yo sospechaba que algo ocurría porque cada vez que tenía oportunidad se encerraba a discutir con mi padre; yo creía que tal vez estaba metido en negocios turbios, o que era adicto a las apuestas, no sé, mi mente imaginó todo tipo de escenarios. Mi padre nunca me dijo exactamente en qué estaba ocurriendo, y una noche...
Las lágrimas se acumularon en mis ojos, me dolía tener que revivir el recuerdo en mi mente. Tomé varias respiraciones tratando de tranquilizarme pero era inútil.
- Tranquila Lucy... ¿Qué ocurrió esa noche? –dijo Mateo con una mirada preocupada, pero animándome a seguir. –Te sentirás mejor, más liberada, si puedes hablarlo.
- Él... –tomé una gran respiración, dispuesta a dejar salir lo que tanto me atormentaba. -Esa noche él me... Me violó.