Dangerous Desire

Capítulo 6 - Santiago

Era mi primer día en esta maldita universidad y lo que menos esperaba es que ella también estudiara aquí. Ya era lo suficientemente malo cruzarla en el consultorio de Mateo todas las semanas, como para también tener que verla todos los días. Era una tortura, ella es tan hermosa que duele pero jamás podría acercarme, mi vida y la de mi familia dependían de ello. La única esperanza que tenía era que ella parecía no reconocerme. El problema era que podía notar cómo me miraba con interés y yo no hacía más que maltratarla para que se olvide de acercarse a mí. Por el bien de todos, aunque lo que más quisiera sea acércame a ella.

Ella era pequeña, con una hermosa cabellera rojo fuego con rulos. En su rostro tenía algunas pecas en su nariz y mejillas y unos bonitos ojos color miel. Además tenía una voz tan dulce... Todo en ella era perfecto, te daban ganas de ponerla en una cajita de cristal. Era inolvidable, desde la primera vez que la vi había llamado mi atención, a pesar de que la situación en la que la conocí eliminaba cualquier tipo de posibilidad de aproximarme a ella.

- Bueno, yo no tengo por qué hacerte caso. Por cierto, gracias por la ayuda – me dijo molesta pero a mí me parecía bastante tierna su expresión.

Habíamos chocado en el pasillo y ya parecía una costumbre en nosotros. En cuanto la vi me puse nervioso, incluso la llamé preciosa y había logrado que se ruborizara. Sin embargo tenía que mantener mi papel duro con ella, no podía bajar la guardia, por lo que tuve que usar todo mi auto control para no ayudarla a levantar las cosas que se le habían caído. Era mejor así, era mejor si me odiaba.

Tenía que seguir mi camino, mirarla era demasiado adictivo y peligroso. Puse una enorme pared invisible entre nosotros y le dije "de nada" de la manera más fría que pude.

Fui al baño a lavarme la cara y tratar de tranquilizar mis nervios, todo lo que tenía que hacer era prestar más atención e ignorarla en los pasillos. Con toda la gente que había aquí era casi imposible que compartiéramos alguna clase. ¿Verdad? Ni si quiera sabía qué carrera estudiaba ella.

Al salir del baño y dirigirme al aula vi que los pasillos estaban completamente vacíos, eso significaba que estaba llegando tarde a mi primer clase en mi primer día, genial. Me tocaba la clase de historia económica, así que tomé el papel que me habían dado con mis materias y aulas y me apresure a encontrar el aula que me correspondía. Entré lo más silencioso que pude, por supuesto que el profesor ya se encontraba allí.

- Llega tarde alumno, ¿Cómo es su nombre? –el muy imbécil quiere humillarme en frente de todos.

Respiré profundamente y conteste:

- Lo siento, mi nombre es Santiago. Santiago Da Silva.

- Muy bien Santiago, allí tiene un lugar –dijo señalando al fondo. – Procura llegar a horario la próxima vez por favor, no me gusta que me interrumpan las clases.

Asentí y me dirigí a mi lugar, pero al pasar por los alumnos no pude evitar notar el cabello rojizo de Lucy. Si creía que mi día no podía ser peor me equivocaba.

Me pasé toda la clase mirándola, subía y bajaba mi pierna rápidamente en un tic nervioso. No escuché ni una sola palabra de lo que dijo el profesor y sabía que eso iba a tráeme consecuencias luego, pero ahora mismo no me importaba en lo absoluto, estaba enloqueciendo con tenerla cerca todo el tiempo.

Cuando terminó la clase salí disparado de allí, tenía que llamar a mi hermano urgentemente. Después de sonar dos veces atendió:

- Hermano, ¿Qué pasa?

- James, ella está aquí –dije con la voz acelerada. – La cruzo en todos lados me estoy volviendo loco.

- ¿Qué? ¿Ella quién?

- Lucy.

Se hizo un largo y tenso silencio en la llamada.

- ¿Sabe quién eres?

- No. Pero no la cruzo sólo aquí, también la veo cuando voy al psicólogo –suspiré, desesperado y con miedo. – Dios, esto está muy mal James.

- Tranquilízate y escúchame bien, aléjate de ella ¿Escuchaste? –dijo muy serio. – No vas a poner nuestra vida en peligro por pensar con tu amiguito en vez de con tu cabeza, te mataré yo mismo si es necesario. Deja el psicólogo, puedes ir a otro, y evítala en la universidad ¿Entiendes?

Le dije que iba a hacer todo lo que me pedía, pero en el fondo no estaba seguro de poder cumplirlo. Me atormentaba todos los días lo que había hecho, y sin embargo había algo en ella que sabía que no me iba a permitir mantenerme alejado.

 



#25397 en Novela romántica
#5176 en Joven Adulto

En el texto hay: deseo, secretos, trauma

Editado: 08.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.