Quería hacer algo para eliminar la tensión que había entre Nick y Santi. Me ponía realmente incómoda cuando cada día en el almuerzo se miraban callados, como analizándose el uno al otro de una manera no muy amigable mientras yo estaba en el medio. Cuando se conocieran mejor todo estaría bien... O eso esperaba. Así que hoy mientras comíamos les propuse para que salgamos todos juntos, incluidas las chicas y también le dije a Santi que invite a su hermano.
- ¿Qué tiene que ver mi hermano en esto? –preguntó confundido.
- Quiero conocerlo, me parece que será divertido que venga. Promete que al menos se lo preguntarás.
- Está bien –dijo después de poner los ojos en blanco. – No puedo prometerte que irá pero se lo preguntaré.
- ¿A dónde iremos? –preguntó Clara.
- No lo sé... Cerca de mi casa abrieron un boliche nuevo, podríamos ir si quieren.
- Perfecto, vayamos a conocerlo.
- Tu vienes, ¿verdad, Nick? –le dije tomándolo de la mano.
- Sí... Supongo que sí.
Por la noche, cuando llegamos al lugar con mis amigos en el auto de Nick, vimos que en la puerta ya estaban esperándonos Santi y su hermano, finalmente iba a conocerlo... Solo lo había visto una vez de lejos, en la fiesta en la playa. Era tan alto como su hermano, el mismo pelo negro, pero este lo llevaba más corto; no tenía ningún tatuaje, al menos a la vista, aunque llevaba un piercing en la nariz que a pesar de que no me gustaban, reconocía que le quedaba muy bien.
Ambos iban vestidos de negro; eran muy parecidos entre sí, como si James fuera la versión de Santiago del futuro
- ¡Hola! –saludé alegre, primero a Santi con un pequeño beso y luego me gire a su acompañante. – Tu eres James ¿verdad? ¡Me alegro que hayas decidido venir!
Me regaló una muy atractiva sonrisa y me estrechó la mano en un saludo respetuoso.
- Un gusto, Lucy. He oído mucho acerca de ti.
Santi se aclaró la garganta y me pasó un brazo por la cintura atrayéndome a él.
- Estás aún más preciosa de lo que ya eres –me dijo al oído. No pude evitar el rubor de mis mejillas.
- ¿Por qué no mejor entramos? –dijo Nick
Una vez adentro nos acomodamos en una mesita en un costado. Era un lugar agradable, no era muy grande pero no estaba nada mal, incluso tenía un pequeño patio por si querías ir afuera.
Tomamos un par de bebidas y nos unimos a toda la gente en la pista de baile.
Llevaba mi pelo suelto, por lo que jugaba con él mientras movía mis caderas. Sentía a Santi en mi espalda, bailaba pegado a mí con sus manos en mi cadera. A medida que pasaban las canciones iba subiendo el calor alrededor. Cada vez nos acercábamos más, provocándonos, mi trasero rozaba contra él y podía sentir cómo iba creciendo su entrepierna.
- Lucy... Yo no haría eso si fuera tú a menos que quieras irte de aquí inmediatamente para arreglar esta situación –provocando una risa tonta de mi parte mientras me sonrojaba. Me encantaba ver el efecto que podía tener en él. – Voy al baño y por algo de beber –dijo depositando un beso en mi mejilla y alejándose de mí.
Seguí bailando con mis amigos, nos reíamos sin parar de los movimientos ridículos del otro ya que ninguno era un buen bailarín. Fui a buscar otra bebida y al volver vi algo que me dejó sorprendida, James y Clara estaban besándose como si no hubiera un mañana. Había notado que desde que se vieron en la entrada se habían estado dando miraditas e incluso en la mesa los vi hablando pero no pensé que llegarían a esto tan rápido, o tal vez ya estaban ebrios lo cual también es probable.
Volví a la pista y empecé a bailar con Nick, tal vez había tomado un poco de más porque tenía mucho olor a alcohol en él pero no me preocupó ya que la mayoría de las personas aquí estaban en la misma situación. Estaba sonando una canción bastante alegre que nos tenía saltando para todos lados mientras cantábamos y reíamos sin parar, pero luego empezó a acercarse a mí, bailando cada vez más cerca.
- Ya puedes devolverme a mi chica, gracias –escuchamos a Santi bastante cerca, con la voz tensa.
- ¿Qué no vez que está bailando conmigo? –dijo Nick pasando un brazo por mi cintura, tocando más de lo que debería.
Estaba empezando a alejarme, incómoda por la situación, pero todo se salió de control bastante rápido.
- ¡Suéltala imbécil! –le gritó Santiago empujándolo lejos de mí.
Nunca había visto a Nick tan enojado; se acercó velozmente y le dio un puñetazo en la cara. En un segundo ya estaban los dos en el piso peleando, todos a nuestro alrededor miraban pero nadie ayudaba. Les gritaba por favor que paren, y que alguien hiciera algo, pero nadie me prestaba atención. Intenté acercarme pero de seguro recibiría algún golpe así que fui a buscar a James para ayudarme.
- ¡Hey! Ya basta, paren –James tomó a Santiago y lo levantó separándolo de Nick.
- ¡No la mereces! –gritó mi amigo. - Ella merece ser feliz con alguien mucho mejor que tú, si la lastimas te mato ¿oíste?
- ¡Cierra la boca, tú no sabes nada!
- Basta por favor, ya es suficiente –pedí logrando que al fin me miraran. Estaba temblando de los nervios y de verlos así peleando por mí sin ningún sentido. - ¿Se volvieron locos?
A Nick se le veía el labio partido y la camisa rota, y a Santi ya se le estaba poniendo morado debajo del ojo. Cuando posaron sus ojos en mí pude ver como bajaban sus hombros tranquilizándose.
Ya hablaría otro día con Nick sobre lo que le estaba pasando, pero luego de ver que se encontraba bien y que Bianca había aparecido para ayudarlo, me acerqué a Santi y le dije que me acompañara a mi casa, ya no estaba de humor para estar allí.
Nos fuimos caminando, ya que él había ido con el auto de James, pero igual no estábamos lejos de mi casa.
En el camino él se disculpó muchas veces y me prometió que no volvería a ocurrir, pero yo me mantuve en silencio. No estaba enojada, solo molesta con la situación pero sabía que yo en su lugar haría lo mismo, enloquecería si lo viera así de cerca con otra chica.