Dangerous Desire

Capítulo 18

- ¡Lucy despierta! Está bien, tranquila... Estoy aquí –dijo haciéndome caricias en el brazo.

Me desperté llorando, hacía mucho que no tenía una pesadilla como las de antes. Sin embargo, esta vez fue diferente, no sabía si era algo que mi inconsciente había inventado en el sueño o si era real, pero había recordado otro detalle.

Cuando los dos hombres que acompañaban a Marcos me sujetaron para atarme, pude ver que uno de ellos tenía ojos verdes, aunque solo los vi por un segundo. Era extraño pero no quería darle muchas vueltas al respecto ya que lo más probable es que solo fuera producto de mi imaginación. Más tarde escribiría el sueño en mi cuaderno.

Santi me atrajo hacia él limpiándome las lágrimas. Nos quedamos un rato abrazados, con mi cabeza en su pecho hasta que pude calmarme. Me sentía muy a gusto en sus brazos, con él acariciándome el pelo con tanta tranquilidad.

- ¿Estás mejor? –dijo depositando un beso en mi cabeza y yo asentí levantando la vista para observar lo apuesto que se veía en la mañana. - ¿Quieres contarme la pesadilla?

- Bueno... Era sobre mi ex –sentí como Santi se tensaba debajo de mí. Suspiré y decidí abrirme con él. – Hace unos meses él enloqueció... Vivía nervioso y enojado, yo sabía que él estaba metido en un problema de dinero pero aún sigo sin entender qué es lo que pasó realmente. Entonces una noche que yo le había comentado que mi padre no estaría, entró a la casa mientras dormía, con otros dos hombres... –hice una pausa para respirar y no volver a llorar, gracias a la terapia estaba mejor pero aun así era algo difícil de contar. Santi me escuchaba atentamente, había algo en su mirada... ¿miedo? – Estaba intentando robarle dinero a mi padre, pero yo me desperté e intenté llamar a la policía y... él... bueno, me drogaron y me... me violó. No recuerdo nada de lo que pasó después porque perdí el conocimiento hasta que llegó mi padre.

Santiago estaba completamente inmóvil, incluso temí que no respirara. Entendía que fuera algo fuerte para contar a primera hora de la mañana, pero no sabía que le afectaría tanto.

- ¿Estás bien? –le pregunté.

- De verdad lo siento mucho Lucy... –dijo con la mirada perdida. – Nadie debería haber pasado por algo como eso.

- No te preocupes, no tienes nada que ver... Yo estoy superándolo de a poco –le expliqué intentando calmarlo. – Esta es la razón por la que estaba en el psicólogo cuando nos conocimos... Desde esa noche no volví a poder dormir sin pesadillas, siempre la misma. Pero bueno, Mateo me ha ayudado mucho y ya estoy mejor, de verdad, hacía mucho que no volvía a tener una pesadilla.

- Me alegra oír eso, mereces seguir adelante con tu vida –se aclaró la garganta, separándose un poco de mí. Se notaba que estaba nervioso por algo.

- ¿Y a ti? ¿Qué te llevó a ir al psicólogo?

- Lucy... –él se levantó de la cama y comenzó a vestirse. – Algún día te lo contaré todo ¿está bien? Pero no ahora.

 

Santiago

No podía seguir jugando con fuego. En cualquier momento se daría cuenta de que evito el tema y no puedo evitar ponerme nervioso. Cuando me contó todo lo que pasó esa noche con su ex estaba aterrorizado. No estaba listo para contarle todo aún.

Lo que sentía por ella era algo que no quería perder, era demasiado especial. No sabía de qué manera podría explicarle las cosas para que alguna vez me perdone, aunque no la culparía si no lo hacía.

Ella no insistió con el tema, agradecí que no me presionara. Bajamos a desayunar y hablamos de todo un poco. Incluso me dijo que el viernes era su cumpleaños y que el sábado a la noche haría una fiesta en su casa. Tenía poco tiempo y quería pensar algo especial que regalarle.

Su perro Theo me parecía adorable, sabía que le agradaba porque siempre que me miraba movía su colita. Estaba rascándole detrás de las orejas como le gustaba mientras Lucy ayudaba a Gabriela, cuando recibí otro mensaje de un número desconocido:

"Último aviso... Sino le contaré yo mismo lo que hiciste."

Sabía que esto llegaría tarde o temprano. Pero no iba a complacerlo, iba a luchar por ella. Solo esperaba tener el valor de decírselo yo mismo antes que ese mal nacido.



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En el texto hay: deseo, secretos, trauma

Editado: 08.08.2021

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