Sabía que cometí un error al no tomarme enserio el mensaje que decía que iban a contarle la verdad, pero no esperaba que lo hicieran en su fiesta de cumpleaños. Estaba tan enojado por no haber sido lo suficientemente valiente para decírselo antes yo mismo... Se había enterado de la peor manera posible.
Verla tan dolida me había partido en dos, era consciente que me merecía todo lo que me dijo y más, pero yo solo quería abrazarla y consolarla. Me hubiera gustado al menos poder darle mi explicación, pero confiaba en que algún día decidiera escucharme... Aunque yo en su lugar no lo haría.
Intenté llamarla, muchas veces, tanto esa noche como todo el domingo, pero obviamente no obtuve respuesta.
No podía sacarme de la cabeza su mirada dolida al decirme que le daba asco. Lo entendía, yo mismo me daba asco también. Pero esto para mí nunca había sido un juego, por el contrario, mis sentimientos por ella eran los más reales que había tenido en mi vida.
Estaba empezando a dudar que el que nos enviaba los mensajes fuera Marcos... Recordando el maldito mensaje que le llegó a Lucy, decía: "¿sabías que tu novio conoce a Marcos?" O algo así, y no tiene mucho sentido, ya que supongo que si fuera él mismo pondría algo así como: ¿sabías que tu novio me conoce? Tendría que buscar la manera de investigar quién los enviaba.
Esperé ansioso que llegara el lunes para poder verla. Cuando llegué a la universidad me quedé esperándola en la puerta, como hacía siempre. Al rato distinguí el auto de Nick en el estacionamiento, y empecé a moverme de manera nerviosa.
En cuanto la vi se me cayó el alma a los pies, se veía con un aspecto terrible y debajo de sus ojos habían unas ojeras tan moradas que delataban que no había dormido en todo el fin de semana. Yo tampoco había dormido, así que era probable que no me viera mejor que ella.
Al ingresar por la puerta, dirigió sus ojos hacia mí sólo un segundo antes de esquivarme y seguir caminando como si no estuviera. Nick me dio una mirada de advertencia pero la ignoré agarrando a Lucy del brazo para girarla.
- Por favor, escucha lo que tengo para decir... –Lucy tiró de su brazo, alejándose.
- ¡Eh! Idiota, suéltala –dijo Nick empujándome. Estaba tan en la mierda que con solo ese empujón casi termino en el piso. Luego se acercó y me dijo en voz baja: - No sé qué le hiciste, pero cuando me entere te mato.
Los dos se fueron por el pasillo y no volví a cruzar miradas con Lucy por el resto del día. Incluso en la clase que teníamos juntos me ignoró pretendiendo que no existía. Ahora sabía lo que había sentido ella cuando era yo el que la ignoraba.
Al día siguiente supe que enloquecería si no le contaba a Lucy mi parte de la historia. Si después de oírla no quería volver a saber de mí y no podía perdonarme, me dolería pero lo respetaría debido a que tiene todas las razones para hacerlo. Pero no pararía hasta tener al menos la oportunidad de explicarle el por qué lo hice.
Fui decidido, esperé a que saliera de su clase y al comprobar que iba sola cuando pasó por mi lado la tomé del brazo y la metí en el aula vacía atrás de mí.
- Pero qué... ¿Qué haces? ¡Suéltame! –la solté y me miró furiosa.
- Tranquila –dije levantando las manos. – Sólo quiero hablar. Sólo eso pido... que me escuches.
- ¿Es que no entiendes que yo no quiero hablar contigo, Santiago? –pasó sus manos por su cara, suspirando con frustración. – Más te vale darme una buena maldita razón para que no llame a la policía ahora mismo para entregarte.
- Te diré toda la verdad lo prometo y espero que algún día puedas perdonarme...
- No puedo prometer eso. Habla... que no tengo todo el día –dijo apoyándose en uno de los bancos cruzando los brazos.
- Bueno, déjame empezar por el principio... Mi madre tiene cáncer, hace unos meses estuvo muy grave y a punto de morir... Necesitábamos mucho dinero para poder mantenerla internada en el hospital y comprarle todo lo necesario. Fue muy difícil para nosotros, Lucy... Yo había dejado la carrera para poder trabajar pero aun así no alcanzaba ni para la mitad de las cosas y a James casi nadie aceptaba contratarlo por haber estado en la cárcel –poco a poco creo que empezó a entender hacia dónde me dirigía con todo esto, ya que abrió los ojos con sorpresa primero, y luego con reproche y decepción. Yo bajé la mirada, avergonzado. – Entonces en ese momento apareció Marcos... –hice una pausa y la miré a los ojos. - Antes de seguir quiero dejar en claro que en ningún momento nos habló de ti, eso no fue planeado. El trato fue solo entrar y ayudar a robarle a tu padre; nos ofreció una buena cantidad de dinero con el que podíamos ayudar a mi madre. Pero luego te despertaste y las cosas se salieron de control...
- ¿Entonces te quedaste ahí parado viendo cómo me violaban? –dijo con la voz rota. Quería acercarme a limpiar las lágrimas que caían por sus mejillas, pero al dar un paso ella se movió alejándose.
- Lucy no podía hacer nada... No es excusa, lo sé, pero intenta entenderme, de él dependía que mi madre viviera o muriera. Nunca podré perdonarme lo que dejé que te hiciera. Cuando salimos de tu casa tú estabas inconsciente y Marcos nos hizo prometer que no abriríamos la boca o nos mataría... No volvimos a verlo desde esa noche. Nunca quisimos nada de esto, sé que fue un error, tendríamos que haber buscado otra manera...
- Espera, ¿"volvimos"? o sea que James fue el otro hombre que estaba contigo esa noche, ¿verdad? –me quedé en silencio, mirándola, y esa fue toda la respuesta que necesitó. – Oh por Dios... Todo este tiempo se estuvieron riendo de mí a mis espaldas...
- No, Lucy... Para nada –me acerqué y le tomé las manos con las que estaba tapándose la cara. – Cuando te encontré a la salida del psicólogo tuve tanto miedo de que me reconocieras... Y encima decidí volver a la universidad y también te cruzaba todos los días aquí, casi me vuelvo loco. James me dijo que me alejara de ti y de verdad que lo intenté pero no pude... Te juro desde el fondo de mi corazón que lo que siento por ti siempre fue real y que nunca intenté hacerte daño.