Gael y Lola no dejan de cantar a todo pulmón dentro del auto. Ya me tienen aturdida con su escándalo, igual no puedo evitar sonreír al escucharlos. Lola es una gran actriz pero para el canto... da miedo. Mejor que siga actuando tan bien cómo lo sabe hacer. Gael, por otro lado, tiene una voz tan linda pero su entusiasmo me hace reír, ya se cree el mismo Shawn Méndez. Empiezan a pelear después por la siguiente canción, niego y después me concentro en mirar por la ventana que se encuentra a mi costado. Edificios altos y las luces de estos dejando una estela hermosa ante la velocidad en la que ahora avanza el vehículo.
Es una noche linda, hace mucho tiempo que no salía a disfrutar de la ciudad a esta hora. Luce tan viva y tan colorida cómo en el día. Me siento un poco entusiasmada, debo admitir, pero también me encuentro un poco nerviosa pues no es costumbre mía salir y dejar a mi hijo al cuidado de los padres de Lola, no a estas horas. Los chicos insistieron para que los acompañara a esa fiesta que habrá hoy en San Reyes y ya no me pude negar cuando ellos llegaron por mí a casa para arrastrarme fuera de esta.
Sabía que ya se los había prometido pero esperaba liberarme de ese compromiso. Les dije que no me sentía muy bien para salir, pero, claro, olvidé que ya había usado esa excusa muchas veces antes, esta ocasión ya no se lo creyeron. No me gusta dejar a mi hijo, confío en los padres de Lola ciegamente, pero aún así... no siento que sea correcto abandonarlo una noche con ellos para irme a una fiesta.
<<Deja de ser agua fiestas, Lilian. Sabes que no te la puedes vivir encerrada, mereces un poco de diversión. Has trabajado mucho, es lo único que haces además de cuidar de tu hijo.
Disfruta ahora que puedes y deja la amargura para después.>>
Después de ese regaño de mi conciencia, suelto un suspiro y trato de relajarme y alejar un poco al temor que se ha hecho presente en mis adentros. Admito que soy un poco paranoica, no puedo dejar de pensar en que algo malo le pueda pasar a Edward si no estoy cerca. Ya he sido testigo lo suficiente de lo peligroso que es el mundo en realidad, ya no pienso volver a cometer otro descuido que sea capaz de arrebatarme a alguien más. No de nuevo. Sin embargo, últimamente no he dejado de sentirme así de atemorizada, amenazada. Tal vez se deba a esa extraña llamada que recibí el otro día cuando estaba en el trabajo.
"— No permitas que él te encuentre."
Fue lo que me dijo la voz del hombre que me contactó ayer. Él no poder entender cómo es que me conoce y el porqué me dejó esa advertencia... me ha tenido totalmente revuelta. No he podido dejar de pensar en eso, no he podido dormir ni concentrarme en nada más. Al menos no me ha vuelto a llamar pero el miedo sigue creciendo cada día dentro de mí porque... su voz también ha hecho sospechar.
Me pareció extrañamente familiar...
Aterradoramente familiar pero... ¿de quién se podría tratar? ¿De qué o de quién ha intentado advertirme?
Vuelvo al aquí cuando escucho a la ruidosa Lola nunciar que ya hemos llegado a lugar donde será la dichosa fiesta. Tardo en reaccionar y, cuando soy capaz de distinguir lo que se encuentra a mi alrededor, me percato de que ya nos hemos detenido en un pequeño aparcamiento. Está repleto de muchos autos lujosos. Me recuerdan a los vehículos increíbles que tenían los hermanos Bennett... Lion amaba este tipo de autos, amaba correr en ellos y...
<<No puedes hacer esto esta noche, Lilo.
Por favor calma, trata de no pensar en él sólo por una noche, te lo suplico.>>
Intento respiración profunda para alejar esos recuerdos que han empezado a llenar a mi cabeza y a debilitar mi corazón, para después salir del auto de Gael y dirigirme con él y con Lola a los adentros de San Reyes. Un hombre imponente y de traje nos recibe en la entrada y, después de comunicarle que vinimos al bar, él nos da el paso y nos guía hacia este. El sitio es más allá de lo hermoso y elegante, la luz tenue le da un toque único. Después nos dirigimos por un gran pasillo iluminado por una luz roja, a cada paso que nos acercamos al final de este, crece el sonido y el retumbar de la música.
— Espero que las chicas nos hayan apartado un buen lugar.
Miro a Lola después, curiosa.
— ¿Las chicas? ¿Quién más viene?
— He invitado a Lana y Astrid. Son geniales, te caerán bien — me aclara y yo asiento. Así que por fin voy a conocer a esas chicas. Lola siempre me las menciona, sólo sé hasta ahora que se tratan de unas compañeras de su curso y que llevan siendo pareja desde hace más de un año—. Dijeron que iban a venir con más chicos, a ver cuál te agrada.
— Lola...— le advierto y ella sonríe, picara.
— Es juego, amargada. Pero igual puedes escoger, todos sus amigos están buenos y solteros.
Le empujo del hombro haciéndola reír y Gael, quién va a delante de nosotras, después nos llama para avisarnos que nos acerquemos más a él. Al hacerlo nos comenta que no debemos alejarnos mucho, ya que el lugar está repleto y teme que nos perdamos entre la multitud. Al principio me parece de lo más tierno esa advertencia y que nos cuide de esa manera, pero al llegar al punto principal me percato de que no exageró en nada al preocuparse... El lugar está a reventar, es enorme pero aún así parece que no le entra ni un alma más.
— Vengan, chicas. Sujetense de mí. — nos insta a tomarlo de su camisa y sin dudarlo, Lola y yo lo hacemos para no ahogarnos en el mar de gente que invade a la enorme pista de baile. Sobre esta se encuentra una enorme esfera brillante, y junto a un escenario yace una gran pantalla mostrando lo que parece un vídeo musical —. Con cuidado, no quiero que me roben a mis dos hermosas damas.
— Ni que tuvieras tanta suerte, Gael. — bromea Lola. Escuchamos a Gael bufar después.
— Hablo enserio, vengo con las dos chicas más lindas del mundo.
Editado: 25.08.2024