La sonrisa de mi hijo no es suficiente para acabar con el miedo que siento crecer en mis adentros. Me atrevo a decir que, por primera vez en mucho tiempo, me siento así de insegura y preocupada. No he logrado tranquilizarme desde que recibí ese mensaje, no he podido dejar de pensar en lo que se pudiese tratar ahora...
Miro a mi niño, lo escucho reír, pero no se me es capaz de contagiar su buen ánimo, ni tampoco su energía ni su alegría. Lo envidio un poco por ello, pues es sólo a esa edad en la que se logra disfrutar con plenitud de momentos tan simples cómo estos, en donde lo veo jugar en unos columpios bajo una tarde calurosa. La edad en la que aún no es consciente de todo el mal que lo acecha, la edad en la que todos estamos a salvo por nuestra ingenuidad e inocencia. Daría mi vida por qué la conservara siempre, daría lo que fuera para que mi pequeño se mantuviera congelado en esa felicidad que ahora parece danzar en sus ojos.
En su sonrisa...
Eso es todo lo que necesito ver para sentirme mejor, después de un duro día de trabajo. Es mi medicina, mi hijo lo es porque él me hace regresar a lo bueno, a lo inocente. Sin embargo, en este momento, no puedo sacar de mi pecho este temor, no puede ser apagado por él que es mi antídoto para todo lo que me hace sentir decaída. Ahora es más que eso lo que me consume, ahora... es la amenaza la que estruja a mi corazón y la que me mantiene en un rincón oscuro. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de angustiada, hacía mucho que no era alertada de esta manera en la que percibo que todo lo que me he esforzado en contruir... caerá en pedazos más pronto de lo que me dé cuenta.
Lola sentada a mi lado, en una banca de un hermoso parque local, sólo se mantiene congelada. En su rostro manifestándose clara preocupación. No podía aguantarlo más, no ha pasado mucho desde que recibí ese mensaje, aquel que me llegó después de sufrir esa noche desastrosa en el bar de San Reyes. Han sido sólo dos días los que han transcurrido, dos días en los que casi no he dormido, dos días en los que me he mantenido hundida angustia, pues el texto me aclaraba de nuevo una advertencia. Una advertencia que hasta ahora sigo sin comprender. Sin embargo, algo dentro de mí dice que tiene que ver con el joven que ví esa noche en el bar. Frank. El tipo que estuvo involucrado conmigo en el desastre que había creado Arthur Watters hace cinco años.
Lo sé, lo descubrí esa noche que lo ví ahí en medio del alboroto. Ví su semblante, su sorpresa al verme y el yo hacerlo me trajo un mal presentimiento.
No he recibido más mensajes, gracias al cielo, pero desde el último no he tenido cabeza más que para la desesperación que ha encendido esa amenaza en mis adentros. No quiero concluir nada tan pronto, yo soy la última que quiere relacionar todas estas extrañas situaciones al infierno que se desató hace cinco años en mi vida, pero es que no le encuentro otra explicación. A Frank es al único con el que he tenido la mala suerte de toparme en Manhattan que estuvo realmente relacionado con ese pasado desastroso. Sabe lo que pasó entre Lion y yo, sabe quién fue él para Arthur, sabe... de Arthur, porque él buscaba joderlo esa noche.
Porque él era alguien peligroso también...
La persona que me ha llamado y que me ha mandado esos mensajes, al parecer, tiene ese mismo conocimiento que él. Sabe cosas importantes y ha tratado de advertirme ahora. No he querido ignorarlo, porque el considerar hacerlo me hace sentir cómo una imbécil. No puedo confiarme de algo así, mucho menos después de lo que viví. Mucho menos después de haber visto... cómo asesinaron a quiénes fueron importantes para mí. El hacerlo pone en juego mucho y también me convierte en una traicionera, con Jannine, con Freddy, con Lennon, con mi padre, con Lion....
Todos ellos murieron para protegerme, todos ellos se sacrificaron para que yo me pudiese salvar y así aprovechar mi vida lejos de ese mundo peligroso que nos tenía tan abrumados y estancados en la miseria y en la desgracia. Necesito ser precavida con todo, necesito ser cuidadosa o si no su sacrificio habrá sido en vano. Sin embargo, ahora que sólo tengo estás conclusiones, tal vez creadas por mi paranoia y por el impacto de haber visto a Frank de nuevo, no sé que hacer. No sé qué considerar para evitar que algo malo, al respecto de esas claras advertencias que se me han dejado, se realice y me lleve de nuevo a una pesadilla.
— ¿Huir? ¿Estás pensando claro, nenita?
— Por mi hijo debo pensar claro todo el tiempo, Lola. Por él es por el que debo pensar principalmente— desvío mi mirada después hacia la zona donde se encuentran esos columpios. Edward sigue ahí con unos niños. Ríen al balancearse sobre esas inocentes atracciones que tanto me agradaban antes y que ahora me llenan de tantos recuerdos junto a Freddy.
Dios...
Perdí tan pronto a mi mejor amigo, a mí tonto Olaf. Sigo sin perdonarme, sigo sintiendo esto que no me permite alejar la culpa de mí. Fred no tenía por qué pagar las consecuencias, no tenía por qué involucrarse en el caos que sólo Lion y yo habíamos creado, pero lo hizo... Él decidió hacerlo para que yo siguiese aquí, sin él. Siendo consumida por tantos sentimientos desastrosos de culpa, por tanto dolor que aún no me permiten ser libre de mí misma.
<<No puedo poner a nadie más de nuevo en peligro. No de nuevo.>>
Suelto un suspiro y después alejo la mirada de mi hijo para encarar a Lola. Ella no deja de lucir angustiada. No le quería enterar de esto pero quiero hacerlo antes de que se salga de control. Si Frank está realmente involucrado con esos mensajes y sabe que algo está ocurriendo, para habérmelo hecho enterar por medio de esos textos misterios, entonces puedo atreverme a decir que tarde o temprano se desatará algo malo.
Tenía que ser honesta con Lola, tenía que hacerle saber de alguna manera de esta inquietud que me consume y su porqué. Sólo ha sido testigo de todo lo que tuve que he pasado, por medio de largas y crueles anécdotas. Y también al ver los estragos que eso trajo a mi vida después. No, no me refiero a mi hijo de esa manera. No quiero que él se muestre cómo un error. No lo es y estuve consciente, desde el momento en el que me enteré que estaba embarazada, que todo se volvería más complicado para mí, que iba a necesitar de mucha fuerza y de mucho coraje para poder enfrentar lo que me esperaba con ese ser que estaba evolucionando dentro de mí.
Editado: 25.08.2024