Dangerous Feeling

Capitulo 20

Lion. 







































 

Me quedé pasmado en medio de ese pasillo donde me encontraba, mi respiración se había descompuesto, mi corazón había empezado a latir con más fuerza que la esperada y mis ojos... Estos aún no eran capaces de aceptar lo que contemplaban con tanto asombro en este momento.

Un nudo se instaló en mi garganta mientras que una gran parte de mí luchaba por no derrumbarse. La impresión era inmensa, apenas podía con ella, apenas podía contener todo lo nuevo que emergía en mis adentros. Lágrimas empezaron a acumularse dentro de mis ojos, pero, aunque traté de reprimirlas con las pocas fuerzas que tenía... estas terminaron ganando. Pronto sentí cómo se resbalaban por mis mejillas hasta mi mentón.

Era tan hermoso... Era lo más hermoso que había visto en toda mi jodida existencia.

Era cómo ella, cómo mi Monstruito, salvo por el cabello que lo tenía rubio. Este parecía que lo había heredado por completo de... mí.  Se parecía mucho al Lion que alguna vez fue inocente, al Lion pequeño que lo único que quería era jugar a la pelota con sus amigos en lugar de estar todo el día bajo el sol... buscando algún método para poder conseguir dinero y así poder alimentar a su pequeña hermana.  No podía evitar recordar todo eso, no ahora que tenía frente a mí a ese niño que parecía ser un retrato vivo de mí a su edad.   Ya nada podía negarmelo, ese pequeño era mío, ese niño... era realmente fruto de mí y ahora estaba aquí, frente a mí, mirándome ingenuo. Curioso.

Todo dentro de mí se había activado con violencia, una fuerza extraña me incitaba a acercarme, a recorrer los pocos metros que ahora me separaban de él... Necesitaba verlo bien, necesitaba comprobar que realmente esto era verdad, pues aún me costaba hacerme a la idea. Sin embargo, todas las emociones que habían despertado dentro, todas esas que aparecieron en cuánto lo ví y que ahora están creando una caótica guerra en mi interior... me hacen saber que esto de verdad está sucediendo, que algo tengo que ver con ese niño, o, de lo contrario, no estaría sintiendo tanto en este momento.

De pronto ya no siento con crueldad el vacío que antes había creado en mí la pérdida de mi hermana, de pronto dejo de sentirme tan abrumado por lo que me había traído esta.  En mi corazón se había instalado algo cálido, algo maravilloso que lo ha cobijado y refugiado de la ola de tantos sentimientos oscuros y peligrosos, esos que antes, todo el tiempo, me mantenían hundido dentro de un agujero profundo, frío y en el cual sólo me hallaba a mí mismo atormentado por la desesperación. Desorientado, odiando todo lo que había significado mi vida hasta ese momento. Necio, renuente a aceptar el hecho de que ella ya se había ido y que no volverá jamás. Repudiando una y otra vez el hecho de que ya lo había arruinado todo, para todos, no sólo para mí mismo.

Vivía odiando, odiandome, aún lo hago, pero ahora... al verlo a él... ya no sufro tanto la tortura interna en la que antes me envolvía por mantenerme estancado en mi mierda, en el pasado, en lo que pudo ser de no haberme atrevido a joderme tanto. El rostro de ese niño... Sus ojos color avellana, curiosos, inocentes, que divagan ahora sobre mí, me hacen sentir de nuevo emocionado, extraño, pues esto que me ha hecho sentir con solo verlo... ha sido demasiado.

Es mi hijo...

Mi hijo...

— ¿Mami?— suelta, mirando a Lilo, quién ahora no deja de mirarme, nervosa. Afectada. Su mirada divaga por unos momentos, antes de posarla en el pequeño que aún sostiene con fuerza entre sus brazos.

Se aclara la garganta. El carraspeo de ella me ayuda a volver al aquí. Al hacerlo siento cómo mis piernas flaquean.

— Cariño... él... él es...—

— Hola... amigo, tu nombre es Edward, ¿cierto?— Me atrevo a intervenir porque sé que Lilo se encuentra envuelta en el mismo conflicto que yo ahora. Después, con piernas aún temblorosas, me obligo a avanzar hacia donde está ella y el niño. Mi corazón se acelera con cada paso que doy —. Soy... Bennett. Pero puedes decirme... Dexter.

— ¿Dexter?— dice él, incrédulo y divertido. Suelta una pequeña risa después que me hace sonreír —. ¿Así te llamas de verdad?

Me encojo de hombros, tratando de lucir despreocupado, pero la verdad siento que pronto me estamparé contra el suelo por la manera tan alterada en la que ha comenzado a latir mi inestable corazón.

— Claro que sí, mi hermana menor me puso así, y es que a ella le gustaba mucho la caricatura de El laboratorio de Dexter. ¿La conoces?

— ¡Oh, sí! ¡Sé cuál es!

— Bien. Pues a ella le gustaba tanto cómo a mí. Incluso decidió que le llamara Dee-Dee.

— ¿Dee-Dee? ¿La hermana de Dexter? — pregunta, soltando otra risa que logra despertar un revoloteo dentro de mí —. Ella está muy loca.

Me hace reír a mí con eso.

— Mi hermana también... lo estaba.— de pronto hablar de Jannine ya no me duele tanto, no al hacerlo de esta manera en la que recuerdo sólo sonrisas con ella. No cuando estoy observando por primera vez la dulce mirada de quién es... mi hijo.  Trago grueso para volver a enfrentarme al pequeño que yace frente a mí—.  De hecho... se parecía mucho a ella, y más en su locura.

— ¡Qué divertidos! ¿Sabes cuál otra caricatura también es muy divertida? ¡Los padrinos mágicos!

— ¿Te gustan los padrinos mágicos, enserio?— él asiente emocionado y después le pide a Lilo que si lo puede bajar para enseñarme la camiseta que usa debajo de su chaqueta. Noto la preocupación de Lilo, pero ella cede a lo que le pide el pequeño y, después de dejarlo sobre el suelo, él se acerca a mí para señalarme el estampado de su camisa. La imagen de Timmy Turner, el personaje principal de esa caricatura, es lo que me muestra después.



#4169 en Novela romántica
#1598 en Otros
#299 en Acción

En el texto hay: drama, accion, amor

Editado: 25.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.