Dangerous Love

CAPÍTULO II

4 AÑOS DESPUÉS-PRESENTE
No entiendo cómo es que he sobrevivido tantos años. La vida me odia tanto que me mantiene viva. Bien dicen "Hierba mala nunca muere". Así que ahora me toca joderme.
Me choca ir a escuelas prestigiosas, es tan estresante. Se supone de debo encajar ahí pero la verdad es que ni en la tienda de la esquina encajo. Lo bueno de esto es que ya salí de la universidad y ahora debo independizarme.
¡Madre mía! ¿¡Cómo que independizarte!? ¡Apenas y sabes caminar sola!
Finjamos que me golpeo dramáticamente la cara con una libreta en este momento, gracias.
El punto es que debo encontrar un lugar en donde vivir, trabajar y todas esas cosas que deben de hacer los adultos. Veintidós años y aún no siento como que pueda vivir sola.
Me gusta estar sola, pero no me gusta sentirme sola. ¿Eso tuvo algún sentido?
Les resumiré un poco lo que hice estos años. Me hice muy amiga de Megan y George, tanto que hasta a mí me asusta. Literalmente Megan parece mi hermana, ya hasta podemos estar en el mismo baño con toda la confianza del mundo. 
George es tan carismático que a veces empalaga pero es de las mejores personas que existen. Siguen juntos, para acabarla. No creo que alguien alguna vez haya estado tanto tiempo en una relación, cuando los conocí llevaban dos años pero ya han pasado cuatro más. Seis años juntos, que tortura.
Charlotte creció y se convirtió en toda una mujercita, no es alta, ya sabemos que la altura no es de familia. Pero es delgada y con el cabello rubio platinado como el de mamá, es muy carismática. 
Papá y mamá se la viven peleando desde hace unos meses. No me sorprendería que se separaran. Es decir, obviamente no quiero que se separen, pero jamás los he visto ser cariñosos el uno al otro y supongo que es mejor que se separen. 
Aunque no sé de dónde vienen tantos problemas. Siempre estaban de acuerdo en todo pero dos meses antes de que terminara mi carrera comenzaron a pelear. 
Son tan malos fingiendo, pero Charlotte es tan despistada que ni cuenta se ha dado que pelean casi todas las noches. Le va a doler y no podré evitarlo. 
En la escuela iba conmigo la chica rubia, la vecina esa toda perfecta. Amanda. Y Dios no entiendo por qué me detesta tanto, literalmente ni le hablaba y me echaba unas jetas que hasta daban ganas de esconderte en el baño. 
Claro que a mí me valió pepino y seguí como siempre. Ahora tengo una entrevista de trabajo. 
Yo sé, yo sé. Pero tu padre es un empresario famoso, ¿no sería lógico que trabajarás ahí? Lo mismo pensé yo, pero por alguna razón mi madre protestó hasta el cansancio para que no trabajará ahí y a mí tampoco me apetecía trabajar ahí, quería empezar de cero. 
Así que me toca irme a buscar que hacer con mi miserable vida. 
Ahora soy una chica de negocios internacionales. ¡Yey! 
Ni siquiera te gusta.
No. O sea, sí, pero no. Es que me gusta viajar y pues ahí puedes viajar de más.
Ahora me dirijo a una empresa de comercialización o no sé qué. Es una empresa bastante grande, se divide en varios planteles y por lo que investigué tienen instalaciones en lugares de todo el mundo. 
—Blake, ¿ya te vas? —me preguntó mi madre, asomando su cabeza por la puerta de mi cuarto. 
—Sí. 
—¿Cuando vuelvas puedes vernos en el jardín? 
Fruncí el ceño—Vale... 
—Suerte... 
Asentí y me regalo una sonrisa triste. Se fue dejándome sola en mi habitación y me miré al espejo. No me suelo arreglar pero es una entrevista y debo estar "formal". Si por mi fuera me iría en fachas para estar cómoda pero pues hay que dar buena impresión. 
Así que me puse un saco gris que se ajusta a las ligeras curvas que tengo. Debajo tengo una camiseta negra lisa. Llevo un leggins negro junto con unas vans del mismo color. 
Bueeeno, es lo más formal que pude. 
Bajé las escaleras, en automático mis padres dejaron de gritarse en silencio. Hice como si no me di cuenta, salí de la casa. Saqué las llaves de mi auto y me subí en él. 
Después de unos minutos de tráfico logré llegar. Si que era una empresa bastante grande, seguro que me pierdo justo al entrar. 
Bajé del auto y le puse seguro. Entré al edificio, encontré como mil puertas alrededor, un pobre y solitario escritorio en el centro. 
Me acerqué a este, casi me da un infarto cuando una mujer sale de abajo con las gafas desacomodadas y con una pluma en la mano. Me sonrió avergonzada, acomodándose. 
—Buenas tardes. 
—Días—le corregí. 
Se rascó la cabeza y miró su reloj. Asintió he hizo una mueca de "cierto, que mensa", sacó un montón de papeles y los acomodó frente a ella. 
—¿Qué se te ofrece? —me preguntó sin mirarme
—Tengo una entrevista—me quedé quieta esperando a que dijera algo pero me sentí ignorada. 
—Uhm... Ay lo siento, hoy no es mi día, te juro que no siempre soy así. Soy muy profesional, la mayor parte del tiempo claro. Es que mi novia me botó el día de ayer pero aun así tenía que venir y estoy totalmente distraída. Es que esa mujer es una idiota, la verdad es que le di de todo y.—se le cortó la voz, sacó un pañuelo de quien sabe dónde—Es que yo la amo... No... ¡¿Por qué me dejó?! ¡Es que le di todo! ¿Será porque le dije que la amaba? Yo estoy totalmente segura de que la amo, ¿pero y si ella a mí no? Es que... 
—Oye, no es mal plan, que mal suena tu ex pero en realidad voy tarde a la... 
—No le digas mala, ella es genial, es solo que tal vez la presioné demasiado. Llevábamos una semana... 
—¿Qué? ¿Una semana? ¿Y le dijiste que la amabas? —pregunté incrédula 
—Sí... Pero yo estoy segura... 
—Por dios mujer, ten dignidad. Tu ex seguramente se asustó... 
—¡Tienes razón! Soy una idiota—empezó a lloriquear—Eres una gran persona... Quien sea que seas, te deseo mucho éxito en tu vida. 
—Eh... Si... La cita... 
—¡OH! Si espera un segundo—presionó un botón de un teléfono y habló—Ya llegó la de la entrevista—avisó y comenzó a parlotear de nuevo. 
Así estuvo un par de minutos hasta que llegó otra chica de un pasillo. Cuando la vi me quedé boquiabierta. Amanda.
¡Es que la mala suerte me persigue! 
La vida sin duda te odia.
Cómo siempre debía de verse totalmente asombrosa. Un vestido negro ajustado por debajo de las rodillas con unos tacones negros y el cabello recogido en una coleta alta. 
Sí, ni aunque me apuntaran con un arma yo me vestiría así para trabajar. Que incómodo. 
—Blake... 
—Amandita, querida. 
Desde lejos podías ver como apretó la mandíbula y me asesinó con la mirada. Le regalé la sonrisa más falsa del mundo, ella comenzó a caminar. 
Supuse que debía seguirla así que eso hice. Caminamos en total silencio, se detuvo en frente del ascensor, las puertas se abrieron y entramos al mismo tiempo. Picó el botón de uno de los pisos más altos por lo que estuvimos un largo rato ahí en silencio. 
—¿No pudiste al menos venir presentable? 
—Pude, pero no quise. 
—¿Te gusta joderme la vida verdad? 
La miré totalmente confundida—Pero... 
—Es que no te bastó con echarle el ojo a mi novio, si no que te tiraste a mi ligue ¿y ahora también vas a robarme el empleo? 
Cierto, olvidé contar ese detalle. No me he tirado a nadie, cabe aclarar, pero el ligue en la universidad de Amanda ahora es mi novio. No es para tanto. 
Es que yo no lo planeé, solo sucedió. Estábamos en clase de deportes y el chico me aventó un balón en la cara. Así inician las cosas románticas, con un golpe de suerte. Se apresuró a disculparse y pues de ahí solo se dio. 
—No le eché el ojo a tu novio, el idiota me acorraló en el baño y lo de Jace yo no tuve la culpa de que se fijará en mí. 
—Pero si serás p... 
Las puertas se abrieron interrumpiéndola. Salió furiosa dejándome frente a la puerta de una oficina. Me sonrió maliciosamente y abrió la puerta. 
Me tienes que estar jodiendo. 
¡La vida te odia demasiado! 
¡Ya ni me digas! 
El chico de ojos esmeraldas. Mierda. Esos ojos aún me dan pesadillas. Ahí sentado con ese porte intimidante que se carga, anillos en sus dedos y un traje a medida. 
—Su cita de las nueve, señor—dijo Amanda de mala gana. 
—Que carácter...—murmuré. 
El chico sonrió maliciosamente y me hizo un gesto para pasar. Entré con cero ganas y Amanda se fue. Me senté en la silla de enfrente a su escritorio, él se levantó de la suya y se pasó en frente de mí, recargándose en el escritorio con los brazos cruzados. 
—Señorita Steele
—Hola. 
—Tengo entendido que quieres ser promotora de ventas, cierto? 
—Sí. 
¿Por qué de pronto el aire se siente tenso? 
Es que esa mirada que me lanza no se si es odio o solo quiere asustarme. De cualquier modo esto solo es una cita profesional. Debo mantener la calma y no dejar que su porte intimidante me asuste.
Vaya que ha cambiado, se nota su madurez, aunque no sé si siga siendo el mismo idiota de años atrás.
—Bien, ¿Qué te hace creer que tienes el potencial para estar en esta empresa? 
A. 
Si el punto era decirme que no soy buena ahorita mismo lo arreglamos. 
—Yo soy totalmente capaz de eso y más, te muestro mis papel...
Me interrumpió—Ya los vi. 
—Pero... 
—Los enviaste con tu curriculum. 
Cierto. 
—¿Entonces? 
Me miró de arriba a abajo, analizándome y me estremecí en mi lugar. 
—¿Qué tanto me mira? 
Bajo las comisuras de sus labios y encogió los hombros. 
—No veo cómo serías útil. 
—¿Disculpa? Yo soy capaz de hacer lo que sea incluso mucho mejor que tú. Así que ve a prendiendo a respetarme, ¿quieres? 
—Y si no, ¿qué? —recargo las palmas de sus manos en el escritorio y se acercó a mí. 
Miré fijamente a sus ojos y esa sonrisa torcida. Lo hacía ver tan diabólico pero tan... ¿Atractivo? 
No. 
Centrada. 
Piensa en manzanas no en bananas. 
¡¿Qué?! ¡Yo no pienso en eso! 
Soy tu conciencia, obviamente sé que piensas en eso.
No, definitivamente no pensaría en eso por lo que
Bieeen, es una buena excusa. 
—Perderás la oportunidad de tenerme en tu empresa.
Soltó una risa burlona y meneó la cabeza—Un alto ego veo aquí.
No le digo de cosas solo porque no quiero perder la oportunidad en este empleo. Es muy buen lugar para empezar y en verdad necesito independizarme.
—Veré si te considero útil, vamos a empezar.
Comenzó a bombardearme de preguntas que respondí correctamente, aún bajo presión. Debo aclarar que algunas preguntas sinceramente tuvieron doble sentido y fue bastante frustrante. Debería ser más profesional pero algo me dice que no es la clase de hombre con la que deba meterme.
Así que solo terminó de hacerme la estúpida entrevista y volvió a ser completamente distante. Se sentó en su silla y me dijo cortésmente que saliera.
—Te llamaremos si en verdad...
—Te parezco útil, ya entendí—completé por él.
Me sonrió asintiendo. Salí de ahí y cuando crucé la puerta sentí un gran alivio. Solté todo el aire que no sabía que contenía. Respiré hondo y bajé el ascensor.
—¡Ojalá obtengas el trabajo! —escuché gritar a la recepcionista y solo asentí con una sonrisa falsa.
Salí del edificio algo irritada. Sus iris esmeralda se quedaron impregnados hasta lo más profundo de mi ser y sabía que tendría que soportar verlos en mis pesadillas de nuevo. Es tan intimidante.
Cuando volví a casa me encontré con mis padres y Charlotte en el jardín. Para mi sorpresa se veían bastante serios. Mi madre se veía decaída mientras que mi padre se notaba irritado, por otro lado estaba Charlotte que no tenía ni la menor idea de lo que ocurría.
—Bien...estamos todos—dijo mi madre
—¿Qué ocurre? —pregunté.
—Se que esto no será fácil...—comenzó mi madre pero mi padre se puso de pie de golpe.
—Su madre y yo nos separaremos—dijo así, sin filtro alguno.
Charlotte puso su palma sobre su boca mientras yo solo asentí. A pesar de que ya lo esperaba me dolió, dolió bastante. No sé cuál fue el problema pero sin duda estaremos mejor así. Papá no es la clase de hombre que mamá necesita, me importa una mierda que sea mi padre, es la verdad.
—Pero...por... ¿por qué? —desconcertada preguntó mi hermana
—Son asuntos entre su padre y yo, pero deben saber que seguiremos al pendiente de ustedes—afirmó mi madre.
Tuvimos una gran charla en la cual una pequeña lágrima salió de mis ojos. Charlotte explotó en llanto, sabía que le dolería pero verla tan triste me achicó el pecho. Papá parecía irritado por algo más, como si el divorcio le diera igual. Eso sin duda es extraño.
Papá no es el tipo cariñoso que te saca al parque o te compra muñecas. Es el tipo que te compra una mascota y después la regala para enseñarte algún tipo de moraleja retorcida. Lo que no sabes es que no los regala, los entierra en el jardín después de matarlos. Desde ahí comencé a alejarme de mi padre.



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En el texto hay: mafia, romance, acción

Editado: 01.03.2022

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