Dangerous Love

CAPÍTULO IV

A "celebrar" yo me imaginaba ir a un bar a emborracharnos no a un casino todo caca.
Sí, Jace acaba de traerme a un casino donde yo no sé ni jugar, solo voy a ver como pierden y ganan los demás. Ahora mismo estoy en la barra de bebidas mientras Jace está apostando a lo loco.
—¿Pero si este es pendejo o se hace? —escuché a uno decirle a otro.
—¡Métete las cartas por el culo! —otro gritó.
Mientras tanto yo estoy con cara de culo en la barra tomando un Martini toda aburrida. 
Estar con cara de culo es tu profesión. 
Suspiré y me acomodé en mi asiento para poder ver lo que fuera menos a los hombres en frente de mí. A lo lejos vi una clase de cortinas cubriendo algo y me le quedé viendo. 
Se veía luz por allá así que me levanté y me acerqué. Jace ni cuenta se dio que me levanté, por lo que procedí. Al llegar, justo antes de entrar, unos hombres en traje demasiado altos cubrieron la entrada obstruyendo el paso. 
—¿Tiene reservación? —me preguntó uno mirando abajo. 
Me gana con toda la cabeza y más, malditos jirafas. 
—No sabía que debía tener una, ¿Qué hay ahí? 
—No puedes entrar—fue lo que contestó. 
Me habría ido y nada hubiese pasado pero en eso escuché música y me entró la curiosidad. No sé cómo se hace reservación ahí o qué es ahí. 
Justo cuando me iba de ahí dentro, salió la persona que menos me esperaría. El chico de ojos esmeralda. Portaba ese aspecto elegante, con su traje negro totalmente a la medida. 
Cuando su mirada captó la mía, me recorrió de pies a cabeza y soltó una sonrisa torcida. Se acercó a mí después de decirle algo a uno de los guardias, algo que no alcancé a escuchar. 
—¿Ahora me estás acosando? —preguntó burlón, sin mirarme. 
—No todo gira al rededor tuyo—recalqué.
Desvió su mirada a una de las tantas mesas de póker y después me miró de nuevo. 
—¿Qué haces tú aquí entonces? —preguntó remarcando la palabra tú. 
—No es de tu incumbencia. 
—Cierto—tomó la bebida de la barra que acababa de pedir y volvió a hablar—¿No sabias que vendrías aquí cierto? 
Fruncí el ceño—¿Eh? 
—Todos aquí vienen de traje y vestidos, tú... Vienes de jeans. 
Miré a mis lados y era verdad. Todos estaban demasiado elegantes, incluso Jace y yo solo estaba con un pantalón y mi chamarra de mezclilla. No encajaba muy bien. 
—¿Y? —me crucé de brazos. 
Se encogió de hombros y dio un trago a su bebida—No me importa. Debo irme. 
—Oye... ¿Qué hay ahí? —pues ya de paso que sirva de algo que esté ahí. 
—No es de tu incumbencia—sonrió. 
Suspiré y me senté enojada en una silla dándole la espalda. No conté con que me seguiría pero ahí estaba a un lado mío, viéndome divertido. 
—¿Qué me ves? —irritada pregunté 
—Ven. 
No debí seguirlo, pero cuando se dirigió a las cortinas esas, me levanté en automático. Lo dejaron entrar sin problema y por alguna razón a mí también. 
Al pasar las cortinas había unas escaleras que daban a un lugar bastante... ¿exótico? 
Había sofás con gente hablando y bebiendo, estaba la gente bailando unos con otros demasiado pegados. Es como una clase de zona VIP. 
Recibí algunas miradas que no supe interpretar y otras que me vieron hasta los pecados. El hombre a mi lado solo me veía con un ambiente divertido. 
—¿Qué es esto? 
—Ponle tú que la zona de ricos excéntricos. 
Revisé el lugar con la mirada y detalle lo que estaban haciendo cada uno. En uno de los sofás podrías decir que hablan normal pero en la mesa hay restos de polvo blanco, por lo que me doy cuenta de que se están drogando. 
En los otros están los que traen a mujeres como si fueran accesorios, pegadas a ellos, discutiendo seguramente temas que no son del todo legales. La gente que está bailando en el centro ya no se ve en sus cinco sentidos. 
Seguí los pasos del hombre y se sentó en uno de los sofás, con ese porte autoritario que poseía. Me hizo un gesto de que tomara asiento y lo hice. 
—¿Qué piensas? 
Lo miré confundida y después volví a mirar al resto—¿Es como un lugar ilegal o algo así? —pregunté de vuelta. 
—Da igual. 
—¿Qué haces aquí? —intenté sacar tema de conversación. 
—Haces muchas preguntas. 
—Bueno... Debería irme—hice un ademán de levantarme pero fui interrumpida. 
—¡Wilson!
Bueno he aquí mi señal para quedarme quieta. Me giré y vi como los mismos chicos del café se acercaban saludando al chico a lado mío. 
Así que él es Wilson. Vaya, pero de que cosas se entera uno. 
—Y compañía, hola que tal guapa—me saludó uno. 
Ladeé la cabeza y reprimí una sonrisita. 
—No la molestes idiota—le reclamó el otro. 
—No estoy haciendo nada malo, solo expreso lo que veo y veo a una chica guapa—levanté ambas cejas en sorpresa. 
—Vaya manera de flirtear...—murmuré.
—¿Qué hablaban? —se sentaron a un lado de nosotros. 
Uno de ellos tenía el cabello negro hecho un precioso desastre, era alto y también llevaba ese aire poderoso. El otro es rubio con los ojos azules y un aire divertido pero intimidante. 
Trajeron unas bebidas que no debí tomar. Ahora mi cabeza da vueltas y mis sentidos están alterados. 
—¡Me encanta esta chica! —gritó el que ahora sé que se llama Asher. 
Solté una risita y pasé el trago como si fuera agua. Estaban haciendo una competencia de quien bebía más tragos y para mí sorpresa tengo una gran resistencia. 
—¡Yo también me encanto! —grité con todo el autoestima posible. 
Se rieron pero Wilson no lo hizo. Estaba algo serio que me daba hasta lástima. Así que me acerqué a él con una sonrisa. 
—Holaa
Me hizo un simple gesto y una sonrisa con los labios cerrados y resople. 
—¿Por qué tan amargado? —pregunté con esa voz de borracha. 
—¿Por qué no te callas? 
—¿Por qué no me callas? 
¡¿Lo dije o lo pensé?! 
Por favor dime que lo pensé. 
Nah, lo dijiste y con todas las ganas eh.
A la master, ya valió. 
Me cubrí la boca inconscientemente y agaché la mirada. Escuché risitas, me cubrí el rostro entero con las manos, avergonzada. Ya humillarme debería de ser un empleo porque en ese soy experta. 
—¿Ah sí?
—No...flasheaste, yo no dije nada—me levanté del sofá y casi me muero cuando perdí el equilibrio. 
¡Madre mía pues cuanto he bebido! 
—Tengo que irme...—me despedí. 
Cuando hice un ademán de comenzar a caminar sentí que alguien me jalaba del brazo bruscamente poniéndome detrás. 
—¡Qué demonios haces aquí! —me gritó furioso—¿Has estado bebiendo? Mierda ¡claro que sí! ¡Es que nunca piensas! 
—Relájate... 
—¡¿Que me relaje!? Llevo buscándote por media hora cuando tu estabas aquí tomando como una cualquiera con esos... 
Me solté de su agarre—¿Disculpa? ¡Yo ni siquiera quería venir aquí!
—Claro que sí, ya vámonos, que estas armando una escena...
—¡¿Yo?! Pero si has sido tú el que ha venido a gritarme—dije incrédula.
—Blake... No hagas una estupidez.
—Claro porque eso es lo que siempre hago, ¿verdad? ¡Por eso nunca me dejas hacer nada! Ya no seré tu estúpida, ¿cómo la vez? Eh—me crucé de brazos
Me tomó el brazo pero ahora con mucha más fuerza, clavó sus dedos en él. Todos mis sentidos de alerta se activaron en ese momento.
Miré su expresión y es una que ya conozco bien. Agaché la mirada y guardé silencio. No debo llevarle la contraria...
No puedo... No debo...
—¿Sucede algo? —escuché pero no pude reaccionar.
—No te importa
Sentí que apretaba más fuerte mi brazo y quise empujarlo pero no pude. No podía moverme. Respiré hondo y retuve las lágrimas.
—Suéltala—sonó demandante, alcé la mirada.
Choqué con esos ojos profundos que me daban pesadillas, ahora sólo me daban un aire de confianza. Me daban cierta seguridad...
—Es hora de irnos Blake—ignoró totalmente al chico y me giró para caminar.
No soltó mi brazo en ningún momento, yo no pude apartarlo. Caminaba muy rápido pero no fue lo suficiente, en un instante, en un movimiento brusco se separó de mí y alguien me atrapó en sus brazos.
No pude reaccionar con claridad, solo veía las marcas rojas en mi brazo. Cuando finalmente reaccioné, alcé la mirada, vi que Louis y Asher estaban detrás de mí y en frente de mí estaban Wilson y Jace. Los chicos me mantenían en mi posición, intentando mantenerme quieta.
Wilson le ganaba en altura y seguramente también en fuerza. Lo traía agarrado por el cuello de la camisa, lo miraba con cierto odio.
El resto solo contemplaba la escena, otros simplemente no le ponían atención. Como si fuese totalmente normal.
—Te dije que la soltaras.
—Es mi novia, ¡no te metas! —a pesar de querer sonar molesto claramente estaba algo asustado. 
—Si así tratas a tu novia imagínate como te voy a tratar yo si no te callas—sonaba tan demandante y serio. 
No sabía qué hacer. Una parte de mi decía que debía correr e ir a por él, detenerlos. Pero otra parte de mi quería que sucediera lo que sea, quería que lo alejaran de mí. 
Jamás había sido así conmigo. O tal vez lo fue pero me cegué. Creí que lo merecía, había venido con él y me terminé yendo. 
Seguramente si lo merecía. 
—¿Estas bien? —me preguntó Asher, el chico rubio. 
Asentí. No podía hablar, era como si estuviera de nuevo esa niña de dieciséis aquí. 
—Vamos—dijo Louis. 
Deje que me guiaran a la salida. Ya no había nadie arriba en el casino, lo que me hizo preguntarme qué hora era. Me senté en una silla y me dieron un vaso con agua. 
—¿Por qué dejas que te trate así? —me preguntó Asher algo preocupado. 



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En el texto hay: mafia, romance, acción

Editado: 01.03.2022

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