—¿Qué rayos haces aquí?
—¿Por qué no me contestas las llamadas? —se levantó del sofá—No sabes lo preocupado que estaba, Blake.
Lo miré fijamente a los ojos con odio—Claro...ahora si te preocupas ¿no? —solté un resoplido—Pero bien que me jalaste como si fuese una muñeca de trapo allá en el casino.
Suspiró—Yo... Blake estaba molesto y traía un par de tragos encima—intentó acercarse a mí pero retrocedí—Sabes que yo nunca te haría daño, amor.
Tragué grueso—No me llames así.
—¿En serio vas a terminar todo esto por un simple error? ¿Vas a echar a la basura los dos años que llevamos juntos? —preguntó con incredulidad.
—No, desperdicié esos años de mi vida contigo.
—¿Después de que te he dado todo? ¿Cometo un simple error y así me lo pagas? Has hecho cosas peores y no terminé contigo, Blake.
—No me compares contigo—dije irritada—Porque yo jamás te he faltado al respeto. Jamás.
—No, pero has hecho estupideces que he tenido que arreglar yo. Jamás te he hecho algo malo, todo lo que he hecho por ti no merece esto.
—Entonces vete—señalé la puerta—Ni siquiera deberías estar aquí. ¿Cómo entraste?
—¿Te estás viendo con el tipo del casino verdad? Por eso quieres terminar—afirmó—Tuvimos una sola maldita pelea y te vas a coger con otro.
—¿Pero acaso te estás escuchando? —subí el tono—No soy esa clase de persona y lo sabes. No vengas a afirmar cosas que no son ciertas de mí, mucho menos en mi propia casa.
—Es que he estado para ti en todo momento. ¡He estado en tus momentos malos aguantando tus lloriqueos y no tardas ni un día en buscarte a otro! —gritó.
Auch.
—¡Pero en ningún momento te pedí que estuvieras! ¡Fue decisión tuya! ¡Así que me dejas en paz o llamo a la policía!
—¿Es que en realidad todo esto no fue nada para ti? —dijo afligido—Yo te amo, Blake.
—Fui totalmente cegada por el miedo—murmuré—No le creí a mis amigos cuando me dijeron que eras poca cosa, pero ahora veo el gran error que cometí.
Tensó la mandíbula y se acercó a mí en un movimiento rápido. Agarró mis muñecas y las contuvo mientras me arrojaba contra la pared.
Me miró con tanta rabia, que todo el enojo que tenía cambió a miedo. Esa mirada la he visto ya tantas veces...
—¡Suéltame!
—¡No me vengas a poner como el malo del cuento! —gritó, manteniéndome con fuerza contra la pared—Por qué hasta hace unos días aún estábamos bien, llegó ese imbécil y todo se fue al carajo.
—¡Y por qué carajos lo metes! ¡Qué no ves que apenas y se su nombre! —intenté separarme pero era más fuerte—¡No lo conozco! ¡No tiene nada que ver!
—¡Entonces hay que arreglar las cosas!
—¡No quiero! ¡No quiero tener nada que ver contigo!
Forcejeé tanto como pude pero dejé de intentarlo cuando vi su rostro. Chispeaba ira, rabia, como si no tuviese control.
Me tomó del cuello con su mano libre y lo apretó con brusquedad casi dejándome sin aire. Comencé a hiperventilar, todo parecía en cámara lenta. Me dolía, sabía que dejaría marcas, no podía respirar.
Noté como mi hermana salía de su habitación, asustada. Al verme, corrió hacia mí e intentó jalar a Jace por la espalda, pero este la aventó con brusquedad.
En ese momento vi rojo. Sentí rabia pura. Ver a mi hermana en el suelo me hirvió la sangre. Aproveché que soltó mis muñecas y lo empujé, al mismo tiempo que subía mi rodilla a su entrepierna.
Por ende me soltó y se irguió gruñendo de dolor. Corrí hacia mi hermana y la puse de pie detrás de mí.
—¡Lárgate!
—¡No me grites! —reacomodó su postura y se acercó a mí furioso—¡Qué te ha pasado Blake! ¡Tú no eras así!
—¡Exacto! Ya no soy estúpida como para seguir conti...
SLAP
No lo vi venir, de haberlo hecho habría podido defenderme. Me tomó por sorpresa, jamás me había puesto una mano encima. Sentí que mi mirada se nublaba, no fue una simple cachetada, fue un puñetazo.
El ardor en mi mejilla me descolocó. El grito de Charlotte me alertó. Pero el ruido de la puerta abriéndose de golpe me trajo de vuelta a la realidad.
Jace estaba mirándome con... ¿Culpa? Miró su mano y después mi mejilla. No duró mucho tiempo de pie, de pronto, estaba en el suelo con la nariz chorreando de sangre. Vi al chico de los ojos intimidantes, con el puño en alto y los nudillos rojos por el golpe. Charlotte no le prestó atención y se concentró en mí.
No me había dado cuenta del dolor hasta que tocó mi mejilla. Sentía una punzada en el área y seguramente estaba rojísimo. Esto dejará marca.
—Iré por hielo...—me avisó y asentí.
Miré al chico en el suelo quien veía asustado a Wilson, toda esa rabia y superioridad que hace un segundo estaba en su rostro, ahora no es más que terror puro. Respiré hondo, mi mejilla ardía, aunque ese ardor cambió en seguida, sentí unos cálidos dedos rozar mi mejilla, los mismos tomándome del mentó para elevar mi mirada.
Vi esos ojos esmeralda frente a los míos, analizando mi rostro con detenimiento. No podía procesar lo que estaba pasando en este momento pero podía admitir que se sentía seguro, su mirada me brindaba seguridad y no entiendo por qué.
De pronto todo se volvió lento y distante. Me sentí de nuevo en ese lugar...
—Mierda...—murmuró—Va a dejar marca...
Aparté mi mirada y con los ojos humedecidos encaré a Jace.
—No te vuelvas a acercar a mí—le advertí—Ahora. Largo. De. Mí. Maldita. Casa.
Tardo unos segundos en ponerse de pie pero no se fue de inmediato. Sus ojos rojos por el llanto, su nariz aún chorreando sangre, sus manos y boca entintadas por ella.
—Lo siento Blake... Lo arreglaré por ti...—balbuceó.
—¡Que te largues idiota!
Se fue como gallina asustada y yo me senté en el sofá. Contuve las lágrimas y suspiré. Charlotte llegó de la cocina con una bolsa de hielo y la colocó sobre mi mejilla.
—¿Quién es él? —me preguntó cómo si no estuviese ahí.
—Es...
Me interrumpió—Aaron, Aaron Wilson. —habló y ella asintió.
Aarón...
Con qué así se llama...
—Gracias Aarón, de no haber sido por ti quien sabe que hubiera hecho ese psicópata—le agradeció honestamente y el asintió.
—Pasaba por aquí y lo escuché. No hay de que—dijo cordial.
Me le quedé mirando confundida, pero muy cansada como para pensar. Ha sido un día lleno de ajetreos y solo necesito descansar.
***
Va una semana desde que sucedió eso con Jace y todo lo de Aarón. La cara sigue doliendo y mucho pero fue peor el primer día. Fue algo así:
Recién despierto y dios, me duele horrible la cara.
De tanta hermosura que me cargo...
Okay no.
Pero me duele como si me hubiesen golpeado con un bate en la cara. No me he querido mirar en el espejo para no bajar mi autoestima.
Aunque debo ir a trabajar, seguramente recibiré muchas miradas y preguntas, no es algo fuera de lo normal; pero como siempre, no me apetece responder o dar explicaciones.
Tomé una manzana y salí de la casa. Ni siquiera he tenido el tiempo de procesar todo lo ocurrido ayer, mi cabeza está hecha un lío, solo puedo recordar lo traicionada y dolida que me sentí. Aunque nada fuese real, me dolió.
Me senté en el escritorio y Crissypissy me miró con expresión de shock mientras que Kayla no dijo nada.
—¡Pero querida que te ha pasado!
—No importa—respondí a secas.
—¡Tu bello rostro! —dijo como si hubiese visto un gatito muerto—Pobrecilla...
—Basta... No quiero recordarlo, ¿sí?
Asintió y me relajé. Comencé a hacer lo que debía ya que tenía una junta a las seis, era algo así como si fuese pasante, así que es para ver cómo me desarrollaría en una junta.
Entregué mi idea para el proyecto que presentaban y me han dicho que es genial. En la junta lo he presentado, a todos les fascinó. Me ha dado el proyecto a mí, con la supervisión correcta, claro está.
Al menos mi preciosa mañana no ha ido tan fatal. Es el primer logro que desarrolló por mis propios métodos, sin las influencias de mi padre. Hasta se me olvidó que tenía la cara hecha caca de lo feliz que me hizo la noticia.
Con ese proyecto podré subir de puesto si lo hago bien. Incluso podré llegar a donde quiero. Jefa de ventas. La jefa del departamento ahora se ve que vive la vida al máximo, normalmente está de viaje, ya es un poco mayor pero se conserva muy bien.
Y bueno, básicamente así fue ese día, hoy de nuevo estoy en el trabajo yendo a imprimir unas cosas que necesito
—Tenemos que encontrarnos con los Russo en la fiesta—escuché a una voz conocida hablar.
Me detuve y me pegué a la pared disimuladamente para poder escuchar lo que hablan en el otro pasillo. Esta vez sí que no fue planeado, literalmente sólo buscaba la impresora y no sé dónde terminé.
—Bien... ¿Pero cuál es el plan? —dijo una chica.
—Por ahora Wilson quiere que vayamos solo dos, mientras los demás hacemos la "entrega"—dijo el chico.
—¿Y después? —intrigada preguntó.
—Los Russo nos deben Amanda—oh por dios—Deben mostrarnos que nos conviene volver a negociar con ellos o cobramos lo que nos deben a las malas.
—¿Por eso solo van dos? ¿Pará que piensen que van solos? —se notaba confundida.
Escuché al chico suspirar—No. Van dos porque son los que se juntarán con los Russo, como fue acordado, el resto se irá por las habitaciones para...
—La familia...—completó
—Bingo.
Como mi torpeza me traiciona en los mejores momentos, casi me tropiezo y voy de cara cuando hice un ademán de irme. Lo cual, claramente, causó un ruido así que en automático ellos se quedaron callados.
Puse mi cerebro a trabajar y me alejé silenciosamente un poco para que pareciera que apenas llegaba y no llevaba un buen rato escuchando. Me agaché, como si me hubiese caído y jalé el cordón de mi agujeta desamarrándola.
—¿Blake? —El chico era Asher.
Levanté la mirada y me puse de pie rápidamente. Sonreí torpemente y me quedé quieta.
—En vivo y en persona.
—¿Qué haces aquí? —cuestionó.
—Buscaba la impresora y no sé dónde terminé. Algo me dice que estoy muy lejos...—dije confundida—Y después me caí.
Amanda se rio, sin vergüenza alguna, y negó con la cabeza—¿Eres estúpida o te haces?
—¿Me importa? —le dije a la defensiva.
Puso los ojos en blanco y miró a Asher, quien me seguía mirando algo sospechoso.
—Bien... Tendremos que darte un mapa o algo—cambió a ese aire divertido característico de él.
Me dijo dónde estaba la impresora, que ahora ya ni recuerdo para qué era, pero me alejé. Ahora mi cabeza sí que va a explotar.
Iba de regreso a mi escritorio cuando encontré una pequeña nota sobre este. Fruncí el ceño y la tomé.
"Te estamos vigilando"
No había nada más. Solo esas tres palabras. Por reflejo revisé a mis lados esperando encontrar a un tipo ahí con una cámara y camuflado.
Pero no vi nada.
—¿Ocupada?
Me giré en un brinquito escondiendo la cartita detrás de mí, encontrándome así con esos ojos esmeralda, clavados en los míos. Sentí como cada pelo se me erizaba.
—Eh...si, digo no—balbuceé—¿Por?
—¿Qué es eso? —señaló el papel detrás de mí, curioso.
—Notas—dije con simpleza—Nada imp...
Me quitó el papel tan rápido que no pude protestar. Lo leyó, frunció el ceño hundiendo las cejas. Me miró esperando a que lo explicara pero por mi cara dedujo que ni yo lo sabía.
—Qué...
Se la quité de las manos y negué con la cabeza—Nada... Seguramente es Kayla haciéndome una broma...
—¿Me estás mintiendo? —enarcó una ceja y se cruzó de brazos colocando su pulgar y dedo índice en su mentón.
—No tengo razón por la cual mentirte y si lo hiciera no hay problema, no somos ni amigos—me encogí de hombros.
—Bien. —suspiró y se relajó en su lugar de pie—Te venía a dar esto, es para que ya no te pierdas. Me han dicho que has estado donde no debes...
Solté una risita nerviosa y tomé el papelito. Lo vi y parecía detallado pero claramente solo venía donde podía estar, claro. ¿Por qué decirle cómo entrar a donde no debe? Si, bueno aun así meteré mis narices inconscientemente, lo quieran o no.
—Oh... gracias.
—Adiós, Blake.
Hombre de pocas palabras, ¿eh?
Si, ya me he dado cuenta de que es un amargado pero me ha salvado dos veces, yo no sé lo pedí, pero se agradece y se le aprecia un tanto.
Ahora volviendo a lo importante...
¿Tu trabajo?
¿Qué? No, eso no tonta. La fiesta esa, sonaba importante y lo que sea que pase con esos tres debo de saberlo porque algo tiene que ver con mi familia.
¡Iremos de fiesta!
Editado: 01.03.2022