Dangerous Love

CAPÍTULO IX

Claramente lo que tú te esperas cuando te dicen que irás a una fiesta no es precisamente ser perseguida por las calles con armas de fuego queriendo matarte por ver a una mujer casi muerta en el piso. Pero supongo que esto en su mundo es completamente normal.
Hoy por primera vez en una semana entera al fin pude ver mi rostro en el espejo. Ya no quedaban rastros de ese golpe, tal vez unas cuantas marcas pero mi cara ha vuelto a ser la misma cara de culo de siempre.
Han pasado dos días desde lo de la fiesta esa y sigo procesando todo en mi cerebro del tamaño de una nuez. Aun no entiendo de qué hablaban ahí dentro o por que el motivo de esa horrible advertencia, no entiendo lo del sótano ese raro en la empresa escondido de todo. Solo necesito un poco de tiempo para procesar todo muy bien.
—Vale déjame ver si entendí bien—Megan me sacó de mis pensamientos al hablar—Apuñalaron a la señora y te iban a borrar del mapa a ti solo ¿por ver?
Asentí con la cabeza. Resulta que George es bueno guardando secretos pero a su chica no le puede ni mentir sobre la muerte de una mosca. Así que me tocó escuchar los gritos y regaños de Megan por veinte minutos hasta que logré explicarle todo, o al menos lo que quise decirle.
Es mi mejor amiga y todo pero involucrarla en todo esto simplemente no es buena idea. Lo que vi es una simple muestra de lo que puede llegar a pasarle a cualquiera que lo sepa.
—¿Pero por qué mierda estabas ahí en primer lugar? —me reclamó—¡Si ni te gustan las fiestas!
—Porque Charlotte me dio una invitación y no quería decepcionar a mi linda hermana—sonreí pero no se lo creyó ni tantito—Bien...es que me enteré de que iban a ir los chicos que vimos en el café la vez pasada y...
—¡El chico de los ojos verdes! —terminó por mí con un gran entusiasmo
—En efecto, Sherlock—bromeé.
Se sentó en el sofá y puso sus manos en su cara como en una especie de frustración. Después me miró como si me quisiese matar y retrocedí por instinto.
—¿Y ahora cómo vas a salir de ésta? —preguntó ya bastante más calmada pero preocupada—¿Te vas a ir del país o algo?
—No...—negué con la cabeza—seguramente solo lo olvidarán, no es como que pueda ir a la policía y contar todo.
—Claro que puedes.
—No tengo pruebas, Meg—suspiré—Y aunque las tuviera no tengo por qué meterme en esos asuntos.
—Pero...
—Solo sería peor. ¿Qué no has visto películas? —pregunté incrédula.
Puso los ojos en blanco y se levantó del sofá mirándome desafiante—Si quieres volver a hacer una estupidez así de nuevo procura contarnos, ¿entiendes?
Fruncí el ceño—¿Contarles? O sea cualquiera me diría que no lo volviera a hacer pero tu solo me dices que te cuente...
—A ver, estaría bueno que no lo hicieras y tuvieras una vida normal pero te conozco y te valdrá un comino lo que te diga, por eso mejor incluirme para evitar que te mueras—dijo con sencillez.
Bajé la comisura de mis labios asintiendo—Bien, pero ¿y si te mueres tú? ¿Crees que te dejaré?
—No, pero a mí también me vale un pepino lo que digas—sonrió y simplemente suspiré—Además mi novio es un genio con las computadoras y yo tengo contactos y dinero.
—¿Me estás diciendo pobre? —dije ofendida
—Sí—se rascó la nuca y volvió a hablar—Es decir, tú te alejaste de tus papás y no te quedaste con nada, yo me alejé de mis papás pero me aseguré de tener mi lugar en la empresa asegurado.
Es verdad, yo me quedé básicamente sin nada. Pero si necesito dinero papá sería el primero en dármelo, no soporta la idea de que me vean sufriendo por cosas como esas. Yo no le pediré dinero, por ahora estoy genial, no tengo ningún problema. Al menos no uno financiero.
—Bien... sí me serían útiles—admití
Entrecerró los ojos—Yo siempre soy útil, estúpida.
Sonreí y le seguí el juego. En realidad si me lo plantea así en realidad si son de mucha ayuda, ahora todo está conectado con la tecnología por lo que las habilidades de George son simplemente necesarias. En cuanto a Megan, sí que tiene bastantes contactos, los he visto yo misma y todos son gente importante. Desde siempre ha sido una joven empresaria.
Y el dinero es terriblemente necesario.
Ahora con todo esto, no quiero decir que vaya a seguirme metiendo en cosas así de peligrosas pero, ya estoy más dentro que afuera y tengo que estar preparada. Ahora solo quiero descansar un poco, el trabajo ha estado exhaustivo estos dos días y ese proyecto en el que he estado trabajado tanto creo que va a tener una buena racha.
Por algo me lo dieron a mí y ahora debo demostrar que en verdad me gané un lugar ahí por mi trabajo, no por ser la hija de papá que todos creen que soy. Necesito probar que valgo por mis propios méritos y la verdad es que el dinero me ayudará mucho.
Megan me ha dicho que ella y George han tenido unas cuantas peleas porque él cree que no le podrá dar la vida que ella merece y ella no le importa su dinero. Los he visto pelear pero esta vez creo que si está algo complicado porque a George le quitaron la herencia y prácticamente lo borraron del círculo familiar por lo que ha estado algo preocupado y estresado, Megan aún no sabe por qué motivo hizo eso su familia y George no tiene intenciones de decirle.
Intentaré hablar con él, tal vez no quiere decirle porque se enojará. A diferencia de él yo sí sé guardar un secreto y él lo sabe.
Debo ir a ver a mamá por lo que me despedí de Megan y le dejé a Charlotte algo de comer para cuando vuelva de clases. Literalmente soy como su mamá porque la niña ni lavar sus calzones sabe.
—Oye, antes de que me vaya—se detuvo justo en la puerta y me miró—Jace...ha estado insistiendo en saber de ti.
—No es novedad—me encogí de hombros.
—Lo sé pero, ten cuidado, está como obsesionado—evadió mi mirada.
Fruncí el ceño. Mega es muy transparente y llevo con ella bastante tiempo como para saber cuándo miente o me oculta algo.
—Si vas a contar algo es mejor si lo cuentas completo—dije y ella suspiró.
—Es que está como loco preguntándome si sé quién es ese chico—comenzó—Al principio no sabía a quien se refería pero cuando me contaste lo que te hizo y lo que pasó supuse que era él a quien se refería. El punto es que se le ve bastante molesto, si se te llega a acercar mejor vete, ya sabemos de qué es capaz.
Dios, cuando conocí a Jace se me hacía super lindo y dulce, nunca me había puesto una mano encima, solo a veces me reclamaba cosas muy estúpidas pero nunca lo vi tan molesto como lo ha estado este mes. No creí que él fuese igual que...
—Tendré cuidado...
Me regaló una cálida sonrisa y salimos de ahí. Ella se fue a su auto y yo al mío. Manejé un buen rato, tomé la ruta larga para pensar en todo lo que ha estado pasando, en mí, en lo que pasará y básicamente pensar en todo.
Me detuve en un parque a la mitad del camino, solía venir aquí con una amiga hace un par de años. Me senté en una de las bancas a tomar aire, aunque hacía algo de frío, el ambiente así de silencioso me trae algo de tranquilidad. Mi momento de tranquilidad al parecer solo duró unos cuantos minutos.
No puedo creer que mi mala suerte sea tan mala. Es que por qué siempre me pasan todas estas cosas a mí, ¿no hay nadie más en el mundo a quien molestar acaso? ¡Me ha caído mierda de pájaro en la cabeza!
Me levanté de golpe de la banca con una mueca de disgusto y cubrí mi rostro con ambas manos. Grité internamente y después me giré para volver a mi auto pero no podía ser tan sencillo, no señor. Al girarme no vi la raíz del árbol que sobresalía del suelo y me tropecé.
Me voy a tirar a llorar.
Solo a llorar, tirada ya estás.
Escuché una suave risita y levanté la mirada, no me había dado cuenta de que no estaba sola como creí. Recargado en el árbol estaba...si, el chico de los ojos diabólicos. Llevaba una chaqueta con una camiseta negra y unos jeans, totalmente distinto a como lo he visto pero igual que esa noche en la fiesta.
Traía un cigarrillo entre los labios y lo tomó entre sus dedos para expulsar el humo y esas risas burlonas.
—No creí que fueras tan torpe—murmuró
Me levanté del suelo molesta cruzándome de brazos—¿Podrías al menos intentar ser bueno y no burlarte de la chica que se acaba de caer? Gracias.
Puse los ojos en blanco y rebusqué en mis bolsillos por algo para limpiar esa cosa en mi cabello pero no encontré algo útil más que un paquete de chicles. De pronto el chico me entregó un pañuelo de mala gana y lo tomé.
Lo tomo pero me ofende muchísimo.
—Gracias—musité y me pasé el papel por la cabeza.
Cuando creí que ya había terminado de limpiar la mierda de ese estúpido pájaro tiré el papel en la basura y me quedé de pie ahora asegurándome de no quedar debajo del árbol por precaución.
—¿Qué haces por aquí? —intenté sacar conversación.
—¿Tú qué haces por aquí? —preguntó a cambio.
Suspiré—Voy a visitar a alguien—respondí mirándolo, esperando la suya.
Aunque no respondió, solo asintió y le volvió a dar una calada a su cigarrillo antes de tirarlo al piso y aplastarlo. Por alguna razón me le quedé viendo más tiempo de lo que planeé, detallé su rostro y parece tallado por los mismo dioses. Pero lo más raro fue que me perdí en sus manos, o lo que tenía en ellas.
Estaban llenas de anillos, pero no eran anillos comunes, eran algo llamativos. Hay uno en específico que me llamó la atención porque recuerdo haberlo visto antes, en el dedo anular tiene un anillo plateado pero con una gema color escarlata incrustada.
—¿Miras los dedos o los anillos? —su voz me sacó de mis pensamientos y di un respingo.
—Ese anillo... ¿hace cuánto lo tienes? —pregunté señalando el anillo.
—¿Por qué es importante? —preguntó desinteresado.
—Es que creí haberlo visto antes...—murmuré—no importa.
Me miró extraño por unos segundos y después metió sus manos a sus bolsillos he hizo un ademán de irse.
—¿En serio? ¿Ni un adiós? —resoplé—Bonito día...—murmuré
—Blake—me habló justo antes de darme la vuelta y lo miré esperando a que continuara—Un consejo, no te metas en donde no te llaman.
Y se fue, desapareció entre la neblina y los cuervos resonaron volando por el parque a altas horas de la noche... Okay no, muy exagerado. 
Se fue dejándome parada como una estúpida, así que estaba en lo cierto. Tal vez me exhibí demasiado en la fiesta esa. Regresé a mi auto y comencé a manejar, ahora con más cosas en la cabeza.
Un día de estos solo te va a reventar, siempre la tienes llena de ideas macabras.
Oh dios, calla.
Al llegar a casa de mi madre ella me esperaba sentada en el sofá con una taza de café en las manos y un sobre blanco en la mesa de noche frente a ella. Me esperaba una bienvenida o algo por el estilo pero su mirada asustada me alteró un poco.
—¿Mamá? —fruncí el ceño y me acerqué a ella—¿Qué pasa?
—Blake...—no pudo hablar.
Me enseñó el sobre y al abrirlo me quedé perpleja. No me esperaba ver eso ahí, tal vez una nota, algo que me pudiera dar una pista pero lo que venía dentro es malo. 
Dentro del sobre hay una foto mía entrando al banco, es de la semana pasada. La cosa es que ese es un banco algo retirado de aquí, donde mamá tiene sus ahorros, donde se supone no podían saber que estábamos relacionadas.
—Pero...
—No lo sé, Blake—dejó la taza en la mesa y tomó la foto—pero ya no hay tiempo.



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En el texto hay: mafia, romance, acción

Editado: 01.03.2022

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