Dangerous Love

CAPÍTULO XIII

Creí que me llevaría a mi casa, teniendo en cuenta que sabe exactamente donde es, pero no fue así. En el camino, cuando nos detuvimos en un semáforo, hizo una llamada con no sé quién y creo que es hacia esa persona a donde nos dirigimos.
El chico parecía estar en su mundo pues ni siquiera se dignaba a mirarme. No es que quisiera que me mirase, pero un poco menos de indiferencia no haría ningún daño. Pasamos unas calles, la verdad es que no reconozco ninguna de ellas, aunque creo que ya tengo memorizado el camino hasta nuestro destino. 
Sí, efectivamente, el casino. 
Aman mucho este lugar.
Parece su segunda casa o algo así. 
—Uhm... ¿Qué rayos hacemos aquí? —pregunté curiosa. 
—Te dije que necesitabas explicar—pronunció y se bajó del auto. 
Quedé boquiabierta, mirando la ventana y después el asiento trasero donde Char estaba durmiendo. Su rostro exclama terror por todas partes. Me bajé del auto con cuidado y me puse de pie frente a él incrédula. Se encontraba recargado en la puerta del auto, con los brazos cruzados, mirándome. 
Estábamos de la misma estatura debido a que estoy en la acera y el en la calle. Su cara era de mero desinterés mientras que la mía era de "are you ok?" 
—¿Qué? —dijo mientras analizaba mi rostro. 
—¿Qué? —ironicé—Mi hermana está ahí atrás, puede que traumada, y ¿a ti solo te importa que te explique? 
—Tu hermana estará bien. 
—¿Y cómo estás seguro? —protesté—¡No sé qué le hizo ese idiota! Qué tal si le hizo algo... 
—Ella está... 
—¡No lo sabes! —reclamé—Voy a ir a casa y no me importa si debo pedir un taxi. 
Puso los ojos en blanco y suspiró. Se irguió dejando en claro la diferencia de altura. Se asomó por la ventana y vio a Charlotte aún dormida como piedra ahí atrás. 
—¿Por qué reaccionas así? —enarcó una ceja—Ya la viste, hablaste con ella, está bien. ¿La razón de tu paranoia es...? 
—En serio no lo entiendes ¿verdad? —casi bufé incrédula—La acorraló en un baño, estaban solos, estaba indefensa, es un sucio y asqueroso idiota. Perdóname por creer que algo le pasó viviendo en esta maldita sociedad de mierda. 
—¿Crees que le hizo algo? 
—No, idiota—ironicé—¡Es lo que llevo diciendo hace cuarenta segundos! 
—Bien—caminó a la entrada—Ven.
—Pero...
—Ven. Ahora.
Y ahí voy como perro callejero detrás de él, otra vez.
Dignidad, chica.
Ya no hay, no existe. 
Pasó esas cortinas como si nada mientras que a mí me miraron con desconfianza esos guardias, parecen gorilas. Bajamos las escaleras, me di de que no estaba tan lleno como otros días, en uno de los sofás estaban Asher y Louis con unas chicas a sus lados.
Vieron llegar a Aarón y no hicieron nada, pero cuando me vieron detrás de él sus expresiones cambiaron totalmente a confusión. Nos acercamos a donde ellos y se pusieron de pie dejando a un lado a las pobres chicas.
—¿Qué sucede? —preguntó Asher.
Estaba portando ropa más casual, más cómoda, comparado a los trajes que usan diario. En cuanto Louis, también está distinto pero sigue teniendo ese porte indiferente. Aarón se acercó a ellos y les susurró algo.
—¿Qué? —Asher preguntó—¡Esta mujer está loca!
—Ah...estoy aquí ¿recuerdas?
—Shh—me dijo.
Me crucé de brazos, irritada, giré la mirada en otra dirección y vi al chico del bar. Me alejé sigilosamente de ellos y me acerqué al chico de ojos miel, cuando me vio me regaló una gran sonrisa.
—Hola chico del bar—saludé
—Hola—dijo mientras servía un vasito de no sé qué cosa a alguien más—¿Qué te trae por aquí?
—Él—señalé a Aaron.
Ni siquiera se han dado cuenta de que me he alejado, parece que Asher hizo o dijo algo y ahora Aaron está molesto mientras Louis reprime una sonrisa. Puse los ojos en blanco y volví mi atención al chico.
—¿Segura que no son novios? —preguntó curioso.
—No, gracias a dios—suspiré—es muy irritante, ni amigos somos.
—Vaya...—asintió—En realidad no te veo con alguien como él.
—¿A qué te refieres? —ladeé la cabeza.
—Por lo que he visto eres muy amable y guapa—se rascó la nuca—él en cambio es...raro.
Sonreí. Sin duda Aaron es raro.
—Si que lo es.
De pronto sentí un brazo rodearme por la cintura, sentí a alguien pegarse a mi lado y unos dedos apretando suavemente mi cintura. Alcé la mirada, atisbando a Aarón de pie junto a mí, la mirada clavada en el chico frente a mí y una sonrisa de boca cerrada.
—¿Trabajando o socializando, Jones? —preguntó.
El chico no dijo nada, solo apretó la mandíbula y suspiró. Yo sentía unas corrientes navegando por todo mi cuerpo cuando su mano firme en mi cintura dio un apretón. 
—Trabajando.
—Bien—apretó un poco más su agarre—no la molestes ¿quieres?
Asintió.
Me siento bastante incomoda y molesta con esta situación. 
¿Molesta? Sí. ¿Incómoda? No creo, la verdad 
Quité su mano de mí y resoplé. Me alejé en rumbo a la salida pero me detuvo sosteniendo mi brazo, me giró para quedar justo frente a él.
—¿A dónde crees que vas princesa?
—A mi casa—intenté zafarme de su agarre—No puedo creer que hicieras eso.
—¿Hacer qué? —preguntó haciéndose el inocente.
—Ugh—resoplé—tengo que irme.
Sin embargo no me dejó moverme. Me mantuvo quieta y suspiró.
—¿Recuerdas la última vez que estuviste aquí? —preguntó.
—Sí, lo recuerdo. ¿Y?
—El chico de allá—dijo como si fuese una niña de diez años que no entiende nada—te estaba dando una bebida rara, ¿me equivoco?
—No...
—Bueno, tu querido "chico del bar"—imitó mi voz—quería tenerte fácil, una píldora en la bebida y listo—se encogió de hombros.
—¿Qué? —confusa pregunté.
—Vaya que lo hace bien—dijo—ni siquiera te diste cuenta.
—¿Por qué debo creerte? —me puse a la defensiva.
—No sé, me da igual que me creas o no.
Iba a decir algo pero Louis se paró a mi lado mirando a Aarón.
—Listo.
—Genial—sonrió falsamente—comenzaba a fastidiarme.
—Dale, me da igual—Louis extendió su mano esperando algo.
—No te llevarás mi auto—dijo Aarón
—Pero ahí está...
—Pues sácala.
—¿Eh? —murmuré
—Idiota
—Gracias.
Louis puso los ojos en blanco y salió de ahí. Aarón me llevó a donde había una puerta y entramos por ahí, al entrar se disipaba el ruido de la música.
Asher estaba ya ahí dentro con una cerveza en mano, estaba sentado en un sofá, era una oficina. ¿Por qué rayos hay una oficina aquí abajo? No importa, me senté en la silla frente al escritorio mientras ellos dos se acomodaban en el sofá.
—Adelante, princesa.
—¿En serio? —creí que era broma eso de explicar—¿Por qué tan intrigado?
—Ese método de asustar no lo usa cualquiera—comenzó—el sobre con la notita esa es de Jeff Garner.
—¿Y ese quién es?
—Con quien menos querrías meterte—respondió.
Empezando mal.
—No sé quién es...
Pasó su mano por su rostro terminando en la barbilla, recargó sus codos sobre sus rodillas y me miró fijamente.
—No se mete con cualquiera, o hiciste algo o quiere algo.
—¿Y cómo sabes?
—Porque ya me ha hecho unos cuantos favores.
Me quedé pensando. No miento cuando digo que no sé quién es, ese nombre no me suena, ni un rostro se viene a mi mente al escuchar su nombre. Ellos han trabajado con o para él, saben sus métodos, eso los relaciona con algo.
—Puedo ser mentirosa a veces pero juro que no sé quién es—admití—no tengo idea de por qué la trae contra mí.
—Bueno, tendrás que hacer memoria—dijo—hoy me vieron llegar contigo, así que estoy tan dentro como tú.
Espera... ¿qué?
¿Por qué estaría dentro de esto? ¿Megan lo estará? Oh por Dios. Por eso la necesidad de saberlo, no quiere ayudar, solo quiere salvar su culo.
Que ingenua.
Ya me caía bien
—Claro, solo te importas tú mismo.
—Quieras o no ya estamos dentro los dos y no vas a salir sola aunque lo sueñes—básicamente me dijo estúpida.
—Bien. Con tal de que no vuelva a pasar lo de Charlotte, está bien—acepté.
—Ahora, ¿crees estar dispuesta a ensuciarte las manos, princesa? —sonrió maquiavélicamente.
Me quedé en silencio. No quiero ni imaginar qué pasará pero no puedo quedarme solo parada sin hacer nada, no es lo que me ayudará para lo que quiero. Sin embargo no quiero hacer algo mal, no puedo darme el lujo de equivocarme.
No pude hablar, solo asentí con la cabeza.
—¿Qué? —Asher habló—¿Así de fácil aceptas? ¿No vas a crear un drama? ¡Fue más fácil con ella que con Amanda!  ¡Por eso me encantas chica!
Su entusiasmo me sorprendió. Lo miré confundida mientras él se levantaba y se acercaba a envolverme en un abrazo besando mi mejilla.
—La loca de Amanda lloró—otro beso—¡pero tú ni protestaste! ¿Qué más? ¿Vuelas?
—Uh...
—Déjala idiota, te tenías que embriagar como siempre—farfulló Aarón.
—¡No estoy ebrio! —arrastró las palabras—estoy relajado
Sonreí. 
—Ya cierra la boca—ordenó
—Si capitán.
—Bien...debería irme a casa—murmuré.
—¡No! —gritó Asher—quédate conmigo.
—Adiós...—me levanté de la silla y Asher hizo un puchero. 
Se murmuraron algo los dos y yo salí de ahí. Una vez afuera el viento golpeó mi rostro y mandó corrientes por todo mi cuerpo.
Mamá tiene razón, no hay tiempo. Pero no solo podemos hacer eso dejando asuntos sin terminar, mucho menos cuando me están persiguiendo. El rostro de Charlotte se vino a mi mente, su estado y lo asustada que se veía, la preocupación y miedo en el rostro de mamá.
Perdí el proyecto que me iba a dar el dinero que necesitaba, a mi hermana le ha pasado algo horrible por mi culpa, mi madre está preocupada por mí, cuando ella es por quien yo debería preocuparme ahora, Megan y George ahora también están metidos en esto.
Siento como si todo fuese mi culpa, como si algo les llegase a pasar sería mi culpa, estaría en mi todo el peso. Yo pude detener a Megan y George de ayudar, pudieron seguir normal. Mamá podría hacer lo que necesita de no ser por mí y Charlotte está en esto por mi culpa, por lo mucho que la quiero ahora también está en peligro.
Siento que hay algo que aún me atormenta. 
No me di cuenta en qué momento pero mis mejillas estaban húmedas y mis manos cubriendo mi rostro. No quería llorar, no otra vez.
—¿Blake?
Limpié mis mejillas rápidamente y respiré hondo. Me giré y vi a Aarón ahí de pie junto a su auto viéndome confundido.
—¿Mhm?
—¿Nos vamos? —preguntó apuntando al auto.
—¿Me llevarás?
—Es tarde, las calles son peligrosas—se encogió de hombros.
—¿Y Charlotte?
—Seguramente ya en casa—dijo—a no ser que hayan tomado una parada en un motel.
Puse los ojos en blanco y suspiré.
Asentí y me subí a su auto evitando su mirada. Me quedé viendo la ventana, como pasaban los autos y los árboles, el cielo estrellado y la suave lluvia que chocaba contra la ventana. En la radio comenzó una canción que conozco bastante bien gracias a Megan, es de su banda favorita.
En realidad la ha puesto tantas veces que hasta ahora me doy cuenta de que me la sé. La música es como una terapia para algunos, es como si la canción dijera todo eso que no puedes expresar con solo la melodía. Aunque ahora la canción no va con el momento.
En parte sí y en parte no.
Literalmente se llama cry baby, estás llorando, tonta.
Entiende el contexto de la canción primero.
Escuché como el chico la tarareaba, muy bajito, apenas audible. A pesar de estar en silencio no se sentía incómodo o esa tensión que hay entre nosotros, simplemente era relajante.
Comencé a tararearla al igual que él y una mínima sonrisa apareció en su rostro. Sonreí y por primera vez en estos meses que llevo de conocerlo, no me pareció ese chico amargado y distante que me ha mostrado.
Un alto hizo que su mirada conectara con la mía, sus profundos ojos esmeraldas clavados hasta lo más profundo de mi alma, sentí como me faltaba el aire. Su mirada chispeaba, casi como si se hubiese dado cuenta de algo. Simplemente le sonreí y recargué mi cabeza en el respaldo.
Y de repente me golpeó. Me golpeó el pensamiento y la angustia volvió a inundarme entera.
—Aarón...—murmuré.
—¿Mhm?
—¿Te puedo pedir algo? —jugué con la orilla de mi blusa
—Depende—respondió—¿me vas a pedir que entierre a alguien o que te haga un favor?
No sería Aarón sin un comentario fuera de lugar. Aunque en otro instante me hubiese dado risa o molestia ahora no estaba de humor para eso.
—¿Ese tal Jeff es peligroso? —pregunté y no pude evitar el tono angustiado.
—Sin duda, ¿a qué va esto?
—Si algo...—comencé —yo sé que no te agrado, me queda claro...
—Ajá...
—Si algo me llegase a pasar, —pregunté con toda la seriedad del mundo.
Se quedó en silencio unos segundos. Su postura relajada se tensó en segundos y quise no haber preguntado eso.
—No tienes que hacerlo, es solo...
—Ya es grande, Blake.
—Lo sé—admití—también sé que ella se quebrará y con lo de hoy no quiero ni imaginar que algo peor pueda pasarle.
—Ella va a estar bien.
Asentí. Puedo no confiar en él o simplemente no he llegado a poder confiar en él, pero la sinceridad en sus palabras me dice que no está mintiendo. Quiero pensar que estoy cometiendo un error al confiarle esto, no tengo a quién más pedírselo, sé que el no es lo que dice ser así que puede ayudar.
—Ambas lo estarán.
Levanté la mirada y vi la seriedad en sus ojos. Sentí una ola de sensaciones extrañas, no creí que me fuese a añadir en la ecuación.
—Solo dime que lo harás...por favor.
Me miró unos segundos y volvió a desviar su mirada. Me encantaría saber que está pensando justo ahora porque sus reacciones me mantienen en suspenso. Es tan difícil intentar leerlo.
—Está bien.
Charlotte puede tener dieciocho años pero sigue siendo mi hermanita, si algo me pasara a ella le dolería bastante. Le dolería saber todo lo que le he ocultado, todo lo que pudo haber hecho y no hizo, sé que la comerá viva. Necesito tener la seguridad de que ella estará bien, siempre, sin importar que.
Cuando llegué a mi casa, al entrar encontré a Charlotte y a Louis en el sofá. Ella recostada sobre su regazo y el dormido con la cabeza recargada sobre el respaldo del sofá. No quise despertarlos así que solo entré a mi habitación y me acomodé para dormir. 
Cada vez el lío se hace más y más grande.



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En el texto hay: mafia, romance, acción

Editado: 01.03.2022

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