Dangerous Love

CAPÍTULO XIV

Desperté por un ruido, fue un ruido apenas audible pero no he podido dormir muy bien. Me levanté de la cama y salí de mi habitación para encontrarme con Louis escabulléndose del sofá sigilosamente. Entrecerré los ojos y me crucé de brazos mirando su intento de escape.
—¿Qué haces? —pregunté en un susurro.
Dio un respingo al escuchar mi voz y me miró casi asustado. Me siento como mi madre, nunca me cachó con algún chico pero a Charlotte sí... Se siente divertido.
—Eh...—murmuró—tengo cosas que hacer.
—Mhm—asentí con la cabeza—¿no te ibas a despedir? Digo, ayer se veían muy unidos.
—Ah...eh, ya me voy—se levantó y tomó su chaqueta del suelo—Nos vemos Blake.
—Que quede en tu conciencia—le dije
Salió de la casa apresurado y remprimí una risita.
—¿Se ha ido? —escuché la suave voz de Charlotte.
Estaba sentada en el sofá con la misma ropa de ayer y la cara de cansancio implantada. Asentí con la cabeza y ella agachó la suya, me senté a su lado y la rodeé con mi brazo sobre sus hombros.
—¿Cómo te sientes? —pregunté.
—Pues ayer el chico que me gustaba resultó ser un idiota y hoy el chico lindo me ha abandonado—dijo—creo que bastante bien—soltó una risa de ironía.
—Al menos no te ha pasado nada—suspiré—y ese chico lindo también es malo Char.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó curiosa.
—Porque...—no pude continuar la frase—¿Quieres algo en especial para desayunar?
Obviamente sabe que oculto algo pero por alguna razón no protestó, seguramente está demasiado exhausta para crear una discusión. 
—¿Podemos ir por comida china?
—¿Para desayunar?
—Sí, ¿por qué no?
—Bien, un día no hace daño.
Después de arreglarse salimos de la casa, tuvimos que pedir un taxi porque mi auto tenía dos neumáticos pinchados. Cuando llegamos al lugar de la comida china sabía que Megan estaría ahí, sabía que si no le decía que iría por comida china se molestaría después.
—Tardaron bastante—dijo mientras nos señalaba la mesa—yo ya ordené.
—Bastante obvio—dije al ver los platos en la mesa.
—Ahora, quiero detalles, ¿Qué pasó? —se sentó y entrelazó sus manos, esperando.
—¿Eh? —dijo Charlotte mientras se sentaba
—Llevo cuatro años con ustedes, soy como su hermana—comenzó—solo comen comida china cuando están tristes o pasó algo.
—Eso no es verdad—protesté
—Oh vamos, sabes que sí—dijo—¿Me van a dejar esperando?
Resoplé. Megan es genial pero puede llegar a ser muy metiche, no es que no quiera contarle, es simplemente el hecho de que ya está bastante involucrada como para meterla mucho más al fondo.
Le terminé contando solo la parte que sabía Charlotte. No debo decirles que me he metido en la boca del lobo porque sé que intentarán ayudar y yo solo quiero que esto acabe sin herir a nadie. No sé a qué clase de cosas estoy a punto de enfrentarme pero mientras haya menos personas involucradas, en especial las que me importan, mucho mejor.
Después de ese almuerzo tan particular me habría gustado haberlo disfrutado más, porque en el momento en el que llegué a mi casa, Aarón estaba de pie, recargado en la pared como aquella vez, con un cigarrillo posado sobre sus labios.
—Hola princesa—me dijo al verme.
Miró a Charlotte como si fuera una niña de diez años y le sonrió falsamente. Después volvió a mirarme e hizo un gesto hacia su auto.
—¿Por qué no me dijiste que tu novio vendría? —me susurró Char.
—Vuelves a decir que es mi novio y te corro de casa—susurré.
—Dale, que amargada—se burló—los dejo.
Se despidió del chico y entró a la casa. Suspiré, me acerqué al chico, esperando a que dijera eso a lo que vino. Lo he visto más veces de lo que lo vi en dos meses en tan solo dos días y ya comienza a estresarme.
—¿Qué quieres? —pregunté sin tratar de ocultar mi desagrado porqué esté ahí.
—Alguien amaneció de mal humor—dijo mientras tiraba el cigarrillo al suelo—Tenemos que hacer unas cosas.
—Bien—dije—¿y a mi qué?
—Te recuerdo que el problema es tuyo, así que agradece que te ayudo—puso los ojos en blanco.
Resoplé y asentí con la cabeza.
—¿Y qué haremos entonces?
—Primero mueve ese culito y sube al auto.
Sin poder evitarlo sentí mis mejillas arder y mis ojos abrirse como platos ante su descaro. ¿Cómo es que se le hace tan fácil decir cosas así a alguien que odia?
—¿Qué?
—Sube al auto.
Detesto que me dé órdenes como si fuera mi jefe.
De todos modos lo haces así que no te quejes.
Quisiera decir que no pero mentiría.
Estúpida
Bueno, ya que estaba en su auto...
¿Lo ven?, estúpida.
Me senté en el asiento del copiloto, observé por la ventana, es muy incómodo ir en el auto con alguien que simplemente no te cae. Así que es mejor encender la radio y apreciar el paisaje aunque sean carros y pasto muerto.
—¿Hace cuánto que te acosan? —rompió el silencio.
Desperté de mi viaje astral e intenté concentrarme en su pregunta. Creí que había iniciado esa vez que apareció esa nota en mi escritorio pero en realidad creo que fue mucho antes. Hace unos cuantos años sentí que me seguían pero creí que era solo mi imaginación.
—No estoy segura—confesé—creo que hace tiempo pero me di cuenta hasta el día de la nota en mi escritorio.
—Entonces hay alguien infiltrado en la compañía—dijo.
—¿Eh?
—Nadie puede entrar sin el pase.
No continuó, dejó la frase en el aire pero no fue necesario terminarla. Solo necesitabas juntar las piezas, es cuestión de lógica. Si nadie puede entrar o sobornaron a alguien de adentro o es alguien de adentro.
Me quedé pensando durante el camino que no me di cuenta a dónde habíamos ido hasta que llegamos. Era una casa, la cosa es que no sé de quién es la casa o dónde estamos.
—Vamos, debes arreglarte—me dijo antes de bajar del auto.
Nunca me dejaba responder, solo salía del auto azotando la puerta detrás, así que me bajé del auto y vi la casa unos segundos. Es grande pero no tanto, me puse a pensar si sería de él pero algo me decía que no era su estilo pero que se yo.
Tocó el timbre y una mujer con el traje de mucama nos dejó entrar, el pasó de largo y lo seguí. Entramos al salón y con solo ver el adorno de la mesa de café supe de quien era la casa. A veces si tengo buena memoria y esa estatuilla no se olvida tan fácil.
Se escucharon pasos de las escaleras y vi bajar a la chica rubia con ese destello de belleza junto con esa chispa de maldad. Su cabello recogido en una coleta alta y el vestido rojo ajustado a sus curvas, con unas zapatillas altas color escarlata y un maquillaje extravagante.
—¡Llegaste temprano!—dijo con una alegría y los ojos iluminados al ver al chico.
Lo abrazó y a pesar de haber visto tantas facetas de Amanda en verdad se veía como un abrazo real, con cariño de verdad. En cambio él solo se quedó quieto, no se dignó en devolver el abrazo o siquiera saludar.
Pero toda esa alegría se esfumó al ver mi rostro.
Cuanta buena vibra irradias.
Bien, no era necesario hacer tan notorio que no me quieren ahí.
—¿Qué hace ella aquí? —preguntó con desprecio.
—Ella tiene nombre—dije.
Puso los ojos en blanco y miró a Aarón como si hubiese cometido el más grande error de toda su vida. No entiendo qué le he hecho a la chica pero creo que me odia incluso más que él.
—Veo que ya estás lista—cambió el tema—ahora arréglala a ella
Ambas lo miramos confundidas, está loco el tipo pero ahora sí que se le zafaron los cables. 
Tal para cual
Cállate ya, la verdad estresas querida conciencia.
Me amas
Bueno ya, no sé por qué quiere que me arregle, yo me veo y siento muy cómoda así. No creo que haya necesidad de ponerme un vestido súper ajustado. Además ni siquiera sé qué hago yo aquí, es decir, si lo sé pero no sé qué vengo a hacer aquí.
—¿Qué? —preguntó anonada.
—¿No te lavas los oídos o qué?
—¿Por qué debo de arreglarla yo? —preguntó irritada.
—Porque te lo estoy pidiendo.
—Pero...
—Mhm—la interrumpió.
—Yo...
—Mhm—la interrumpió de nuevo.
—¡Bien!—accedió finalmente
Yo solo estaba parada en medio de los dos mirando de un lado a otro como niña pequeña viendo discutir a sus padres. Sin embargo tenía una cara entre confundida y molesta por no saber qué estaba pasando.
—¿Arreglarme para qué? —pregunté y ambos voltearon a verme—digo, si se puede saber.
—Me pides que la arregle y ni siquiera sabe para que—dijo ella—eres increíble Aaron.
—Lo sé.
La chica puso los ojos en blanco y se dio la vuelta en dirección a las escaleras, las subió algo molesta mientras yo me quedé de pie como estúpida.
Eres estúpida
—¿No me piensas explicar? —le pregunté al chico.
Suspiró—Garner es un imbécil pero es listo, no es fácil contactarlo o rastrearlo—comenzó—pero siempre hay quién te lo diga si aplicas algo de...manipulación.
Oh...
No pues nos ha dejado peor que al inicio.
Lo sé, ¿verdad?
—Okay y luego...
—Hay una fiesta hoy—se sentó en el sofá—y ahí hay bastante gente importante... Garner tiene bastantes socios y habrá uno muy importante ahí.
—Oh—dije después de entender—¿Y tengo que ir yo?
—Sí—dijo con una sonrisa—parece que le encantaste.
—¡Vas a subir o no! —gritó Amanda desde el piso de arriba.
—¿Qué...?
—Te hablan.
De mala gana subí a donde menos querría estar ahora. Ahorita desearía estar con Charlotte viendo una película mientras comemos helado en nuestras pijamas, pero no todo se puede en esta vida.
Al subir, vi solo dos habitaciones y un baño, pero un gran espacio como para una sala de TV, solo estaba abierta una habitación por lo que pensé que sería ahí donde me espera esa bruja. Al entrar vi un desastre de cuarto, ropa tirada por todos lados, maquillaje por doquier, tenazas para cabello pero lo más raro fue que había como tres personas más aparte de Amanda.
Uno era un chico y las otras dos eran una chicas que lucían particularmente parecidas. Al entrar, me miraron confundidos, el chico me recorrió de arriba a abajo con una mueca de disgusto, nada discreto.
A ver, no iba arreglada porque ni siquiera sabía que iba a salir de mi hermosa casa. Al menos agradezcan que no estoy en pijama, idiotas. Una sudadera no es mala.
—Es ella—dijo Amanda.
—Anda, sin miedo cariño—me dijo el chico.
Les hizo un gesto a las chicas y se dirigieron a mí, tomando en el camino algunas cosas de las que tenían regadas por todos lados. Me hicieron sentarme en una silla y desataron mi cabello, estaba hecho un lío, por lo que les costó bastante lograr calmarlo.
Cosas que callamos los de pelo de escoba.
Me pusieron un montón de productos en el cabello mientras una chica me mostraba distintos vestidos, todos era bastante cortos, reveladores y de colores muy brillantes, ninguno me llamaba tan siquiera la atención.
Amanda se siente cómoda con su cuerpo o al menos eso es lo que se ve, usa ropa que jamás en la vida me atrevería a usar pero es que se le ve tan genial. Mientras tanto yo siempre estoy cubierta, lo más que he enseñado han sido mis hombros y muslo en ese vestido negro, pero jamás en mi vida había usado algo así.
Toda esta ropa no es para mí, es muy su estilo no el mío...
Nunca es tarde para probar nuevas cosas.
Lo sé...
Me mostró otro más, su expresión ya era de estrés, y cuando vio que no lo negué al instante como con los quince anteriores hizo una expresión de alivio. No era un vestido pero se veía bastante genial, era un mono largo y negro con un cinturón, de escote en forma de "v". 
—Genial—dijo la chica—anda a ponerte este y después te maquillaremos.
Así que fui a ponerme la cosa esa y cuando me vi en el espejo no me desagradó tanto sí que lo acepté. Después me maquillaron, querían ponerme tantas cosas en la cara, ni siquiera recuerdo para qué era cada cosa pero negué más de la mitad. El chico se desesperó tanto por las chicas que vino a hacerme el maquillaje él mismo.
También se estresó porque le decía que no a todo lo que me decía pero creo que al final le ha gustado el resultado. ¡Aleluya!
—Asombrosa—me dijo entregándome un espejo.
Me miré y luzco como un pescado, toda la cara flaca por el cuntur o como se llame. Aunque por otro lado me gustan esas pestañas, resaltan mis bellos ojos.
Que modesta.
Tu eres la que me ha dicho que pruebe nuevas cosas, así que me aguantas.
Llevo aguantándote veintiún años.
Puedes un poco más.
Amanda se puso de pie y vi que con esas zapatillas es mucho más alta de lo que ya era, yo aún no me pongo nada porque estoy debatiendo con ellos, yo quiero mis tenis pero ellos quieren ponerme unas caras zapatillas plateadas.
—¡Debes llevar zapatillas para que luzca el mono!
—¡Pero me canso!
—¡Me da igual!
Amanda agarra mis tenis y me los lanza.
—Ponte los malditos tenis y vámonos—ordenó.
A pesar de su agresividad sonreí triunfalmente. Lo bueno de estresar a las personas es que terminan dándote lo que quieres, no es capricho, es estrategia.
Bajamos las escaleras, ahora no solo estaba Aarón ahí, si no que ahora también estaba Asher quien parecía no querer estar ahí, síntomas de la resaca debo suponer. Primero bajó Amanda y Asher la miró descaradamente, ella simplemente lo ignoró, supongo que ya es costumbre.
Pero cuando yo bajé, todas las miradas estaban en mí, mi cabello me estorbaba por lo que no me percaté de ello hasta estar ya abajo. Intenté quitar los rebeldes mechones que han decidido irse a mi cara en vez de quedarse quietos detrás.
—Wow—dijo Asher anonado.
—¿Qué? —dije, la verdad es que tengo menos ganas ahora que al principio.
—¡Por qué no me dijiste que tenías tremendas curvas! —casi gritó.
Creí que ayer había dicho eso por los hermosos efectos del alcohol pero ya veo que es su forma de ser, demasiado expresivo y franco. Aunque el comentario me dejó confundida, me sentí bastante nerviosa, ellos ya me habían visto en un vestido pero aquel no era demasiado ajustado.
—¿Eh?
—Vámonos—dijo Aarón—Louis dijo que nos encontraría ahí.
—¿Cuál es el plan? —dijo Asher sin dejar de mirarme.
Su mirada era bastante intensa, esos bellos ojos azules suyos son muy encantadores y chispeantes. La manera en que la comisura de sus labios se curveaba ligeramente era bastante provocativa.
Me puse a un lado de Amanda para que dejara de mirarme así.
—¡Dios también tiene un culo de maravilla! —susurró, creyendo que no escucharía pero se distinguió bastante claro.
—Concéntrate—Aarón lo golpeó en la cabeza—Aquí va el plan...
Se puso interesante la cosa...
No sé si es un plan genial o un plan de mierda, creo que ambos.
Lo dices porque estás asustada.
Es bastante probable ese argumento tuyo querida conciencia. 
No me agrada el plan. 
Y estoy malditamente aterrada. 



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En el texto hay: mafia, romance, acción

Editado: 01.03.2022

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