Me acerqué hasta la cama con el albornoz puesto, dándome cuenta de que tenía un mensaje de Calvin en mi teléfono.
«¿Cómo has llegado?».
«He llegado bien y lo peor ya está hecho. Mi familia ya sabe de ti, aunque no le he dicho que el bebé vino por un accidente con el alcohol».
Respondí a su mensaje, dejando luego el teléfono en la mesilla de noche para tumbarme en la cama y relajarme.
Me preguntaba cómo podría contarle a mi abuela la verdad de cómo me quedé embarazada. Sería una locura hacerlo, una completa locura tal y como sucedieron las cosas.
Me incorporé mirando mi dormitorio, echaba de menos el cuarto que tenía en el apartamento de Hian. ¿Cómo se encontraría Hian ahora?
— Daniela. — Glenn me llamó abriendo la puerta de mi dormitorio y se acercó con su nuevo teléfono móvil en la mano. — He buscado las redes sociales de Calvin Áñez.
— ¿Sus redes sociales? — Pregunté. Nunca me había metido en sus perfiles de las redes sociales, ya que Hian lo tenía bloqueado y exigió que yo también lo hiciera. Era otro crío como Carla, los dos parecían hermanos.
— Sí. — Me respondió Glenn, mostrándome en la pantalla de su teléfono el Instagram de Calvin.
— ¿Y es interesante? — Sentí curiosidad, viendo yo misma que su perfil apenas tenía fotografías normales, todo era más acerca de su trabajo. — ¿Seguro que es su Instagram? — Le pregunté y Glenn me miró raro y extrañado.
— ¿Seguro que es el padre de mi futuro sobrino? — Me devolvió la pregunta subiéndose las gafas y sonreí.
— Hian me obligó a bloquearlo. — Confesé y Glenn negó.
— Hian parece un crío.
— Como tu hermana. — Le dije y sonreímos. Le coloqué la mano en la cabeza y le cogí después el teléfono viendo que Calvin tenía historias puestas en Instagram.
— Métete. — Me incitó Glenn y caí fácilmente en la tentación. Eran fotografías meramente de la presentación de los actores de la película que haría, del pianista y la ciega, a excepción de la última, donde Calvin en el gimnasio se la sacó él con su teléfono móvil. Estaba cubierto de arriba a abajo de negro, le gusta ese color. — Gracias. — Me agradeció de pronto Glenn y lo miré.
— ¿Por qué? — Me atreví a preguntarle.
— Por él. — Glenn me tocó el abultado vientre y solo pude sonreír dándole un beso.
— Anda, vete a la cama. — Le ordené y Glenn se levantó.
— Si quieres te dejo el móvil para que mires un poco más. — Se atrevió a burlarse de mí.
— Yo tengo móvil. — Se lo extendí y lo agarró, devolviéndome luego el beso en la cara.
— Buenas noches. — Me deseó y sonreí.
— Buenas noches, amor. — Respondí, viendo como se marchó de mi dormitorio y me acerqué para cerrar la puerta, regresando después a la cama donde tenía preparado mi pijama.
Ya en pijama, me metí en la cama dispuesta a dormir toda la noche de un tirón, pero mi teléfono no debía de estar de acuerdo, ya que sonó cuando iba apagar la luz de la lámpara. Lo cogí viendo que era Calvin el que llamaba.
— ¿Qué hora te crees que es para que llames? — Le bromeé al responder, dejándome caer en el espaldar de la cama.
— Perdona, ni cuenta me he dado de la hora. — Se disculpó y sonreí.
— Era broma. — Fui sincera antes de que me colgara.
— ¿Broma? No tienes ninguna gracia la verdad. — Respondió Calvin.
— Para ti claro que no. — Sonreí colocando mi mano en mi vientre. — ¿Has leído mi mensaje?
— Sí, por eso te llamo. ¿Qué les dirás?
— Nada por el momento. Quiero estar relajada.
— Dile que estamos comprometidos. — Sugirió, pareciéndome de inmediato una mala idea.
— No quiero mentirles. — Dije dando un largo suspiro.
— Ya lo estás haciendo.
— Oh, gracias por el consuelo. — Gruñí. Calvin se rió y me sentó mal, bueno, no mal del todo.
— Solo será hasta que nazca el bebé. Me ayudaría a mi también con mis padres. — Comentó después.
— Lo pensaré. — Respondí queriendo dar la conversación por terminada. — ¿Cuéntame cómo te ha ido en el rodaje de la película? — Me interesé echando de menos el trabajo.
— Ahora acabo de salir del rodaje. Descanso unas horas y vuelvo a seguir rodando.
— ¿Y estás contento? — Lo entrevisté como si fuese una periodista.
— Sí. — Calvin tomó una pausa antes de responder. — Me siento cómodo con todos.
— Hian no está, es normal. — Me burlé de él.
— Vaya, haciendo gracias. — Se molestó y sonreí.
— Es el bebé. Te echa de menos. — Contesté queriendo que se sintiera bien.
— Yo también a él o ella. — Respondió Calvin y escuché al otro lado del teléfono una voz femenina llamándolo. — Daniela tengo que colgar, iremos a cenar todo el elenco.
— Está bien, nos hablamos luego. Buenas noches.
— Buenas noches a los dos, cuídalo. — Me pidió y colgó antes de mi respuesta.
Sonreí contenta por él, todo lo bueno para él sería bueno para mi bebé, así de simple.
En la casa de mi tío Ernesto miraba una fotografía de mis padres, se les veían tan felices, al mirarlos no podía evitar sentirme culpable por haberme quedado embarazada sin ni siquiera casarme.
— Te pareces a tu madre. — Me habló mi tío Ernesto, dándome un vaso con agua tibia.
— No creo que ella se hubiera quedado embarazada antes de casarse. — Respondí y mi tío sonrió.
— Daniela, eran y son otros tiempos. — Escuché a Manoli, la esposa de mi tío.