Miraba a Calvin que comprobaba los planos de la cuna que montaríamos los dos, podíamos escuchar a Carla en su dormitorio preparando su equipaje.
- ¿Sabrás hacerlo?. - Le pregunté recogiendo mi cabello en una cola.
- Claro que sabré. - Contestó acercando tanto los planos a su rostro que se los iba a comer, no se porque no se pone las gafas a no tener las lentillas. - Solo espera un momento. - Me levanté caminando para la cómoda y agarrando las gafas del famoso.
- Ponte las gafas. - Le ordené una vez que me volví a sentar en el suelo. Calvin de mala ganas las agarró de mis manos.
- Pronto tendré mis lentillas. - Me dijo poniendo después hocico.
- Hasta que eso ocurra ponte las gafas. - Inquerí pensando en la cuna, no quiero que nuestro hijo se caiga nada más ponerlo en ella. Me acerqué mirando los planos a su lado.
- ¿Y como me quedan?. - Me preguntó mirándome. Se las toqué sonriendo.
- Todo guay. - Lo alejé y Calvin asintió.
- Entonces me las dejaré puestas. - Miró de nuevo los planos y pensé en lo que ocurrió hace unos días, Calvin se me confesó que le gustaba. Escuchamos a Carla quejarse y a mi abuela regañándola.
- Al final tendré que ir yo. - Dije sin ganas y me iba a levantar, pero Calvin agarró mi mano.
- Déjala, no te metas. - Me comentó y lo miré. - La abuela tampoco debería meterse. - Dijo luego pensativo. Le quise agarrar los planos pero Calvin no me dejó.
- Calvin. - Le llamé la atención y él colocó una media mueca en su boca.
- ¿Si te lo doy que gano?. - Me preguntó dándose con el dedo en la barbilla.
- Te ganas mi respeto. - Contesté y el negó dándome la espalda.
- Eso no me gusta. - Masculló y acercándome extendí mi mano intentando agarrar los planos, Calvin no me dejaba.
- No sois niños dejarlo ya. - Nos habló mi abuela que entró en el dormitorio. - Cariño, por que no hablas con tu hermana. - Me pidió preocupada.
- Ahora voy, abuela. - La calmé viendo que Calvin agarraba mi mano para que no me levantara.
- Gracias, cariño. - Expresó marchándose luego.
- Calvin, tengo que ir. - Le dije al no querer soltar mi mano. Él me miró dándome los planos y me quedé sorprendida.
- Iré yo hablar con ella.
- Oyee. - Dije viendo que se iba. - No me la maltrates.
- Ahora nos llevamos bien, calma, gorda. - Se dirigió a mi colocando una sonrisa en su hermoso rostro que tanto odiaba. Cuando sonó mi teléfono móvil que se encontraba en mi tocador, me levanté dejando los planos en el suelo.
- A sido una sorpresa que me llamaras. - Le hablé a Hian saliendo afuera de casa, no quería que Calvin se enterara.
- Ya que tú no me llamas tendré que hacerlo yo. - Me habló con un tono molesto. - Me han informado de que el estúpido de Calvin está en tu casa.
- ¿Y quien te a informado?. - Le pregunté acercándome hasta las escaleras.
- La persona que ahora es mi esposa. - Confesó y me senté en las escaleras. Alejandra y Calvin se llevaban bien, pero de ahí que Calvin le contara a la persona que creía que le gustaba, que se vendría a mi ciudad natal.
- ¿Y como estáis los dos?. - Le pregunté queriendo dejar a un lado lo de Calvin.
- Me a sorprendido una vez estando los dos casados. - Escucharlo decir eso me dolió.
- Eso es estupendo, Hian. - Respondí agarrándome a la falda del vestido. - Alejandra es una chica preciosa.
- Para mi lo eres tú. - Me soltó Hian y sonreí cortada.
- Hian... - Dije y me quitaron el móvil de las manos. - Calvin. - Le dije mirándolo.
- No nos molestes. - Le ladró Calvin a Hian colgándole después.
- ¿Pero que haces?. - Le pregunté levantándome y Calvin tan solo me miró, su rostro se tornaba triste. - Calvin no puedes arrebatarme el móvil de las manos.
- También dije lo que sentía. - Me reclamó negando.
- Nosotros no somos pareja. - Le hablé y él sonrió con desdén.
- Soy más de lo que Hian será alguna vez en tu vida. - Me escupió y me agarré las manos para no golpearlo.
- No hagas que me arrepienta. - Contesté mirándolo desafiante y quitándole mi teléfono móvil de las manos. Calvin se me quedó mirando y después caminó para dentro de casa, para cojones, los míos.
Mi abuela me sirvió unos de sus zumos y se sentó conmigo a la mesa de la cocina, con otro zumo.
- No discutas con tu esposo. - Me pidió mi abuela. Si ella supiera que en verdad no éramos nada, solo un famoso y una asistente que cometieron el error de acostarse una noche, por el único hecho de que las personas que les gustaban salieron juntos. Ahora esas personas están casadas y nosotros embarazados.
- Abuela. - Dije y ella me agarró las manos.
- Calvin te consiente en todo. - Habló mi abuela que después me dijo. - Es un estupendo esposo y te hace sonreír.
- Yo también lo consiento a él. - Comenté seria. - Le permito incluso que invadan mi casa.
- Niña tonta. - Me insultó mi abuela. - Ese chico te quiere de verdad. Aún espera a que le digas cuando estás preparada para ir a su pueblo. - Se levantó luego caminando para el horno. - Las vacaciones de Calvin terminan pronto y aún no a visto a sus padres.
- Yo estaba esperando a que él me dijera de ir. - Le informé a mi abuela y ella miró lo que tenía en el horno.
- Los dos hacéis una linda pareja. No peleen más y daros prisa en viajar hasta el pueblo. - Me indicó mi abuela que realmente apoyaba mi falso matrimonio con Calvin, si ella supiera. Suspiré mirando el zumo entre mis manos.